La triste historia de un amor de verano
ALBERTO VALVERDELos hist¨®ricos acuerdos entre ENASA e International Harvester han durado apenas a?o y medio. El tiempo suficiente para que una multinacional de casi un bill¨®n de pesetas de ventas anuales se vaya a pique
A?o y medio despu¨¦s de su firma, el hist¨®rico acuerdo por el que la multinacional norteamericana International Harvester entraba a participar en el capital de ENASA, con un 35% de las acciones hace aguas por todas las partes Hundida financieramente la multinacional, debido fundamentalmente a serios problemas de gesti¨®n y errores de bulto sobre la evoluci¨®n del sector de automoci¨®n pesada en el mundo, el socio mayoritario de la Empresa Nacional de Autocamiones, el Instituto Nacional de Industria (INI), ha reconocido p¨²blicamente la inviabilidad del mismo y su intenci¨®n de cancelarlo en el plazo m¨¢s breve posible.Seg¨²n la versi¨®n filtrada a la prensa, el INI est¨¢ convencido ahora -seis meses despu¨¦s que se supiera en Estados Unidos que IH camina hacia la quiebra y liquidaci¨®n- que s¨®lo la denuncia de lo acuerdos puede corregir el error inicial de vincularse a una sociedad que, ya en 1977, estaba afectada por fuertes desequilibrios en su estructura financiera y "tocada de ala" (seg¨²n una informaci¨®n del pasado mi¨¦rcoles, aparecida en el Wall Street Journal) dado su fuerte endeudamiento y sus altos costes operativos.
Despu¨¦s de negar durante meses la dif¨ªcil situaci¨®n de IH, ignorando incluso las se?ales de alerta que la comunidad financiera estadounidense dej¨® filtrar en los dos ¨²ltimos a?os sobre la firma de Chicago, los directivos del INI tratan ahora de recuperar una gesti¨®n que entregaron a IH al precio simb¨®lico de una peseta por acci¨®n y que, seg¨²n denuncia de UGT, est¨¢ costando nueve millones de pesetas mensuales al erario p¨²blico espa?ol s¨®lo en los treinta sueldos que ENASA paga a los t¨¦cnicos y directivos norteamericanos.
El despido de McCardell
El inesperado y tard¨ªo descubrimiento por el INI de la desesperada situaci¨®n de IH se ha materializado despu¨¦s que el consorcio de 225 bancos que exigen m¨¢s de 4.500 millones de d¨®lares en cr¨¦ditos vencidos a Harvester, haya decidido sustituir en la c¨²pula de la sociedad a Archie McCardell, el verdadero art¨ªfice de la situaci¨®n actual de IH. Los bancos acreedores de Harvester -entre los que se encuentran dos espa?oles, por lo menos- hab¨ªan dado un plazo. de seis meses a la empresa para que enmendara su posici¨®n y, al llegar a la conclusi¨®n de que eso puede ser imposible, han decidido poner en la presidencia y direcci¨®n de la sociedad a hombres m¨¢s afectos a la defensa de sus intereses, como Louis Menk y William Carnes. Hay quien sospecha que el objetivo de estos hombres es negociar una favorable liquidaci¨®n de la sociedad.
La s¨²bita prisa del INI para romper sus lazos con IH quiz¨¢ tenga su explicaci¨®n, seg¨²n medios pr¨®ximos a los que intervinieron en el acuerdo inicial entre las dos empresas en el propio acuerdo y en la intervenci¨®n direct¨ªsima de Archie McCardell, en el mismo. El dimitido presidente de IH, amigo personal de alguno de los negociadores espa?oles del contrato, no s¨®lo era directo responsable de aquella iniciativa sino que se hab¨ªa convertido en el principal abogado del futuro de la joint venture ENASA-Harvester. En los ¨²ltimos meses, aseguran fuentes del INI, McCardell no s¨®lo ha estado toreando a los bancos acreedores sino que, pese "a la incredulidad de los socios espa?oles", hab¨ªa asegurado que el futuro de ENASA-IH no se ver¨ªa afectado por los males de la casa matriz.
Por eso, la confirmaci¨®n, m¨¢s o menos p¨²blica, de que IH est¨¢ en fase de liquidaci¨®n y venta de sus mayores activos, junto a la forzada dimisi¨®n de Archie McCardell, ha sorprendido a los socios espa?oles que, como "medida de precauci¨®n", pudieron llegar a unos acuerdos con el ahora ex-presidente de IH tan s¨®lo ocho d¨ªas antes de su salida de la firma. Este acuerdo, apuntan fuentes del INI, persigue garantizar a ENASA "el ahorro de muchos gastos derivados de la cancelaci¨®n de los acuerdos del a?o ochenta".
Pero esta versi¨®n, aunque no hay raz¨®n alguna para dudar de ella, contradice la actitud mostrada por ENASA a lo largo de los seis pasados meses, cuando la tesis oficial del conflicto era muy distinta. Por de pronto existe ahora la impresi¨®n de que lo que se intenta presentar como iniciativa propia fue algo que el propio McCardell, quiz¨¢ a t¨ªtulo individual, pero muy claramente, dej¨® entrever a algunos directivos del INI a finales del pasado verano. El mensaje del ahora ex-presidente de IH era tan meridiano como la carta que Carlos Bustelo, presidente del INI y durante alg¨²n tiempo vinculado a la firma norteamericana, recibi¨® en diciembre pasado: IH, por mandato de sus acreedores , deb¨ªa concentrar sus esfuerzos en aquellas operaciones que dieran dinero inmediato y deb¨ªa abandonar aquellas que supon¨ªan una m¨ªnima inversi¨®n.
El principio de la ruptura
Para medios bancarios relacionados con el asunto, el principio de la ruptura entre ENASA e IH se remonta a finales del verano del pasado a?o, es decir, apenas nueve meses despu¨¦s de la firma del acuerdo, el 29 de septiembre de 1981. Carlos Bustelo y Carlos Espinosa de los Monteros, vicepresidente del Instituto y ex-consejero comercial espa?ol en Chicago, viajaron a Estados Unidos a finales del verano y recibieron la primera constataci¨®n de los males irremediales de IH y de la pol¨ªtica de shock aplicada en la sociedad. A partir de entonces, el INI decidi¨® inclumplir algunos de los aspectos del contrato, que la hac¨ªan responsable de la n¨®mina de todos los t¨¦cnicos de IH que gestionaban la empresa espa?ola.
Una t¨¢ctica empresarial
Pese a este aviso inicial, prosiguen las fuentes del INI, la constataci¨®n del incumplimiento de los acuerdos por IH no se tuvo, de manera oficial, hasta primeros de diciembre de 1981, cuando el consejero delegado de IH, Warren J. Hayford, visit¨® Madrid y comunic¨® formalmente la decisi¨®n de Chicago de incumplir el contrato. A partir de entonces, reconocen fuentes del INI, se cometi¨® quiz¨¢ la equivocaci¨®n de ocultar este hecho y de comunicarlo, gradualmente, a la opini¨®n p¨²blica. As¨ª se explica que, en una primera fase, ENASA anunciase la suspensi¨®n, por un a?o, de los planes de inversi¨®n del grupo EIMSA (IH, 65%; INI, 35%) en la planta de motores de Torrej¨®n de Ardoz; despu¨¦s, la interrupci¨®n indefinida de cualquier inversi¨®n y, finalmente, la llegada a un acuerdo en principio para denunciar los acuerdos del ochenta.
Lo que en fuentes solventes del INI se presenta como una t¨¢ctica empresarial ("quiz¨¢ equivocada, pero una t¨¢ctica") en medios bancarios pr¨®ximos al problema se califica como un esfuerzo protector de los posibles errores cometidos en el pasado, es decir en la entrega de ENASA a una firma que, aunque con un historial irreprochable, presentara s¨ªntomas de debilidad preocupantes en aquellas fechas. En este sentido, el hecho de que Harvester, por indicaci¨®n de los bancos acreedores, iniciara una clara pol¨ªtica de desinversi¨®n en todo el mundo, con ventas de sus activos m¨¢s atrayentes, era raz¨®n m¨¢s que suficiente para emprender una retirada. A este respecto, es significativo que Harvester sacara in¨²tilmente a la venta su participaci¨®n minoritaria en la DAF holandesa, despu¨¦s de un fracasado intento legal para tomar control de la compa?¨ªa. Que, en el peor momento de las negociaciones con los bancos, vendiera por 500 millones de d¨®lares la divisi¨®n m¨¢s rentable del grupo, la de turbinas solares. Y que, incluso, entregara por 50 millones de d¨®lares su participaci¨®n en la joint venture (muy parecida a la de EIMSA) que ten¨ªa en la firma japonesa Kimco, junto a la Komasutu Ltd.
Poco que recuperar
Con estos antecedentes tras la espalda, algunos expertos del sector aseguran que los tr¨¢mites del divorcio ENASA-IH no van a ser nada sencillos. Altos directivos del INI han manifestado que el "acuerdo informal" al que llegaron hace ocho d¨ªas con McCardell prev¨¦ la recuperaci¨®n por parte de ENASA de cualquier aportaci¨®n que se haya hecho en la sociedad mixta, especialmente la de la planta de motores. Pero IH apenas ha puesto dinero en ENASA (las acciones las compr¨® a un precio simb¨®lico de peseta por acci¨®n) y el dinero que desembols¨® en el capital social de EIMSA y que asciende a unos 480 millones de pesetas, se destin¨® a la adquisici¨®n de los terrenos de la planta de Torrej¨®n de Ardoz.
Estos terrenos que se han convertido ahora en, pr¨¢cticamente, el ¨²nico activo de la sociedad y es presumible que, con el 65% de EIMSA en manos de IH, los bancos acreedores de la firma de Chicago tengan algo que decir sobre los "acuerdos informales" de Archie. No obstante, fuentes del INI se?alaron a este respecto que, " aunque no se puede poner la mano en el fuego" sobre el cumplimiento por parte de IH de este compromiso, en el actual consejo de administraci¨®n est¨¢n presentes todav¨ªa personas que lo negociaron y ratificaron. En cualquier caso, el consejo de IH debe reunirse en los pr¨®ximos d¨ªas en Chicago y el INI espera y conf¨ªa, seg¨²n fuentes del instituto, en que se apruebe definitivamente.
En esencia, el compromiso negociado con el ex-presidente de IH persigue la cancelaci¨®n definitiva de los acuerdos del 80, la recuperaci¨®n de la gesti¨®n de la sociedad por parte de sus antiguos administradores, la renuncia de IH en favor del INI de la titularidad de las acciones que tiene en las dos sociedades y la aceptaci¨®n como irrecuperables de los pagos que IH ha hecho como socio de ENASA y que, seg¨²n fuentes del INI, no han sido cubiertos por parte de los accionistas espa?oles desde que Carlos Bustelo sospech¨® de la eventual ruptura del contrato del 80. Estas cantidades ser¨ªan exclusivamente los salarios que han recibido los treinta directivos y t¨¦cnicos norteamericanos presentes en ENASA y cuyas n¨®minas, seg¨²n el sindicato socialista, ascender¨ªan a nueve millones mensuales.
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