Parodia elemental
Debi¨® confiar el actor George Hamilton en que cualquier parodia sobre una legendaria figura del cine podr¨ªa resultar tan rentable como Amor a primer mordisco, aquella divertida pel¨ªcula de Stan Dragoti en la que el personaje de Dr¨¢cula era visto con humor y ternura.Lanzado a la producci¨®n, Hamilton propone ahora una caricatura del Zorro: si la valent¨ªa, la virilidad y el af¨¢n de justicia fueron las caracter¨ªsticas de aquel h¨¦roe enmascarado, la contrapartida de un Zorro afeminado que viste con extravagantes ropas de chirriantes colores y se maquilla como un exagerado travestido es la f¨®rmula humor¨ªstica ofrecida.
Naturalmente, se cae en el chiste f¨¢cil. No ha habido en el gui¨®n un trabajo imaginativo que enriquezca ese d¨¦bil punto de partida. Confiando en que lo trillado hace re¨ªr con facilidad, Estos zorros locos, locos, locos repite la caricatura sin m¨¢s m¨¦rito que el de cualquier comedieta italiana o espa?ola, donde ese tipo de bromas han proliferado hasta el aburrimiento.
Estos zorros locos, locos, locos
Director: Peter Medak. Gui¨®n: Hal Dresner. Fotograf¨ªa: John A. Alonzo. M¨²sica: Ian Fraser. Int¨¦rpretes: George Hamilton, Lauren Hutton, Brenda Vaccaro, Ron Leibman. Comedia. Norteamericana, 1980. Locales de estreno: Amaya, T¨ªvoli, Rosales. Madrid.
El amaneramiento del nuevo Zorro se repite mec¨¢nicamente, sin que el contrapeso del hermano heterosexual, a quien la pel¨ªcula dedica su primera parte, supere la simple presentaci¨®n. No es, por otra parte, George Hamilton un actor con suficientes registros para matizar la diferencia sexual entre los hermanos. El maquilllaje le ayuda pero no suple su falta de versatilidad.
Un doblaje p¨¦simo
Ocurre, adem¨¢s, que el doblaje castellano ha incidido tanto en lo peor de la pel¨ªcula que el espectador llega a sentirse enga?ado. Porque si absurdos resultan los chistes sobre el puente a¨¦reo de Barcelona, no menos extra?a es la traducci¨®n de Paco por Belindo (aprovechando que el personaje es mudo) o la abundancia de burdos juegos de palabras sobre las distintas significaciones que familiarmente reciben en Espa?a los t¨¦rminos de zorro o zorra.No es esta la primera vez que un doblaje pretendidamente gracioso enturbia la traducci¨®n de una pel¨ªcula. Quienes se encargan de ese trabajo conf¨ªan r¨¢pidamente en el juicio cr¨ªtico que les merece la obra que deben doblar, y comparan su propio ingenio con el de los autores del original.
Hace pocas semanas tuvimos ocasi¨®n de encontrarnos con un caso parecido. El monstruo de las bananas fue adaptada en su doblaje sin respetar demasiado los chistes que John Landis hab¨ªa ideado.
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