El abogado del comandante Cortina niega cualquier relaci¨®n de su cliente con el intento de golpe de Estado
En la sesi¨®n de la ma?ana de ayer del juicio por los hechos del 23-F termin¨® la defensa del comandante del CESID Jos¨¦ Luis Cortina, a cargo del abogado Rogelio Garc¨ªa Villalonga. Este neg¨® cualquier relaci¨®n de su defendido con el intento de golpe de Estado, y dijo que son falsos los hechos que se le imputan en ese sentido, para terminar pidiendo la libre absoluci¨®n de sus defendidos. Entre otros testimonios contra su cliente que consider¨® falsos se?al¨® el del sargento Rando Parra -tambi¨¦n del CESID- contra quien pidi¨® acci¨®n judicial por mala fe. Despu¨¦s se realizaron las defensas del capit¨¢n Acera y el teniente Alonso Hernaiz, de la Guardia Civil, y la del capit¨¢n Juan Batista, de la Acorazada, acusado de ocupar la emisora La Voz de Madrid, si bien su ahogado sostuvo que s¨®lo fue a informarse.
De esta sesi¨®n estuvieron ausentes los procesados general Torres Rojas, el teniente coronel Tejero y los capitanes Dusmet y Alvarez Arenas, as¨ª como el civil Juan Garc¨ªa Carr¨¦s. El letrado Garc¨ªa Villalonga, que hab¨ªa comenzado su informe el d¨ªa anterior, prosigui¨® su argumentaci¨®n para negar que Cortina participase en varias reuniones preparatorias del golpe.Refiri¨¦ndose a la del d¨ªa 21, en una oficina de la calle Pintor Juan Gris, en la que estuvieron el general Armada y el teniente coronel Tejero, seg¨²n el testimonio de ¨¦ste, Villalonga advirti¨® que el propio Tejero en ning¨²n momento de su declaraci¨®n dice que estuviera Cortina, y neg¨® tambi¨¦n que ¨¦ste hubiera acudido previamente a la cafeter¨ªa del hotel Cuzco, donde se habr¨ªa encontrado con Tejero para llevarle al lugar de la cita.
Tambi¨¦n consider¨® extra?o el defensor las afirmaciones de Tejero en el sentido de que Armada iba muy elegante, con un traje gris, ya que el general no se distingue por su elegancia vestido de civil; el que en la oficina se estuviese trabajando, siendo s¨¢bado, a las nueve de la noche, y el que en esa reuni¨®n se fijase la fecha del asalto, puesto que ¨¦sta hab¨ªa sido fijada ya antes. Finalmente, Villalonga afirm¨® que a esa hora del d¨ªa 21 Cortina estaba a cincuenta kil¨®metros de Madrid, en El Escorial, con sus padres.
Sobre los apoyos t¨¦cnicos del CESID -veh¨ªculos y radiotel¨¦fonos-, el abogado dijo que esto no aparece hasta la cuarta declaraci¨®n de Tejero. El coche que presuntamente gui¨® a los autobuses de la Guardia Civil hacia el Congreso, por el Paseo de las Delicias, no fue visto por ning¨²n ocupante de esos autobuses. Seg¨²n el letrado, aquel d¨ªa el capit¨¢n del CESID Almenta hab¨ªa encargado un servicio a los cabos Monge y Moya. El primero de ¨¦stos se encontraba con su coche cumpliendo el servicio en la Plaza de la Beata Mar¨ªa Ana de Jes¨²s, cuando oy¨® por la radio lo sucedido y se dirigi¨® al Congreso (en este caso habr¨ªa seguido la misma ruta que los autobuses que proven¨ªan de Valdemoro).
Monge fue despu¨¦s al CESID, donde coment¨® lo que hab¨ªa visto. Esto es, seg¨²n el abogado, lo que hizo que el capit¨¢n Rubio, sin darse cuenta de que se trataba del relato de Monge, declarase que en la unidad se hab¨ªa hablado algo del 23-F. Villalonga a?adi¨® que el sargento Rando Parra -afecto a Cortina- false¨® su declaraci¨®n y actu¨® como "resentido", y neg¨® en este sentido que Cortina hiciera el d¨ªa 24 comentarios jocosos sobre la actitud de los diputados. Por todo ello, pidi¨® al tribunal que se deduzca testimonio de la declaraci¨®n de Rando Parra, para proceder judicialmente contra ¨¦l.
Dijo despu¨¦s que si Cortina hubiera intervenido en la operaci¨®n del 23-F, la realizaci¨®n de ¨¦sta no hubiera sido tan deficiente, y no habr¨ªa habido que mirar las direcciones de las emisoras de radio madrile?as en la gu¨ªa telef¨®nica. En cuanto a que Cortina fuera enlace de Armada con los que preparaban la operaci¨®n, record¨® que Milans testimoni¨® que ninguno de los enlaces est¨¢ procesado, por lo que Cortina no lo ser¨ªa.
Finalmente, neg¨® tambi¨¦n que el hermano de su cliente haya estado vinculado a Alianza Popular ni haya tenido relaci¨®n con el capit¨¢n Gil S¨¢nchez Valiente, y agreg¨® que de todas formas nada de esto tiene que ver con el 23-F. Termin¨® pidiendo la libre absoluci¨®n de su defendido.
Acera se limit¨® a cumplir su deber
A las 11.30 horas, el presidente dio la palabra al letrado Dimas Sanz L¨®pez, defensor del capit¨¢n Francisco Acera y el teniente Jes¨²s Alonso Hernaiz, ambos de la Guardia Civil. Sanz L¨®pez comenz¨® con un pre¨¢mbulo en el que calific¨® la conducta del Rey de di¨¢fana y congruente con su discurso de proclamaci¨®n, e hizo suyas unas frases del periodista Augusto Ass¨ªa que criticaba tanto a quienes atacan a don Juan Carlos como a quienes se ponen alegremente adefenderle de unas acusaciones esp¨²reas.
Tambi¨¦n dijo que nadie tiene e poder y el derecho para hacer justicia fuera de la ley, que los partidos pol¨ªticos son, entre otros, la causa de la enfermedad que padece la sociedad pluralista, y que la falta de opini¨®n p¨²blica es el peor insulto para un pueblo, aunque en ocasiones la opini¨®n comete errores. Afirm¨® despu¨¦s que los guardias civiles no pretend¨ªan alzarse en armas contra la naci¨®n. Cinco minutos antes del mediod¨ªa, el presidente suspendi¨® la sesi¨®n por veinte minutos.
Reanudada la vista, el abogado se centr¨® en la defensa de sus clientes, haciendo extensivas al teniene Alonso sus consideraciones sobre el capit¨¢n Acera. Dijo de ¨¦ste que actu¨® sin voluntad de delinquir, ya que no hizo m¨¢s que subir a los autobuses sin saber d¨®nde iba, porque un amigo le hab¨ªa convencido de que participase en la operaci¨®n. Cre¨ªa que cumpl¨ªa un deber bajo el mando de Tejero, y se le hab¨ªan invocado para ello los nombres de prestigiosos generales.
El letrado neg¨® que Acera ordenara a los guardias subir a los autobuses, como afirma el fiscal. El capit¨¢n lleg¨® junto a la plaza de las Cortes a las 18.30 horas, cuando ya se hab¨ªa consumado la ocupaci¨®n, y durante la noche oy¨® decir que el Rey hab¨ªa dado un mensaje, pero no pudo conocer su contenido completo, ni siquiera cuando sali¨® al hotel Palace para informarse.
Ni Acera ni Alonso incurrieron en suma, en irresponsabilidad, porque creyeron que su obligaci¨®n era seguir las ¨®rdenes de Tejero, a pesar de que supon¨ªa la retenci¨®n de los diputados en el Congreso Alonso, particularmente, segu¨ªa las ¨®rdenes de su jefe, que era el capit¨¢n Mu?ecas. En virtud de ello, el letrado pidi¨® la libre absoluci¨®n de sus defendidos, y agreg¨® que al tribunal le incumbe valorar la importancia del pacto de capitulaci¨®n, por el que se exim¨ªa de responsabilidad de tenientes para abajo.
Batista fue a buscar informaci¨®n
En la ¨²ltima parte de la sesi¨®n intervino el abogado Jos¨¦ Zugasti defensor del capit¨¢n de la Divisi¨®n Acorazada Juan Batista, acusado de ocupar en la noche del 23-F la emisora de radio La Voz de Madrid. Despu¨¦s de proclamar su fe ciega en la justicia espa?ola, tambi¨¦n en nombre de su defendido dijo que la primera vez que ¨¦ste acudi¨® a la emisora cumpl¨ªa ¨®rdenes, y en la segunda -hecho por el que se le proces¨®- s¨®lo trataba de recabar informaci¨®n y facilitarla a la divisi¨®n, porque la situaci¨®n era confusa hasta que habl¨® el Rey.
En todo caso, su actitud debiera ser considerada como desobediencia, si bien actuaba, aunque a iniciativa propia, con el permiso de su jefe natural, que era el coronel San Mart¨ªn. Adem¨¢s, no se dieron en los hechos las circunstancias necesarias para ser considerados como ocupaci¨®n de la emisora, porque Batista no la dirigi¨®, ni cambi¨® la programaci¨®n, ni se hizo obedecer. A las dos de la tarde, y dado que el letrado todav¨ªa ten¨ªa previsto intervenir unos tres cuartos de hora, el presidente levant¨® la sesi¨®n hasta las cuatro.
En la sesi¨®n de la tarde -a la que faltaron seis procesados y numerosos invitados, periodistas y observadores- continu¨® su informe el abogado Zugasti, quien destac¨® que de todos los empleados de La Voz de Madrid s¨®lo Miguel Angel Ruiz Butr¨®n, responsable entonces del medio, testific¨® contra el capit¨¢n Batista, y hay tres declaraciones contrarias a la suya, que le descalifican. "Ese testimonio", agreg¨®, "refleja los temores y miedos de un se?or ante la presencia de un oficial del Ej¨¦rcito; temores y miedos que ¨¦l sabr¨¢ por qu¨¦ los sinti¨®".
Antes de pedir la libre absoluci¨®n de su cliente, el abogado le describi¨® como hombre de grandes inquietudes, propiciador de un gran movimiento cultural en el seno de las Fuerzas Armadas y "un lujo para el Ej¨¦rcito", y advirti¨® que si se le condena "la luminosa y brillante franja azul que lucen los hombres de Estado Mayor saltar¨¢ por los aires y se convertir¨¢ en un trapo, en un gui?apo".
Intranquilidad en la Guardia Civil
Poco antes de las cinco de la tarde comenz¨® el capit¨¢n Miguel Caballero Montes, ¨²ltimo en intervenir ayer, la defensa del capit¨¢n de la Guardia Civil Juan P¨¦rez de la Lastra. Caballero se disculp¨® en primer lugar por carecer de la formaci¨®n jur¨ªdica de los letrados que le hab¨ªan precedido en el uso de la palabra, y dijo que los sucesos del 23 y 24 de febrero hay que enmarcarlos en la situaci¨®n que Espa?a viv¨ªa entonces, una situaci¨®n que provocaba intranquilidad en las filas del Ej¨¦rcito, por las posibilidades de desmilitarizaci¨®n de la Guardia Civil, por los continuos ultrajes a la ba:ndera y por el peligro que corr¨ªa la sagrada unidad de la patria.
El capit¨¢n Caballero agreg¨® que era mayor la intranquilidad en la Guardia Civil, que era atacada no s¨®lo por el terrorismo, sino tambi¨¦n por quienes desconociendo la realidad de ese cuerpo y lo que sucede en numerosos pa¨ªses civilizados ped¨ªan su desmilitarizaci¨®n, cuando, con seguridad, a la Guardia Civil le quedan todav¨ªa numerosos y grandes servicios que prestar a Espa?a. Al mismo tiempo, la unidad de Espa?a era cuestionada, y pese a llevar en vigor la Constituci¨®n ya unos meses, el Estado no se hab¨ªa articulado y se ignoraba si a Espa?a se la consideraba o no una naci¨®n.
El defensor dijo tambi¨¦n que por aqu¨¦l entonces comenz¨® a hablarse de la posibilidad de un Gobierno presidido por un militar, posibilidad que incluso lleg¨® a expresarla a un grupo de periodistas el presidente Su¨¢rez, durante uno de sus viajes por Latinoamerica, y se coment¨® el nombre del general Armada, lleg¨¢ndose a hablar en Catalu?a de que el Gobierno lo presidir¨ªa ¨¦l.
Sobre la conducta de su defendido, afirm¨® que se ajusta a lo dispuesto en la Constituci¨®n, en las Reales Ordenanzas y en el reglamento de la Guardia Civil, pues se le invoc¨® el nombre del Rey, jefe supremo de las Fuerzas Armadas, y ¨¦l no ten¨ªa oportunidad de confirmar esta invocaci¨®n. El defensor advirti¨® que se trataba de un caso de obediencia, y que si el Ej¨¦rcito no se cimenta en ella, sino en moldes democr¨¢ticos, se convertir¨ªa en cualquier cosa menos en Ej¨¦rcito. Finalmente, pidi¨® la libre absoluci¨®n.
A las 17.50 horas el presidente del tribunal levant¨® la sesi¨®n, hasta el pr¨®ximo lunes a las diez de la ma?ana. Hoy, viernes, no se celebrar¨¢ juicio, ya que el Consejo Supremo de Justicia Militar se reunir¨¢ para despachar asuntos pendientes.
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