Jim¨¦nez, la preocupaci¨®n por la econom¨ªa del f¨²tbol
Manuel Enrique Jim¨¦nez es un gallego de Villagarc¨ªa de Arosa, que alg¨²n d¨ªa colgar¨¢ en el despacho de su casa el t¨ªtulo de economista. Quiz¨¢ a ¨¦l se le ocurra alguna idea que saque a su tierra de la depresi¨®n que ahora la azota, quiz¨¢ encuentre el ung¨¹ento que haga revivir a docenas de clubes de f¨²tbol diseminados por toda Espa?a que est¨¢n en la bancarrota.Pregunta. ?Podr¨ªa ser la constituci¨®n de sociedades an¨®nimas la soluci¨®n para los clubes de f¨²tbol?
Respuesta. No tengo muy clara la idea, pero s¨ª habr¨ªan de pedirse responsabiidades por las gestiones dentro del club.
El f¨²tbol actual se est¨¢ desfasando y todos los clubes, salvo dos o tres, se encuentran en n¨²meros rojos. Algo hay que hacer, porque si seguimos as¨ª llegar¨¢ el d¨ªa en que todo reviente.
P. ?A qui¨¦n habr¨ªa que pedir responsabilidades: a la directiva en general o al presidente del club en particular?
R. No lo s¨¦. Lo cierto es que se juega con el dinero de los socios, y tendr¨ªa que existir alguien que justificara los movimientos de capital. Adem¨¢s, si un equipo no puede aguantar con un presupuesto muy alto, lo que no debe hacer es una costumbre que a fuerza de repetirla se va a convertir en ley: presupuestar una cifra y en el mismo ejercicio fijar un d¨¦ficit de varios millones de pesetas. El f¨²tbol es as¨ª.
Los directivos cogen un club con deudas de atr¨¢s, y en lugar de intentar paliar esa deuda, la mayor¨ªa no hace nada.
La escuela de Mareo, una gran inversi¨®n
P. Su club, el Sp¨®rting de Gij¨®n, ?se encuentra en esa tesitura?
R. El Sp¨®rting es un caso especial, porque gast¨® mucho dinero en la escuela de f¨²tbol de Mareo, una idea maravillosa, y lo l¨®gico es que al hacer esta escuela e intentar promocionar el f¨²tbol, como lo hacen el Athl¨¦tic de Bilbao, la Real Sociedad y otros clubes, el Consejo Superior de Deportes aportara una cifra para ayudar a esos proyectos. El presupuesto del Sp¨®rting es de trescientos millones de pesetas y no puede aguantar la escuela de f¨²tbol que intenta mantener.
Es fundamental en este sentido una aportaci¨®n de los estamentos oficiales.
P. ?Invertir¨ªa usted dinero en el proyecto de Mareo?
R. Yo, en el f¨²tbol, a¨²n no he ganado nada.
En los cuatro a?os que llevo en Primera Divisi¨®n, no he sacado suficiente dinero, o dinero suficiente, por lo menos, para permitirme el lujo de invertirlo en este proyecto del Sp¨®rting.
'El capital' es un poco rollo
P. ?Es partidario de la econom¨ªa de mercado?
R. S¨ª, con excepciones.
P. ?Por d¨®nde hace agua la econom¨ªa espa?ola?
R. El fallo de la econom¨ªa espa?ola es id¨¦ntico al de todas, las econom¨ªas en crisis del mundo: la falta de inversi¨®n.
P. ?En qu¨¦ invertir¨ªa hoy trescientos millones de pesetas?
R. Encargar¨ªa un estudio de mercado e invertir¨ªa esa suma donde hubiera m¨¢s posibilidades.
P. ?C¨®mo se pueden remediar el paro y la inflaci¨®n en Espa?a?
R. Cuando hay personas que est¨¢n mucho m¨¢s capacitadas que yo, grandes economistas y estudiosos que no dan con la soluci¨®n, es dif¨ªcil que la tenga yo. Es un problema muy grave que est¨¢ sacudiendo a todo el mundo.
P. ?Ha le¨ªdo El capital, de Carlos Marx?
R. Lo comenc¨¦ a leer, pero no lo acab¨¦ porque es un poco rollo.
P. ?Ha le¨ªdo a Keynes, Samuelson, Friedman?
R. A estos autores los le¨ª durante la carrera, pero llevo los estudios tan lentos que tampoco se puede decir que haya profundizado en ellos.
P. ?Por qu¨¦ eligi¨® la carrera de Econ¨®micas.
R. Cuando acab¨¦ el bachillerato, no ten¨ªa una idea muy definida de lo que quer¨ªa hacer, y eleg¨ª Econ¨®micas porque pens¨¦ que en aquel momento me iba a gustar y porque a la larga me podr¨ªa sentir realizado. Es una carrera bonita.
P. ?Qu¨¦ le disgusta m¨¢s: un cero en un peri¨®dico deportivo al d¨ªa siguiente del partido o un cero en el tabl¨®n de anuncios de la facultad una semana despu¨¦s de un examen?
R. No me da verg¨¹enza sacar un cero en un peri¨®dico deportivo porque yo s¨¦ cu¨¢ndo juego mal y cu¨¢ndo juego bien.
Para m¨ª ser¨ªa m¨¢s vergonzoso un cero en la facultad. Los profesores, adem¨¢s, me conocen bastante, y no porque sea un asiduo a clase, sino porque la mayor¨ªa son socios del Sp¨®rting.
P. ?Hace vida universitaria?
R. Cuando estudiaba en Santiago de Composte:la, hac¨ªa pr¨¢cticamente todo el d¨ªa jornada universitaria; pero ahora, con el entrena miento diario, pr¨¢cticamente no voy a la facultad de Oviedo. Acudo ¨²nicamente dos d¨ªas a la semana.
P. Este a?o, con el Mundial por medio, ha perdido usted el curso.
R. Espero examinarme despu¨¦s del Mundial. En Oviedo tengo facilidades para ello. La verdad es que me he tra¨ªdo los libros a la concentraci¨®n, pero a¨²n no los he abierto. Empezar¨¦ a estudiar cuando tengamos un horario m¨¢s tranquilo y pueda planificar mejor el tiempo.
A lo mejor, un d¨ªa toca jugar
P. ?Est¨¢ afiliado a alg¨²n partido pol¨ªtico, organ¨ªzaci¨®n sindical o asociaci¨®n cultural?
R. Mi vida pol¨ªtica es personal m¨ªa. Una vez public¨® un peri¨®dico una serie de afirmaciones m¨ªas que no deber¨ªan haber visto la luz, por que no eran de esa forma.
Desde entonces, me reservo la opini¨®n, porque los futbolistas somos personas p¨²blicas, y un pronunciamiento en este sentido podr¨ªa ser perjudicial para mi carrera.
Manuel Enrique Jim¨¦nez es el ¨²nico barbado de la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol. Su aspecto agresivo contrasta con su tranquila forma de hablar. Tan gallego como el que m¨¢s; tan asturiano como algunos. Ejerce de gallego, dice ¨¦l, cuando puede. La morri?a poco a poco se le apaga. "Llevo cinco a?os fuera de casa, estoy casado, soy padre de dos hijos y mi vida va encauzada por Asturias". Su padre tiene una relojer¨ªa en Villagarc¨ªa de Arosa, donde ¨¦l trabaj¨® alguna vez; llevaba los libros de contabilidad.
Uno de sus entrenamientos es hacer crucigramas. Como todos los chicos de su pueblo, como el cantar¨ªn Meiga, de Villagarc¨ªa, tambi¨¦n trep¨® a una batea para coger mejillones. Su orden de preferencia en la vida es amor, salud y dinero. Le gustan les fabes y el lac¨®n, la sidra y el ribeiro. Diplom¨¢tico ¨¦l.
S¨®lo tres tarjetas amarillas en tres a?os
Jim¨¦nez es un caso ins¨®lito en el f¨²tbol espa?ol: en los ¨²ltimos tres a?os, s¨®lo ha dejado de disputar un partido con su equipo, el Sp¨®rting de Gij¨®n, y por acumulaci¨®n de tarjetas.
P. Usted es defensa central y, sin embargo, en tres a?os s¨®lo le mostraron tres tarjetas. ?Se puede deducir de ello que es un defensa blando?
R. Sucede que el Sp¨®rting ha sido en estos a?os el equipo m¨¢s deportivo del campeonato, al que menos tarjetas le han ense?ado.
P. ?Est¨¢ usted resignado a ser suplente en la selecci¨®n espa?ola?
R. A¨²n falta tiempo para el Mundial. La selecci¨®n juega desde hace meses con hombres fijos, pero pueden cambiar las cosas; hay distintos partidos, distintos planteamientos y a lo mejor un d¨ªa te toca jugar y otro no. Es cosa del entrenador.
P. ?Ceder¨ªa usted su puesto si con ello se garantizara el triunfo de la selecci¨®n espa?ola?
R. Yo y cualquiera de los que estamos en la concentraci¨®n ceder¨ªamos nuestro lugar para que Espa?a fuera campeona del mundo.
P. ?Qui¨¦n ganar¨¢ el Mundial?
R. Ojal¨¢, Espa?a. Tenemos tantas oportunidades como los dem¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.