Las relaciones Espa?a-CEE despu¨¦s del Consejo Europeo
Si hacemos un repaso del estado actual en que se encuentran las negociaciones, con Espa?a y Portugal, que, como se sabe, se est¨¢n desarrollando separadamente, puede decirse que la situaci¨®n es la siguiente:- Se ha llegado a un acuerdo sobre una serie de problemas (o cap¨ªtulos de la negociaci¨®n), quedando bien entendido que dicho acuerdo s¨®lo ser¨¢ definitivo al final de la negociaci¨®n.
- En la mayor¨ªa de los dem¨¢s cap¨ªtulos, la negociaci¨®n se encuentra m¨¢s o menos avanzada, en funci¨®n de las dificultades inherentes a algunos problemas, as¨ª como de la necesidad de completar el an¨¢lisis y de profundizar en la discusi¨®n de los problemas abordados.
- Por lo que respecta a la agricultura y a la pesca, puede decirse que las negociaciones no han avanzado lo suficiente como consecuencia de las adaptaciones de la PAC; necesarias a causa de la ampliaci¨®n y que en su momento fueron propuestas por la Comisi¨®n, a¨²n no han sido adoptadas.
- Finalmente, algunos cap¨ªtulos -como, por ejemplo, el relativo a los aspectos institucionales-, por su naturaleza, s¨®lo podr¨¢n tratarse al final de las negociaciones.
Tal como he tenido ocasi¨®n de afirmar varias veces, no es el Consejo ni la Comisi¨®n, sino los Estados miembros como tales, los que negocian con los pa¨ªses candidatos, siendo el papel de la Comisi¨®n el de suministrar a la negociaci¨®n toda una serie de propuestas de soluci¨®n ante la perspectiva de una Comunidad ampliada que tengan en cuenta el acervo comunitario, as¨ª como el conjunto de intereses en juego.
De acuerdo con lo que acabo de afirmar, la Comisi¨®n ha hecho todas las propuestas necesarias sobre todos los cap¨ªtulos tratados hasta ahora.
Problemas del sector agr¨ªcola
Los problemas en el sector agr¨ªcola, derivados de la adhesi¨®n de Espa?a y Portugal, que afectan tanto a la Comunidad en su conjunto como a las regiones mediterr¨¢neas o a las menos favorecidas, son de tal naturaleza que no pueden resumirse en pocas palabras.
Estos problemas, de los que, por otra parte, no puede subvalorarse su complejidad, han sido tratados profundamente en repetidas ocasiones y en numerosas comunicaciones de la Comisi¨®n:
- Aspectos econ¨®micos y sectoriales de los problemas de la ampliaci¨®n, del 25 de abril de 1978.
- Dictamen de la Comisi¨®n sobre la petici¨®n de adhesi¨®n de Portugal, del 19 de mayo de l978.
- Dictamen de la Comisi¨®n sobre la petici¨®n de adhesi¨®n de Espa?a, del 29 de noviembre de 1978.
Aunque no hay que olvidar el Informe 1980 sobre la Situaci¨®n de la agricultura en la Comunidad, que dedica un cap¨ªtulo entero a la problem¨¢tica de la ampliaci¨®n de la Comunidad.
Al respecto, me complace observar que la comunicaci¨®n final de la ¨²ltima reuni¨®n del comit¨¦ mixto PE/Cortes refleja la preocupaci¨®n que siempre he puesto de manifiesto, seg¨²n la cual "los problemas relativos a la agricultura mediterr¨¢nea de la Comunidad exigen una r¨¢pida soluci¨®n dentro del marco de la reforma de la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n.
Por lo que hace referencia a las medidas de car¨¢cter especial destinadas a preparar la Comunidad a la adhesi¨®n de Espa?a y Portugal, la Comisi¨®n present¨® al Consejo, a finales de marzo de 1980, una serie de orientaciones de tipo general sobre las medidas que se deber¨ªan adoptar para los productos mediterr¨¢neos m¨¢s sensibles en el ¨¢mbito de la ampliaci¨®n, orientaciones en base a las cuales la Comisi¨®n ha presentado al Consejo una serie de propuestas a finales de octubre de 1981, sobre las que el Parlamento Europeo ya ha tenido -o tendr¨¢ dentro de poco- ocasi¨®n de pronunciarse. Se trata, concretamente, del sector vitivin¨ªcola y hortofrut¨ªcola, as¨ª como de los agrios y el aceite de oliva.
Dichas propuestas se insertan, en primer lugar, en el contexto de las negociaciones de Espa?a y Portugal. Al formular tales propuestas, la Comisi¨®n ha querido igualmente tener en cuenta el examen global de la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n, actualmente en curso dentro del marco del mandato del 30 de mayo de 1980.
Por lo que se refiere al vino y a las frutas y legumbres, las modificaciones de las reglamentaciones comunitarias propuestas por la Comisi¨®n est¨¢n igualmente destinadas a reforzar la actual organizaci¨®n de mercados con la finalidad de superar las dificultades registradas a lo largo de los ¨²ltimos a?os.
Medidas de la Comisi¨®n
En primer lugar, la Comisi¨®n anunci¨® la r¨¢pida aplicaci¨®n de medidas espec¨ªficas para sectores o regiones que ser¨¢n m¨¢s directa y r¨¢pidamente afectadas por el impacto de la adhesi¨®n de los dos pa¨ªses candidatos. As¨ª pues, los programas fuera de cuota del FEDER, a propuesta de la Comisi¨®n en 1981, fueron adoptados en favor de Francia e Italia y se encuentran ahora en v¨ªas de realizaci¨®n. Adem¨¢s, ya con anterioridad, en 1977, se produjeron los reglamentos en favor de la agricultura mediterr¨¢nea, conocidos bajo el nombre de paquete mediterr¨¢neo, sin olvidar las propuestas de adaptaci¨®n de la PAC para algunos tipos de producci¨®n mediterr¨¢neos que ya mencion¨¦ con anterioridad.
Igualmente, cabe recordar que en el sector agr¨ªcola se han adoptado toda una serie de medidas, tanto de organizaci¨®n de mercados como estructurales, a lo largo de las discusiones anuales sobre la fijaci¨®n de precios.
Finalmente, en el ¨¢mbito del mandato, la Comisi¨®n ha indicado la necesidad de completar la estrategia global de reequilibrio de las pol¨ªticas comunitarias tendentes a combatir el aumento de las diferencias en el desarrollo de las diversas regiones de la Comunidad a trav¨¦s de programas comunitarios de car¨¢cter espec¨ªfico en favor de las regiones mediterr¨¢neas, sobre todo con vistas a la ampliaci¨®n y a la pol¨ªtica mediterr¨¢nea exterior de la Comunidad. En particular, cabe hacer referencia al documento, presentado al Consejo y al Parlamento hace tan s¨®lo veinte d¨ªas, sobre la pol¨ªtica mediterr¨¢nea de una Comunidad de doce y sobre uno de los problemas cruciales de la ampliaci¨®n: el de las relaciones entre la Comunidad ampliada y los pa¨ªses terceros de la cuenca mediterr¨¢nea.
El pasado mes de junio, la Comisi¨®n fij¨® las grandes l¨ªneas que pueden servir de base para las propuestas sectoriales que propondr¨¢ al Parlamento y al Consejo antes de finales de a?o.
Sobre este punto, y aunque me repita, debo decir que la fecha de la adhesi¨®n ser¨¢ fundamentalmente fijada en funci¨®n del ritmo de la negociaci¨®n, de la posibilidad de que las partes consigan los acuerdos necesarios sobre las adaptaciones y las medidas de car¨¢cter transitorio requeridas que deber¨¢n quedar fijadas en los tratados de adhesi¨®n.
El futuro de las negociaciones
Igualmente quiero recordar que los Estados miembros nunca anticiparon una fecha y que la Comisi¨®n ha declarado repetidas veces que la realizaci¨®n de la adhesi¨®n para 1984 ser¨ªa posible con la ¨²nica condici¨®n de una acentuada aceleraci¨®n del proceso de negociaci¨®n, de una negociaci¨®n completa que defina con claridad di¨¢fana todas las condiciones de la adhesi¨®n. Esta completa negociaci¨®n incluye, evidentemente, a la agricultura y a la pesca, temas sobre los que la Comisi¨®n ha sostenido repetidamente la tesis de que las complejas negociaciones sobre estos cap¨ªtulos pod¨ªan hacerse paralelamente con las reformas de car¨¢cter interno, sin poner en duda los puntos bien definidos sobre los que tienen que referirse las adaptaciones.
Constato que el proceso negociador, tras haber adquirido un notable impulso a principios de a?o, como consecuencia de una buena voluntad pol¨ªtica y de un cierto grado de madurez de los cap¨ªtulos de negociaci¨®n, se encuentra actualmente en una fase que no dudo en definir como cr¨ªtica.
Recientemente, no se ha producido ninguna decisi¨®n formal, y me refiero al Consejo Europeo, que nos induzca a tener que disminuir el ritmo de negociaci¨®n; pero el verdadero problema no es formal. Una negociaci¨®n no puede progresar si en la misma se quieren descargar las tensiones y contradicciones internas de la Comunidad, si no se toman las decisiones apropiadas en cortexi¨®n con las propuestas presentadas por la Comisi¨®n, si los Estados miembros no asumen plenamente la responsabilidad de ser coherentes con las afirmaciones pol¨ªticas y las consiguientes opciones de tipo operativo y decisional.
Despu¨¦s de casi cinco a?os de haber iniciado este proceso, no se puede dejar de tener en cuenta que, ciertamente, existen dificultades de orden interno a nivel comunitario, y que, por otra parte, existe -y que a m¨ª me parece prioritaria- la gran espera, estimulada por motivos de ¨ªndole pol¨ªtica, de los pa¨ªses candidatos. Decepcionarlos -y ciertamente ser¨ªa decepcionarlos si se sigue en la v¨ªa de no tomar ninguna decisi¨®n, de proseguir los estudios de profundizaci¨®n, de, en resumidas cuentas, adoptar una actitud que aparentase una t¨¢ctica orientada a aplazar indefinidamente la soluci¨®n de los problemas, representar¨ªa el asumir una gran responsabilidad pol¨ªtica.
La Comisi¨®n no podr¨ªa estar de acuerdo con esta t¨¢ctica, pues es consciente de haber hecho su deber presentando las reflexiones y propuestas adecuadas. Por tanto, seguir¨¢ presentando todas las propuestas que considere necesarias con un objetivo de fondo: crear los requisitos para que la Comunidad sea una realidad viva y din¨¢mica capaz de superar las contradicciones y obst¨¢culos que existen en la vida de nuestros d¨ªas.
La Comisi¨®n ha dicho siempre que la adhesi¨®n de tres pa¨ªses mediterr¨¢neos en un fase recesiva de la econom¨ªa europea y mundial era ya de por s¨ª una operaci¨®n de dif¨ªcil calibre, y ha sostenido siempre que una negociaci¨®n r¨¢pida y superficial significar¨ªa una debilitaci¨®n de los v¨ªnculos comunitarios. La Comisi¨®n no ha ocultado nunca las dificultades, sino que m¨¢s bien se ha expuesto a toda una serie de cr¨ªticas, de un tecnocratismo excesivo, por haberio hecho sin miramientos, de cara a los optimistas, unas veces verdaderos y otras ocasionales.
Dicho esto, ha llegado el momento de la verdad. Seguir retras¨¢ndolo quiz¨¢ no sea un crimen, pero -y en ello no hay ning¨²n tipo de cinismo- ser¨ªa, ciertamente, un error, cuyo precio ser¨ªa pagado no s¨®lo por las j¨®venes democracias ib¨¦ricas, sino por todos nosotros.
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