Jabato Ra¨²l
Por los aires sali¨® una vez m¨¢s Ra¨²l S¨¢nchez. Y una vez m¨¢s la, cogida fue horrorosa. Embest¨ªa con violencia el toro, torazo, toro; el m¨¢s grande y poderoso de la corrida, cuya cabeza adornaban dos pu?ales que met¨ªan miedo. Pero el miedo no lo conoce Ra¨²l S¨¢nchez y si lo conoce lo disimula. De manera que se hizo presente, se abri¨® de capa, aguant¨® hecho un jabato los acosones, y en uno de ellos, el toro, torazo, toro, le prendi¨® por la cintura, le zarande¨® y sin dejarlo caer, le tir¨® otro derrote terrible.Casi estrella contra las tablas al torero, jabato, una de las v¨ªctimas m¨¢s claras y m¨¢s apaleadas de la injusticia de los taurinos, a quien el valor ni les sirvi¨® ni les sirve para nada, si no es para ganarse los aplausos de un p¨²blico estremecido, que tarde a tarde agradece su entrega. Por su pie, maltrecho, sin apenas poder dar un paso, acab¨® la lidia Ra¨²l S¨¢nchez, y en medio de una gran ovaci¨®n se retir¨® a la enfermer¨ªa.
Plaza de Las Ventas, 8 de agosto
Toros de Ara¨²z de Robles, con gran trap¨ªo, en general manejables. Juan Jos¨¦. Pinchazo hondo, cuatro descabellos -aviso- y cuatro descabellos m¨¢s. Tres pinchazos y estocada ca¨ªda. Dos pinchazos y estocada delantera ca¨ªda. (Silencio en los tres). Ra¨²l S¨¢nchez. Pinchazo hondo y media atravesada (vuelta al ruedo y pasa a la enfermer¨ªa). Chinito de Francia, que confirm¨® la alternativa. Estocada perpendicular y tres descabellos (silencio). Dos pinchazos y estocada delantera ca¨ªda (palmas). Parte facultativo: Ra¨²l S¨¢nchez sufre probablefractura de clav¨ªcula y puntazos corridos en hemit¨®rax y cresta ?fiaca. Pron¨®stico reservado.
Lo pudo haber hecho antes, inmediatamente despu¨¦s de la cogida, pues estaba herido, pero su verg¨¹enza torera le hizo quedarse en el callej¨®n para reponerse, mientras el toro, torazo, toro, derribaba las tres veces que entr¨® al caballo, ?las tres!, todas ellas con gran estr¨¦pito. El Pimpi, que es el contratista de caballos disfrazado de monosabio, alarmado por el poder de la res, se convert¨ªa, a todo esto, en director de lidia y discut¨ªa con el alguacilillo, daba ¨®rdenes a los toreros, incluido el director de lidia verdadero, que era o deb¨ªa ser Juan Jos¨¦, en tarde negada para este menester y para cualquier otro propio de su condici¨®n de espada de alternativa.
Agarr¨¢ndose la fracturada clav¨ªcula, cojeando, a¨²n tuvo arrestos Ra¨²l en el ¨²ltimo tercio para arrimarse, que es lo suyo. Y, arrim¨¢ndose de firme, cuaj¨® varias series de redondos, se descar¨® con la fiera, ¨¦sta le correspondi¨® con un arre¨®n, volvi¨® el diestro del valor a los redondos, se ech¨® todo el toro, torazo, toro, por delante en un apretado pase de pecho de cabeza a rabo, y entr¨® a matar. Despu¨¦s, la ovaci¨®n, la vuelta al ruedo, la enfermer¨ªa una vez m¨¢s. Este jabato talaverano es, y nos tememos que ser¨¢ siempre, el legionario de Las Ventas, donde demuestra su calidad de torero macho, pr¨¢cticamente para nada: a lo sumo, para recibir los aplausos del d¨ªa y para que los taurinos digan de ¨¦l que no tiene arte y le vuelvan la cara.
Un caso de mala suerte es este Ra¨²l. Su otro toro sali¨® noble y resulta que no pudo torearlo, pues estaba en el hule. Lo tore¨® Juan Jos¨¦, es un decir. Juan Jos¨¦ no acert¨® a hacerles faena verdadera a los tres toros que le correspondieron, nobles los tres. Se le ve¨ªa sin ¨¢nimos, incapaz de templar, incapaz de ligar. Ni como director de lidia, ni como artista, luci¨® ayer Juan Jos¨¦ en una nueva oportunidad perdida, que tan cara deb¨ªa de serle en este ocaso de su vida profesional, que atraviesa.
Y el caso es que ten¨ªa al p¨²blico de su parte. Lo contrario que Lucien Orlewsky Tien, m¨¢s conocido como Chinito de Francia. Al toro de la alternativa, c¨¢rdeno claro, con trap¨ªo, cinque?o pasado, noble, le hizo una faena reposada, muy aut¨¦ntica, echando la pata l'lante, o citando de frente. No era faena de arrebato, pero s¨ª ligada, dominadora, t¨¦cnicamente correcta. Y sin embargo el p¨²blico no se la jaleaba. Con eso de que es chino, la gente adoptaba una actitud reservona, con perd¨®n; seguramente no acab¨¢ndose de creer que aquel toreo pod¨ªa ser bueno. ?C¨®mo puede torear bien un chino?, meditaba el tendido. Y bajo el silencio de las meditaciones concluy¨® su actuaci¨®n en el primero.
Para convencer a los esc¨¦pticos en el sexto, monsieur Orlewsky Tien tuvo que echar las dos rodillas a tierra y dar una larga cambiada, y all¨ª s¨ª levant¨® los ¨¢nimos. Ocurri¨®, no obstante, que ese sexto se quedaba en la mitad del viaje, y hubo de aplicarle un macheteo de alivio. El p¨²blico sinti¨® parecido alivio en aquel nirvana casi nocturno.
Ya sabe el se?or Lucien: para que la gente olvide su origen oriental, debe echar las dos rodillas a tierra. Y luego, suerte, pues ah¨ª tiene el ejemplo del talaverano se?or S¨¢nchez, jabato e ind¨ªgena, a quien no aman los que dan contratos. Y as¨ª lleva muchos a?os, de injusticia en injusticia, de golpe en golpe.
Lesionado el picador M¨¢rquez
En la corrida celebrada ayer en M¨¢laga result¨® lesionado el picador Salvador M¨¢rquez, hermano del diestro, Miguel M¨¢rquez, al derribarle el cuarto toro, de Carmen Ord¨¢?ez. Sufre politraumatismo con insuficiencia respiratoria, contusiones costales bilaterales y erosiones, de pron¨®stico reservado.
Babelia
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