14.800 soldados argentinos se rindieron
El general Mario Men¨¦ndez present¨® en la madrugada de ayer la rendici¨®n -esta es la expresi¨®n oficial brit¨¢nica y no la de alto el fuego de 14.800 soldados argentinos en la totalidad de las islas Malvinas. La primera ministra, Margaret Thatcher, anunci¨® en el Parlamento que su gobierno quiere lograr un cese generalizado de las hostilidades en el Atl¨¢ntico Sur. Hasta conseguir sus prop¨®sitos, arirm¨®, retendr¨¢ a parte de los oriciales argentinos hechos prisioneros de guerra. Los dem¨¢s ser¨¢n repatriados cuanto antes.
A la avalancha brit¨¢nica de? lunes contra Port Stinley sigui¨® una retirada argentina y un extra?o. silencio. Parec¨ªa que los argentinos quer¨ªan negociar. El primer contacto entre los mandos de ambas partes se estableci¨® por radio.En plena tormenta de nieve, el general Jeremy Moore, comandante de las tropas brit¨¢nicas en tierra, se dirigi¨® en helic¨®ptero desde de Fitzroy al cuartel de Moody Brooks, en la capital. A las dos de la madriigada (hora de Madrid) Men¨¦ndez presentaba la rendici¨®n de sus tropas y de sus armas en el archipi¨¦lago.
Fallo de la int(iligencia
"Las islas Faikiands est¨¢n de nuevo bajo el Gobierno brit¨¢nico deseado por sus habitantes. Dios salve a la Reina", fue el primer escueto mensaje (le Moore a sus superiores en Loiridres. El ministro de Defensa John Nott afirm¨® ayer no tener conocimiento de que el general Mario Men¨¦ndez hubiese solicitado un salvoconducto para no regresar a Argentina.
El inmenso n¨²mero de tropas argentinas presentes sorprendi¨® a los brit¨¢nicos, en lo que parece un fallo de su inteligencia militar. En Port Stanley hab¨ªa 11.000 argentinos en "condiciones deplorables", seg¨²n Noot.
El bloqueo brit¨¢nico no hab¨ªa sido efectivo, seg¨²n los isle?os. Barcos argentinos lo violaron, y casi a diario, aprovechando la oscuridad de la noche, llegaron a Port Stanley aviones de transporte H¨¦rcules con tropas y suministros.
En la otra isla, la Gran Malvina, se encontraban 2.000 soldados. Tropas brit¨¢nicas hab¨ªan comenzado ayer a cruzar el canal de San Carlos para organizar su rendici¨®n. Con los que ya ten¨ªan en,d¨ªas anteriores, el n¨²mero de prisioneros de guerra en manos de los brit¨¢nic¨®s asciende a unos 14.800 hombres.
A trav¨¦s de Suiza, el gobierno brit¨¢nico ha enviado un mensaje a Buenos Aires pidiendo confirmaci¨®n de que Argentina considera finalizadas todas sus hostilidades entre ambos pa¨ªses en el Atl¨¢ntico Sur, y no s¨®lo en las islas Malvinas.
"Es importante de que esto se establezca clara y prontamente", declar¨® Thatcher revelando sus intenciones de retener -basandose en la Convenci¨®n de Ginebra- a parte de los oficiales argentinos hasta haber cumplido su objetivo. Thatcher quiere que los argentinos retiren tambi¨¦n sus tropas de la isla de Tule del Sur, en el archipi¨¦lago de las Sandwichs del Sur -dependencia br¨ªt¨¢nica- que estas fuerzas han ocupado ilegalmente desde 1976. En Tule, no hay una poblaci¨®n fija. De ah¨ª la tolerancia.
Sin compensaciones
Gran Breta?a no pedir¨¢ compensaciones a Argentina por esta guerra. Pero la primera ministra dej¨® bien sentado que no habr¨¢ un ¨¢pice de concesi¨®n. Se neg¨® a implicar en lo m¨¢s m¨ªnimo a Argentina en el futuro de las islas y rechaz¨® la propuesta del l¨ªder laborista Michael Foot para una administraci¨®n ciduizar¨ªa del archipi¨¦lago por las Naciones Unidas. La soberan¨ªa de las Malvinas s¨®lo la negociar¨¢ Thatcher con sus habitantes.
Antes hace falta un per¨ªodo de normalizaci¨®n. Hay que repatriar a los prisioneros de guerra, limpiar los campos de minas, desactivar las toneladas de armas entregadas por el enemigo y restablecer el abastecimiento de agua a Port Stanley que hab¨ªa quedado interrumpido, junto a otras labores de reconstrucci¨®n. El gobernador brit¨¢nico, Rex Hunt, regresar¨¢ cuanto antes a la capital con responsabilidad para las cuestiones civiles. Las cuestiones militares quedar¨¢n en manos del general Moore.
En cuanto al futuro, indicaron fuentes de Defensa, la guarnici¨®n de las islas estar¨¢ formada por 3.000 hombres de la guardia galesa y escocesa, gurkas del Nepal y paracaidistas. Londres pedir¨¢ ayuda a terceros pa¨ªses para la defensa del archipi¨¦lago, pero si hubiera una negativa los brit¨¢nicas la afrontar¨¢n por s¨ª solos.
A 8.000 millas de distancia, con 100 barcos y 25.000 hombres, las fuerzas brit¨¢nicas han reconquistado en 74 d¨ªas las islas que los argentinos invadieron el 2 de abril. El secreto de esta victoria ha sido -frente a un enemigo mal preparado- un material moderno, unas fuerzas profesionales y la suerte, factor esencial en las guerras. En el mar y en el aire han domiriado los misiles. En tierra, ha vencido la cl¨¢sica estrategia de tenaza, acompa?ada de largas y osadas marchas a pie con 50 kilogramos de carga al hombro de cada soldado. Pero sobre todo, ha contado la voluntad pol¨ªt¨ªca y militar de luchar, la verdadera sorpresa para los argentinos.
En esta guerra, revel¨® la primera ministra sin dar las cifras finales, han muerto unos 250 brit¨¢nicos. Por parte argentina, seg¨²n el c¨¢lculo oficioso en Londres, han fallecido unos 800 hombres.
150.000 millones de pesetas
La guerra ha costado a Gran Breta?a, seg¨²n expertos independientes, unos 150.000 millones de pesetas. La mitad se ha ido en los cuatro buques y el carguero brit¨¢nico hundidos por los argeiltinos. Estos, por su parte, han perdido el crucero Belgrano y unos 70 aviones.
Los medios pol¨ªt¨ªcos a¨²n no est¨¢n para estas cuentas. Corno se?al¨® Max Hastings, el primer corresponsal de guerra en entrar en Port Stanley -donde la poblaci¨®n le recibi¨® jubilosa en lo que ya se llama "el d¨ªa de la liberaci¨®n"-, Gran Breta?a ha defendido en las Malvinas "sus principios del honor, credibilidad y respeto".
La guerra parece haber terminado, al menos si Londres logra un total cese de las hostilidades. En Port Stanley no ha prevalecido el esp¨ªritu de Numancia, habi¨¦ndose evitado una cruenta batalla final. Las consecuencias de la guerra son a¨²n confusas, pero ser¨¢n amplias. Jhon Noot ha rechazado la idea de dimitir a pesar de (lue la pol¨ªtica de recortes de defeni;a que preconizaba ha demostrado ser err¨®nea. Margaret Thatchei- est¨¢ en control y a probado lo templado que est¨¢ su hierro. Ha deliuelto al pa¨ªs la confianza en s¨ª mismo. La oposici¨®n hab¨ªa dejado de cumplir sus funciones.
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