La inesperada dimisi¨®n del secretario de Estado norteamericano conmociona a los aliados europeos
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La dimisi¨®n de Alexander Haig como secretario de estado norteamericano cay¨® ayer como una bomba en los medios diplom¨¢ticos de la Alianza Atl¨¢ntica, donde se le consideraba como el mejor conocedor de la realidad europea en la administraci¨®n Reagan y se valoraban positivamente sus esfuerzos por moderar las relaciones, cada d¨ªa m¨¢s tensas, entre Estados Unidos y Europa occidental. El secretario general de la OTAN, Joseph Luns, se declar¨® sorprendido y afectado por la noticia: "Haig ha desarrollado una buena pol¨ªtica y es muy apreciado en los pa¨ªses europeos miembros de la Alianza", explic¨®.La dimisi¨®n. de Alexander Haig, que vivi¨® largos a?os en Europa como comandante en jefe de las fuerzas aliadas, llega, desde el punto de vista, europeo, en el peor momento posible, en mitad de la crisis de Oriente Pr¨®ximo, de vitales implicaciones para Occidente, y cuando acaba de estallar una guerra comercial trasatl¨¢ntica debido a la decisi¨®n de Washington de imponer grav¨¢menes a las exportaciones europeas de acero y de prohibir el empleo de patentes estadounidenses en la construcci¨®n del gasoducto siberiano.
Haig, que compart¨ªa la tesis de Reagan seg¨²n la cual los europeos no deben comprar gas sovi¨¦tico, estimaba, sin embargo, que esta cuesti¨®n no merec¨ªa provocar un enfrentamiento directo en el seno de la Alianza y hab¨ªa prometido a sus colegas del consejo de la OTAN que su Gobierno no adoptar¨ªa ninguna decisi¨®n unilateral al respecto. El presidente Reagan, siguiendo los consejos del secretario de Defensa Caspar Weinberger, pas¨¦ por alto esta promesa y decret¨® el embargo sin ning¨²n tipo de consulta previa. En medios aliados se teme que la dimisi¨®n de Haig suponga el triunfo de la l¨ªnea dura de Weinberger, poco partidaria de someter a los aliados decisiones que deben corresponder ¨²nicamente, a su juicio, al l¨ªder de la Alianza.
Las negociaciones con la URSS
Pese a todas las dificultades surgidas con la Administraci¨®n Reagan, los aliados empezaban a recuperarse este a?o de los malos efectos que tuvo para la OTAN la pol¨ªtica vacilante y sin consultas del anterior presidente, Jimmy Carter.
Medios aliados expresaron su preocupaci¨®n por el efecto que puede tener la dimisi¨®n de Haig en las negociaciones de Ginebra para la reducci¨®n de armas nucleares intermedias (INF) y en las negociaciones Start, que deben abrirse el pr¨®ximo d¨ªa 29. Alexander Haig, pese a defender una pol¨ªtica de fuerza en las conversaciones bilaterales con la URSS, conoc¨ª a mejor que nadie en Washington la importancia vital que tiene para Europa el ¨¦xito, aunque sea parcial, de estas negociaciones.
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