El fantasma de la estabilizaci¨®n
EI pesado legado de UCD y la situaci¨®n internacional obligar¨¢ al pr¨®ximo Gobierno, sea cual sea, a realizar una pol¨ªtica de estabilizaci¨®n.
"Cuando nos quejamos de que esto no marcha, y de que la Espa?a no progresa, no hacemos m¨¢s que enunciar una idea relativa; generalizada la expresi¨®n de esta suerte, es evidentemente falsa; reducida a sus l¨ªmites verdaderos, hay un gran fondo de verdad en ella".Mariano Jos¨¦ de Larra, que no lleg¨® a conocer las penosas colas de nuestras oficinas de empleo ni sufri¨® las desatenciones de la Seguridad Social, los atropellos de Tejero o las est¨¦riles pol¨¦micas sobre el d¨¦ficit a el sector p¨²blico, escribi¨® esta frase tan cercana hace ya 150 a?os.
Enrique Fuentes Quintana, permanente observador de la marcha de nuestra econom¨ªa y responsable de sus destinos durante la dif¨ªcil etapa de la transici¨®n a la democracia, sabe: del escaso valor y sensatez que es com¨²n tanto a los pregoneros del catastrofismo como a los del triunfalismo. Cualquiera que sea el Gobierno que salga de las pr¨®ximas elecciones deber¨¢ hacer saber al pa¨ªs que "no hay magos de las finanzas. Que los remedios a las crisis son dif¨ªciles y requieren sacrificios, coraje pol¨ªtico y perseverancia".
El pr¨®ximo Gobierno va a recibir una pesada herencia. A finales de 1982 habr¨¢ muy probablemente 2.200.000 parados; un crecimiento del producto interior bruto entre el 1,5% y el 2%; una inflaci¨®n notoriamente superior -casi el doble- a la media de los pa¨ªses europeos; un d¨¦ficit p¨²blico en torno al bill¨®n de pesetas; una ligera mejor¨ªa de la balanza por cuenta corriente, y una obligaci¨®n de pagos de intereses y amortizaciones para 1983, por endeudamiento del sector p¨²blico, de unos 300.000 millones de pesetas (m¨¢s del doble de los del presente a?o).
A lavistade estas previsiones, nada halag¨¹e?as, poco margen de maniobra pol¨ªtica econ¨®mica va a tener el nuevo Gobierno que salga de las urnas. M¨¢xime cuando se va a encontrar la hipoteca de unos presupuestos generales del Estado realizados por el actual Gobierno y deber¨¢ hacer frente a unas cuantiosas obligaciones contra¨ªdas para 1983, cuyo volumen y destino se ignora hoy en cifras globales.
Existe, por otra parte, la tentaci¨®n en algunos sectores de UCD de provocar artificialmente en los pr¨®ximos meses una cierta reactivaci¨®n, aun a costa de, empeorar a¨²n m¨¢s el d¨¦ficit, de cara a las elecciones. Esta operaci¨®n tendr¨ªa alguna rentabilidad pol¨ªtica para UCD y, aunque no impidiera la victoria de los socialistas, pondr¨ªa a ¨¦stos muy dificil la gesti¨®n econ¨®mica en caso de que llegaran a asumir responsabilidades de Gobierno.
Frente a estas tentaciones, que comportan evidentes riesgos de desestabilizaci¨®n del Estado y de la democracia a corto plazo, otros sectores de UCD se muestran exquisitamente responsables. Hasta el punto de estar dispuestos, pensando que es inevitable su relevo en el Gobierno, a afrontar la impopularidad de dr¨¢sticos recortes presupuestarios, y rigurosas medidas de.saneamiento y austeridad, para facilitar en alguna medida la gobernabilidad del pa¨ªs a quienes les sucedan en el Ejecutivo.
El pesado legado de UCD al futuro Gobierno, al margen de los aciertos o errores del actual Ejecutivo, no puede analizarse -y en esto coinciden todos los expertos- haciendo abstracci¨®n del contexto internacional en el que se inserta nuestra econom¨ªa.
Todos los pron¨®sticos apuntan, a estas alturas del a?o, que la tan anunciada y anhelada recuperaci¨®n de la econom¨ªa internacional vuelve a retrasarse. El a?o 1982 no mejorar¨¢ los resultados de 1981: la producci¨®n crecer¨¢ muy poco (entre el 0,3% o el 0,8%), el desempleo seguir¨¢ increment¨¢ndose (alrededor del 8,5%), la inflaci¨®n se situar¨¢ en tomo al 8% y habr¨¢ un ligero crecimiento (un 2%) en el comercio mundial.
La interdependencia de nuestra econom¨ªa, como pa¨ªs industriafizado que somos, del resto de las econom¨ªas occidentales, condiciona en buena medida nuestros resultados econ¨®micos para ¨¦ste y para los pr¨®ximos ejercicios. "No caben pol¨ªticas aut¨®nomas de relanzamiento econ¨®mico, si ¨¦stas suponen incrementar los desequilibrios, los diferenciales de inflaci¨®n o los d¨¦ficit de la balanza de pagos. Espa?a -seg¨²n Fuentes Quintana- no puede hacer cosas diferentes a las que se est¨¢n haciendo en otros pa¨ªses occidentales".
UCD y sus circunstancias
El segundo gran condicionante o circunstancia del legado de UCD al pr¨®ximo Gobierno se encuentra dentro de nuestras fronteras. Son las incertidumbres pol¨ªticas (juicio del 23-F, autonom¨ªas, terrorismo y derrota y descomposici¨®n del partido del Gobierno, por s¨®lo citar algunas).
No obstante, y volvemos a Larra para decir a trav¨¦s de ¨¦l lo que algunos de los expertos consultados sostienen en privado, "las circunstancias suelen ser la excusa de los errores y la disculpa de las opiniones".
Desde distintas ideolog¨ªas e intereses pol¨ªticos, economistas, empresarios y banqueros han criticado p¨²blicamente en los ¨²ltimos meses la irresistible ascensi¨®n del d¨¦ficit p¨²blico.
Un d¨¦ficit que en lo que respecta a las administraciones p¨²blicas puede sobrepasar, a finales de a?o, el bilI¨®n de pesetas, lo que supone pr¨¢cticamente duplicar las cifras de 1981.
M¨¢s all¨¢ de la voluminosa cifra del d¨¦ficit, argumento simplista de la mayor parte de las cr¨ªticas, est¨¢n los rasgos -como apunta Fuentes Quintana- que caracterizan este "problema econ¨®mico, social y pol¨ªtico de primera magnitud":
1. Su creciente importancia en t¨¦rminos absolutos y relativos (a final de a?o puede suponer casi el 5% del producto interior bruto.).
2. Las causas que lo producen (un aumento desbordado del gasto corriente, incapaz de financiarse por los aumentos de imposici¨®n).
3. Su imprevista evoluci¨®n anual (es excepcional que no se rebasen las previsiones).
4. Su predominante financiaci¨®n a trav¨¦s del Banco de Espa?a.
?Qu¨¦ puede hacer, ante esta situaci¨®n, el Gobierno que gane las pr¨®ximas elecciones? Las respues tas de los distintos expertos con sultados tienen significativas dife rencias de matiz: todos hacen hincapi¨¦ en la necesidad de recortar gastos corrientes; pero algunos de los economistas, como Antonio Santillana, ex presidente del Ban co Hipotecario, Jos¨¦ Luis Leal, ex ministro de Econom¨ªa, o el propio Enrique Fuentes, confiesan que les preocupa m¨¢s la estructura y financiaci¨®n del d¨¦ficit que el d¨¦ficit mismo.
Joaqu¨ªn Almunia, m¨¢ximo responsable del PSOE en el ¨¢rea econ¨®mica, comparte estas ¨²ltimas posturas y confirma los temores de buena parte de la derecha y el empresariado: "En principio ppnsamos elevar el d¨¦ficit hasta un mayor porcentaje del producto intenor bruto" (Carlos Solchaga, economista del citado partido, ha adelantado la cifra del 6%). Almunia justifica esta actitud en un mayor rigor en el cumplimiento del d¨¦ficit (no van a permitir el continuo desbordamiento presupuestario que se ha dado con los gobiernos de UCD) y en una mayor selecci¨®n de prioridades.
Salarios y precios
Julio Pascual, secretario general de la patronal Confemetal y miembro de los movimientos liberales que encabeza Antonio Garrigues, ha sido el ¨²nico de los consultados que se ha atrevido a cuantificar recortes presupuestarios: "reducir 500.000 millones me parece sencillo, probablemente se podr¨ªan suprimir cincuenta organismos aut¨®nomos sin que el pa¨ªs se enterara". Julio Pascual piensa que a corto plazo se pueden reducir en un 10% los prespuestos de la Administraci¨®n P¨²blica.
La concertaci¨®n social de los ¨²ltimos a?os debe continuar, a juicio de los expertos, aunque buena parte de los mismos (Jos¨¦ Luis Leal, Julio Pascual y el secretario general t¨¦cnico del Banco Popular, Manuel Mart¨ªn, entre otros) son contrarios a que el Gobierno vuelva a sentarse a negociar con sindicatos y empresarios. "Es a las fuerzas sociales a quienes corresponde llevar adelante estos acuerdos".
Antonio Santillana y Joaqu¨ªn Almunia precisan, no obstante, que los nuevos acuerdos salariales -con o sin presencia del Grobierno- no pueden significar de nuevo una p¨¦rdida importante de poder adquisitivo por parte de los trabajadores, porque el consumo privado, entre otras razones, se ha resentido. Almunia sostierie que los salarios deben subir en la misma proporci¨®n que el ¨ªndice de precios y Santillana admite que el incremento sea "algo menor, pero que est¨¦ muy pr¨®ximo".
Algunos de los consultados sostienen, no obstante, que en los ¨²ltimos a?os ha habido incremento de poder adquisitivo por parte de los asalariados y excedentes empresariales para los patrones. Joaqu¨ªn Almunia y Antonio Santillana discrepan de estas afirmaciones.
La mayor parte de las personas consultadas admiten que ser¨ªa bueno, aunque dudan que puedan llevarse adelante, acuerdos salariales -con cl¨¢usulas de revisi¨®n- para un per¨ªodo de cuatro a?os. Almunia, sin embargo, asegura tajantemente que "es imposible un acuerdo a cuatro a?os sin planificaci¨®n democr¨¢tica".
Todas las personas consultadas denuncian el nuevo recrudecimiento de la inflaci¨®n -se han perdido buena parte de los logros obtenidos a partir de los Pactos de la Moncloa- y con distintos matices (en funci¨®n de la relaci¨®n inflaci¨®n/desempleo) coinciden en que reducir los diferenciales de inflaci¨®n entre Espa?a y los dem¨¢s pa¨ªses europeos debe ser tarea prioritaria del nuevo Gobierno.
Nuevo Gobierno que deber¨¢ afrontar, por otra parte, los efectos de la implantaci¨®n del Impuesto sobre el Valor A?adido (IVA) que puede repercutir en varios puntos sobre los precios. El ejemplo de otros pa¨ªses como Austria, donde se produjo un control estricto de precios meses antes de la implantaci¨®n del IVA; B¨¦lgica, en que se oblig¨® a comunicar los incrementos de precios con veinti¨²n d¨ªas de adelanto, o el Reino Unido, donde el Parlamento concedi¨® ampl¨ªsimos poderes en materia de control de precios al Gobierno (que Igego no hizo casi falta utilizarlos), puede servir al Ejecutivo que salga de las elecciones para actuar sobre los precios y conseguir de forma indirecta una cierta estabilizaci¨®n.
A finales de a?o, muy probable
El fantasma de la estabilizaci¨®n
mente, se llegue a la cota de 2.200.000 parados, y en 1983 seguir¨¢ aumentando el desempleo. Quien asuma tareas de Gobierno no podr¨¢ prometer, salvo que quiera que la realidad de los hechos rompa su credibilidad al d¨ªa siguiente de ocupar el despacho presidencial de la Moncloa, soluciones milagrosas al primer problema de nuestro pa¨ªs. Caben, exclusivamente, acciones puntuales para determinados colectivos -como son los j¨®venes o quienes han dejado de percibir cualquier tipo de subsidio-.El socialista Joaqu¨ªn Almunia cree que si se juega con la inversi¨®n p¨²blica en forma m¨¢s audaz, "el empleo asalariado puede crecer en t¨¦rminos netos"; pero reconoce que el paro seguir¨¢ aumentando, aunque aumente tambi¨¦n la poblaci¨®n asalariada.
Jos¨¦ Luis Leal se muestra muy preocupado por el colectivo de j¨®venes sin empleo y teme que quien gane las elecciones favorezca prioritariamente a sus votantes, que, sin duda, ser¨¢n quienes tienen empleo. Para el ex ministro de Econom¨ªa es una tarea urgente arbitrar soluciones para paliar la grave situaci¨®n de j¨®venes sin empleo.
Julio Pascual, que cree que el empleo en Espa?a es un problema estructural y no coyuntural (este pa¨ªs lleva cincuenta a?os sin crear suficientes empleos para ocupar a su poblaci¨®n, lo que se pali¨® en los a?os cincuenta con empleo encubierto, y en la d¨¦cada de los sesenta con emigraci¨®n), es partidario de suprimir el tope del salario m¨ªnimo para la contrataci¨®n de j¨®venes y reducir las cargas de la Seguridad Social, adem¨¢s de una mayor flexibilidad y movilidad de empleo. "Hemos sustituido salarios bajos por paro, y habr¨ªa que hacer lo contrario". M¨¢xime cuando los j¨®venes, que no tienen experiencia ni profesionalidad, podr¨ªan adquirirla.
Antonio Santillana, por su parte, se muestra cauto y realista. La p¨¦rdida de poblaci¨®n activa refleja en muchos casos la desaparici¨®n de empresarios estad¨ªsticos (taxistas, fontaneros, etc¨¦tera), que en realidad presentan unas caracter¨ªsticas similares a las de los trabajadores asalariados. Una mejora de la coyuntura econ¨®mica, por otra parte, no disminuir¨ªa las cifras de paro, sino que las incrementar¨ªa. Muchos desanimados, seg¨²n el profesor Santillana, volver¨¢n autom¨¢ticamente al mercado de trabajo en cuanto mejoren las perspectivas de colocaci¨®n.
Inversi¨®n privada, inversi¨®n p¨²blica
La inversi¨®n privada contin¨²a sin reanimarse y el esfuerzo de inversi¨®n p¨²blica que se est¨¢ realizando este a?o es enjuiciado con recelo por varias de las personalidades consultadas. Las inversiones p¨²blicas requieren un per¨ªodo de maduraci¨®n, si no se quiere despilfarrar el dinero y minimizar sus efectos sobre el empleo y la reactivaci¨®n econ¨®mica. Para algunos de los consultados esto est¨¢ sucediendo ya, y para otros puede suceder en el futuro, "ya que el aparato de la Administraci¨®n no est¨¢ preparado para digerir con rentabilidad social y econ¨®mica fuertes vol¨²menes puntuales de inversi¨®n p¨²blica".
Despejar inc¨®gnitas
Joaqu¨ªn Almunia, sin embargo, cifra en el incremento de las inversiones p¨²blicas buena parte del margen de maniobra de un Gobierno socialista. "Siempre que haya proyectos disponibles y no se produzcan desequilibrios". La efectividad de estas inversiones, en base a transf¨¦rir su gesti¨®n a comunidades aut¨®nomas y ayuntamientos, puede multiplicarse.
De cara a la inversi¨®n privada, la reanimaci¨®n p,asa por despejar algunas inc¨®gnitas pol¨ªticas y por ofrecerles al empresariado unas reglas de juego claras y permanentes. Habr¨¢ que rescatarlos del monte, seg¨²n un ex responsable de la pol¨ªtica econ¨®mica de UCD, a donde han sido echados por "el falso progresismo de Garc¨ªa D¨ªez".
Javier del Moral recomienda acelerar la presencia de multinacionales en Espa?a y nuestra adhesi¨®n a la CEE como forma de incrementar piuntualmente inversiones y mercado, por una parte, y de contagiar profesionalidad a algunos de nuestros empresarios.
Todos coinciden, sin embargo, en que el precio del dinero y la situaci¨®n internacional son dos condicionantes b¨¢sicos para que el sector privado invierta o deje de invertir.
Las cr¨ªticas tambi¨¦n son generalizadas hacia la pol¨ªtica industrial capitaneada en los ¨²ltimos meses por el ministro Bay¨®n. Hay unanimidad en que hay que reconsiderar las subvenciones que se est¨¢n concediendo y enfocar ¨¦stas hacia sectores y empresas con futuro. "En muchos casos estas subvenciones s¨®lo est¨¢n sirviendo para pagar n¨®minas o para reponer el capital, y dentro de unos a?os volver¨¢n a encontrarse en crisis".
En lo que se refiere a las empresas p¨²blicas, el PSOE, "que de entrada no tiene planteado cerrar ninguna", seg¨²n Almunia, tiene un proyecto de reordenaci¨®n de las distintas participaciones estatales en el sector p¨²blico (INI, Patrimonio del Estado, INH) a efectos de utilizar la empresa p¨²blica para incidir sobre la pol¨ªtica industrial y lograr la transparencia del sector p¨²blico. La posible divisi¨®n se har¨ªa en torno a tres criterios: conjunto de empresas dedicadas aservicio p¨²blico (Renfe, Telef¨®nica, etc¨¦tera), empresas p¨²blicas heredadas del sector privado y empresas que son competitivas en el mercado.
El cambio socialista
El cambio socialista, seg¨²n Almunia, responde a tres distintas claves. La primera estar¨ªa en los efectos a corto plazo, medidas a adoptar en un primer momento tras su acceso al Gobierno, que su pondr¨ªan repercusiones presu puestarias, reforma de la Adminis traci¨®n, racionalizaci¨®n y mejora de la Seguridad Social y disciplina f¨¦rrea del gasto. Un segundo paquete de medidas, con mayor carga de profundizaci¨®n en las estructuras, constituyen los objetivos del PSOE a cuatro a?os. Y, finalmen te, los objetivos a m¨¢s largo plazo, m¨¢s cercano al programa m¨¢ximo del partido socialista.
La correcci¨®n de los desequilibrios preocupa a los socialistas y les va a hacer relegar, en buena medida, la pol¨ªtica de redistribuci¨®n de rentas, seg¨²n la mayor parte de las fuentes consultadas. "Tendr¨¢n que ocuparse primero de consolidar la tarta de la renta nacional antes de ponerse a repartirla". Esto, problablemente, ser¨¢ muy beneficioso para Espa?a, aunque les supondr¨¢ un grandes gaste pol¨ªtico ("no es f¨¢cil vender al pa¨ªs austeridad y sacrificios") y pueda costarles, a la vuelta de cuatro a?os de responsabilidades eje cutivas, su relevo del Gobierno.
El PSOE, que nunca ha estado de acuerdo con el programa de Mitterrand de favorecer la expansi¨®n a trav¨¦s del consumo, ni con el ritmo en que se han producido los cambios en aquel pa¨ªs, proceder¨¢ a una pol¨ªtica m¨¢s moderada, menos espectacular y m¨¢s efectiva. En cualquier caso, seg¨²n apunta Javier del Moral, deber¨¢n tener muy en cuenta la opini¨®n de los or ganismos internacionales antes de tomar medidas que puedan desencadenar un ataque frontal de la comunidad financiera internacional.
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