Comienza el juicio contra el hombre que intent¨® asesinar al presidente Ronald Reagan
El proceso abierto ayer en Washington contra John Hinckley, quien intent¨® asesinar al presidente Ronald Reagan el d¨ªa 30 de marzo de1980, girar¨¢ en torno a las tesis de la acusaci¨®n de que Hinckley cuenta con una salud mental completamente normal, mientras los cuatro abogados de la defensa sostendr¨¢n todo lo contrario. El juicio de Hinckley coincide con el comienzo de una serie de audiencias p¨²blicas en Soledad (California) destinadas a determinar si, gracias a su buena conducta, Sirhan B. Sirhan, condenado a muerte por el asesinato del senador Robert Kennedy, podr¨ªa ser liberado en oto?o de 1983.
Rodeado de extraordinarias medidas de seguridad, con detectores de metales, c¨¢maras de televisi¨®n identificaciones fotogr¨¢ficas, el proceso de John Hinckley comenz¨® con la selecci¨®n, entre unos trescientos candidatos, de los doce miembros del jurado que preside el juez Barrington Parker.John Hinckley fue trasladado de su celda militar de Fort Mayer a una celda superprotegida en el s¨®tano del edificio federal. Con sus libros y su guitarra esperaba el inicio del juicio.
Sea declarado culpable o inocente, lo que ocurrir¨ªa si prevalecen los argumentos de la defensa de considerarlo perturbado mental, Hinckley no corre peligro de ser condenado a muerte. En cualquier caso, es muy probable que sea internado en un hospital psiqui¨¢trico.
Hinckley, de 26 a?os de edad, estudiante e hijo de una acomodada familia con negocios en el sector del petr¨®leo, reconoce que dispar¨® seis balas de su pistola, de calibre 22, contra el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, atentado en el que tambi¨¦n resultaron heridos el secretario de Prensa de la Casa Blanca, James Brady, un agente del servicio secreto y un polic¨ªa. Todo fue captado con detalle por las c¨¢maras de televisi¨®n y fot¨®grafos en la puerta del hotel Washington Hilton, a las tres de la tarde del d¨ªa 30 de marzo de 1980.
La personalidad de Hinckley, que se inscribi¨® en el partido nazi norteamericano y fue detenido por la polic¨ªa por transportar tres pistolas en el aeropuerto de Nashville, el mismo d¨ªa en que el entonces presidente Jimmy Carter estaba en la ciudad, da argumentos al fiscal para considerar sus antecedentes de persona socialmente peligrosa. La defensa, por el contrario, argumenta que las razones de Hinckley para atentar contra Reagan son dignas de una personalidad con, cuando menos, lapsus de perturbaciones mentales.
Impresionado por la actriz Jodie Foster, por el papel de joven prostituta interpretado en el filme Taxi driver, John Hinckley escribi¨® su pasi¨®n y amor por la joven estudiante y actriz, declar¨¢ndole que estaba dispuesto a realizar un acto importante para demostrarle su amor. Ni m¨¢s ni menos que liquidar al presidente de Estados Unidos.
Las televisiones norteamericanas han intentado conseguir el derecho a divulgar el testimonio recogido en v¨ªdeo de la actriz Jodie Foster. Pero, alegando los perjuicios que pod¨ªa representar tal publicidad, Foster logr¨® que las declaraciones sean consideradas parte secreta del sumario. El propio presidente Ronald Reagan podr¨ªa ser llamado a declarar, o a enviar su testimonio en v¨ªdeo, en este espectacular proceso digno de un filme de Hollywood.
De las cuatro v¨ªctimas de las balas de Hinckley, todas se recuperaron. El m¨¢s grave, el jefe de Prensa de la Casa Blanca, Brady, no pudo reanudar su actividad normal.
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