El patriotismo econ¨®mico
La gesti¨®n que est¨¢ haciendo el Gobierno en los ¨²ltimos meses en el terreno econ¨®mico suscita graves interrogantes. No se trata s¨®lo de la pueril pol¨ªtica de desembarco de todos los efectivos gubernamentales en la regi¨®n de turno en la contienda electoral, con su Jauja de inauguraciones, supresiones de peajes, promesas, entrega de cheques en mano, etc¨¦tera. Los resultados electorales se han encargado de demostrar la credibilidad que merece este tipo de pol¨ªtica a los ciudadanos.Es m¨¢s grave la pol¨ªtica que est¨¢ sigui¨¦ndose desde la aprobaci¨®n del Presupuesto para 1982, que est¨¢ quedando invalidada en gran parte por medidas adoptadas al margen del mismo. No s¨®lo se trata del lanzamiento por decreto-ley de un Plan Especial de Inversiones en Obras Peque?as, por valor de 50.000 millones de pesetas, tesis que responde en su orientaci¨®n a los planteamientos socialistas. El problema es que ello se hace como el levantamiento del peaje, sin tener en cuenta los estados de ingresos y gastos del Presupuesto, es decir, sin considerar su financiaci¨®n, su repercusi¨®n en el d¨¦ficit, ni establecer un plan de urgencia de lucha contra el fraude fiscal (que seg¨²n el propio Gobierno es de m¨¢s de 900.0OOmillones de pesetas tan s¨®lo en el impuesto sobre la renta).
Desgobierno del presupuesto
Ello se traduce en un aut¨¦ntico desgobierno del Presupuesto y del d¨¦ficit, agravado por una pol¨ªtica concesiva a los sectores sin criterios claros, soltando adem¨¢s las riendas de las disponibilidades l¨ªquidas. El ejemplo m¨¢s expresivo de esta pol¨ªtica quiz¨¢ es la concesi¨®n de pr¨¦stamos con tipo de inter¨¦s subvencionado a los agricultores por un importe de 59.000 millones de pesetas, y con el apoyo de folletos impresos en los colores verde y naranja; o la pol¨ªtica de subvenciones al segundo aval en las sociedades de garant¨ªa rec¨ªproca, cuando el Gobierno se cerr¨® en banda en este tema en el debate presupuestario.
Medidas que tienen su cara oculta en la concesi¨®n de subvenciones que benefician a los grandes grupos econ¨®micos. Quiz¨¢ el colof¨®n de esta pol¨ªtica sea la forzada expresi¨®n de optimismo econ¨®mico que pretende insuflar el Gobierno, y que, desgraciadamente, se ve desmentida por los indicadores que ya se conocen de 1982. No se consigue cambiar el pa¨ªs s¨®lo con versiones oficialistas de la realidad lanzadas por Televisi¨®n Espa?ola.
Lo m¨¢s grave de esta pol¨ªtica es la incapacidad del Gobierno para hacer frente a sus compromisos de contener la inflaci¨®n y crear empleo, es decir, para cumplir con los objetivos acordados en el ANE, a los cuales, hasta ahora, s¨®lo se han atenido las organizaciones sindicales.
La naci¨®n como cortijo
En el interregno que estamos viviendo es m¨¢s necesaria que nunca la responsabilidad del Gobierno frente al pa¨ªs. No se debe ni puede hacer la pol¨ªtica de gesti¨®n s¨®lo en funci¨®n de los posibles resultados electorales. No es aceptable ni la pol¨ªtica de tierra quemada en la pol¨ªtica de gobierno que da al traste con la dif¨ªcil concertaci¨®n, que hasta ahora es la ¨²nica pol¨ªtica que ha proporcionado frutos positivos en la lucha contra la crisis, ni la amenaza de huelga de inversiones.
El verdadero patriotismo se demuestra en ocasiones dif¨ªciles, y en democracia, sabiendo incluso que se va a perder o se ha perdido. El presidente Carter sigui¨® negociando la liberaci¨®n de los rehenes en la Embajada norteamericana en Teher¨¢n despu¨¦s de perder las elecciones, y el presidente L¨®pez Portillo ha devaluado al final del sexenio. Una pol¨ªtica de irresponsabilidad, laxitud y desgobierno no s¨®lo puede poner en aprietos al Gobierno que llegue al poder despu¨¦s de las elecciones; es, ante todo, un mal servicio al pa¨ªs.
La vida democr¨¢tica parte de la alternancia en el ejercicio del poder. Por ello, es preciso que hasta el ¨²ltimo d¨ªa el Gobierno sepa hacer frente a sus responsabilidades, lo cual supone no prodigarse m¨¢s en gastos de alegr¨ªa, cuya factura sabe f¨¢cilmente que no va a pagar o dejar los mecanismos agarrotados e inservibles para dificultar al m¨¢ximo la acci¨®n de un Gobierno de mayor¨ªa socialista.
El trabajar por la superaci¨®n de la crisis econ¨®mica y una gesti¨®n rigurosa de la econom¨ªa, sabiendo ceder el testigo en su momento, es una prueba real de creer en Espa?a mucho m¨¢s seria que una actuaci¨®n que parece confundir la existencia y el futuro de la naci¨®n con la posesi¨®n privada de un cortijo.
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