Zafio oportunismo
La derecha est¨¢ preocupada por las autonom¨ªas y aprovecha la ignorancia de cierto p¨²blico para deformar los aut¨¦nticos datos de la realidad y confundir as¨ª nuestro panorama pol¨ªtico. Exagerando t¨®picos, rebuscando chistes, falseando la evidencia, escribe libros o hace ahora pel¨ªculas donde, como ¨²nica soluci¨®n, concreta su ataque al proceso auton¨®mico en inveros¨ªmiles pueblecitos m¨¢s propios del cine y la leyenda de los a?os 50 que de hoy.Mariano Ozores es un maestro de este g¨¦nero bufo. Su filmograf¨ªa es la m¨¢s amplia del cine espa?ol, pero rara vez ha dedicado a una pel¨ªcula m¨¢s tiempo del que se necesita para olvidarla. De todas formas, no es dif¨ªcil comprender que un guiso como el que suele cocinarse en cada pel¨ªcula suya tenga capacidad de atracci¨®n. En Los auton¨®micos, por ejemplo, los reaccionarios chistes sobre la LOAPA o la torpeza y picaresca de algunos pol¨ªticos dan pie a una buena sucesi¨®n de semidesnudos, con las consiguientes bufonadas sobre la sexualidad que este g¨¦nero conlleva. Es un gui¨®n sin pies ni cabeza, sin la menor imaginaci¨®n, oportunista, antiguo, zafio, pero que repite los esquemas que el peor espect¨¢culo revisteril mantiene desde los tiempos de la censura. Ahora, Ozores escribe m¨¢s tacos, pero no piensa m¨¢s.
Los auton¨®micos
Argumento y Gui¨®n: Mariano Ozores. Director: Jos¨¦ Mar¨ªa Guti¨¦rrez. Fotograf¨ªa: Emilio Burgos. Int¨¦rpretes: Antonio Ozores, Juanito Navarro, Maria Jos¨¦ Nieto, Africa Pratt, Rafaela Aparicio, Valeriano Andr¨¦s. Comedia. Espa?ola, 1982.Local de estreno: Real Cinema.
Lo peor de Los auton¨®micos es que ha sido realizada por un director interesante, Jos¨¦ Mar¨ªa Guti¨¦rrez, que tiene en su haber la versi¨®n cinematogr¨¢fica de Pantale¨®n y las visitadoras y aquella honesta cr¨®nica sobre la represi¨®n que se t¨ªtulo Arriba haza?a. ?Pero se puede realmente llamar realizaci¨®n a un trabajo como ¨¦ste, improvisado en tres semanas, sin suficientes metros de pel¨ªcula virgen, con menos dinero del que hace falta en cualquier t¨ªtulo de m¨ªnima dignidad, con un reparto cerrado en el que cada actor tiene que repetir los tics que hicieron re¨ªr hace a?os? Es s¨®lo un trabajo marcado por la necesidad, al que tantos directores de prestigio han tenido que recurrir. Un mal s¨ªntoma, un peligroso dato.
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