Libros y veraneo para los 'ni?os de la colza'
M¨¢s de ochocientos ni?os de la colza se han inscrito en las cinco colonias de verano organizadas en Madrid por el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia y el Plan Nacional para el s¨ªndrome t¨®xico. El objetivo de dichas colonias es ¨²nico: conseguir que en veinte d¨ªas de curso los ni?os puedan normalizar su vida sin renunciar al veraneo y, sobre todo, sin sentirse gente distinta. Una de ellas es el Centro de Vacaciones "Estados Unidos".
Ana Mary Garc¨ªa, (le trece a?os, se despide de su madre, Encarnaci¨®n Canela, a las 8.1.5 de la ma?ana en una esquina de la calle del Dieciocho de Julio, del barrio de Carabanchel. Despu¨¦s sube a uno de los autobuses fletados por el Ayuntamiento para trasladar a los ni?os de las colonias de verano y saluda al monitor. Todav¨ªa se mueve con dificultad; camina con un ligero bamboleo y a veces da alg¨²n paso en falso, pero ya no es la muchacha lenta y redonda que re corr¨ªa los pasillos de todos los hospitales en una silla de ruedas. Aquello empez¨® con un inexplicable cansancio en junio de 1981 continu¨® en un quir¨®fano lleno de luces agresivas y de m¨¦dicos que miraban hacia abajo, y todav¨ªa quedan esta vacilaci¨®n entre pelda?o y pelda?o y la pregunta qu¨¦ demonios ha pasado.
Ana Mary llega al centro p¨²blico Estados Unidos, de la calle del Comandante Fortea, ahora llamado Centro de Vacaciones para la Recuperaci¨®n Escolar, casi a la misma hora que Elena y Merce, y con el tiempo justo para ver c¨®mo desaparecen los 130 chicos de EGB detr¨¢s de las puertas. Al filo de las galer¨ªas, todas las cosas, las pinturas, los libros y los pupitres, tienen el brillo especial que se aprecia siempre bajo la fuerte luz de los colegios. A las 9.30, los profesores de primera y segunda etapa ya est¨¢n detr¨¢s de las mesas; Soledad, la directora, repasa los papeles en su despacho, y Antonio S¨¢ez, m¨¦dico puericultor, monitor de ocio y hombre para-todo de la colonia, tiene que marchar corriendo hacia Vitrubio. "?Hab¨ªamos dicho 20.000 diarias de presupuesto?, pero si ayer nos gastamos en comida m¨¢s de 30.000".
A las diez de la ma?ana, Angel Gonz¨¢lez, el fisioterapeuta, llama a Ana Mary y a los otros nueve chicos que necesitan venir a recuperaci¨®n. Como siempre, Angel piensa que "hay que conseguir que se rehabiliten jugando", es decir, sin darse cuenta; toma a hurtadillas sus notas sobre la evoluci¨®n de las retracciones y las limitaciones articulares y sobre otros raros asuntos que s¨®lo pueden comprender los fisioterapeutas en mitad de un veraneo. Sin darse cuenta, los chicos hacen sus tablas de ejercicios o juegan a la gallina ciega, y alguien anuncia "la hora del bocadillo", y no hay recuperador capaz de contener a diez ni?os colza a la hora del bocata. "Hoy, emparedado de jam¨®n de York".
Luego, otra vez a clase, y a las 13.15, a comer. Seg¨²n las ¨²ltimas encuestas en la colonia, el trampero y conductor de cornilargos Zeb Macahan ha desplazado a Bobby Ewing en la lista de favoritos, y por eso a las cuatro casi todo el mundo prefiere ver televisi¨®n. Aparentemente los colonos del colegio "Estados Unidos" est¨¢n liber¨¢ndose poco a poco del v¨¦rtigo de 1981; de un tiovivo que gira por dentro y en el que se confunden las voces, las recetas, los discursos pol¨ªticos y las caras de los nuevos amigos. Ana habla con Merce y con Pilar. La tarde avanza deprisa."?Las cinco? Ya es la hora del f¨²tbol". Y luego los ni?os semifinalistas de la colza son Paolo Rossi o el sobrino de Zeb; ?y t¨² qu¨¦ quieres ser, Ana Mary? / ?Yo? Peluquera.
S¨®lo miran hacia atr¨¢s sobre las ocho, cuando vuelven a subir al autob¨²s, camino de Carabanchel, Villaverde y otros lugares del lejano Oeste de la ciudad.
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