Imagen del empresariado
Ni la teor¨ªa econ¨®micani la discusi¨®n del ordenamiento pol¨ªtico recogen la dimensi¨®n real y societaria de la figura del empresario. Las distintas interpretaciones se trasladan y desplazan constantemente a contenidos dial¨¦cticos. Para el catedr¨¢tico Santiago Garc¨ªa Echeverr¨ªa es necesario y urgente, "para dar una mayor capacidad a la econom¨ªa te¨®rica y a la econom¨ªa empresarial", precisar cu¨¢l es el papel del empresario en el ordenamiento econ¨®mico y societario, as¨ª como el marco econ¨®mico en el que se haya comprometido a organizar la econom¨ªa de una sociedad". La exposici¨®n clara y exacta del ejercicio empresarial mantiene una estrecha relaci¨®n con el orden econ¨®mico que una comunidad quiere desarrollar.
Frente a la forma centralizada de las decisiones econ¨®micas surge otra organizaci¨®n en la que el individuo o grupo de individuos participa en las libertades econ¨®micas partiendo del principio de que, junto a sus posibilidades en el ejercicio de esta actividad, soporta tambi¨¦n los riesgos correspondientes. Para ello es necesario un orden que regule las posibilidades de dichos individuos y la existencia de personas que est¨¦n dispuestas a soportar el riesgo, orden que debe ofrecer una igualdad de oportunidades para que el riesgo no pueda trasladarse a otros grupos sociales.
Para el funcionamiento de una econom¨ªa descentralizada se debe considerar como elementos vitales: el que la sociedad acepte esa delegaci¨®n de poder de planificaci¨®n y de decisi¨®n; el que se mantenga de forma vinculante la oportunidad y el riesgo y, consiguientemente, se respeten las responsabilidades de cada uno de los agentes econ¨®micos, y el qu¨¦ este agente econ¨®mico, el empresario, est¨¦ dispuesto a demostrar no solamente su capacidad para lograr objetivos de econom¨ªa singular sino para garantizar que esta forma de organizaci¨®n econ¨®mica es la que mejor utiliza los recursos disponibles.
As¨ª, pues, la delegaci¨®n de las decisiones econ¨®micas a niveles de econom¨ªa singular de empresas, agrupaciones empresariales o sindicatos; control y correcci¨®n de dichas decisiones a trav¨¦s de la competencia, y oferta din¨¢mica por parte del empresario, son las implicaciones de una econom¨ªa de mercado, especialmente en su dimensi¨®n de econom¨ªa social de mercado.
Buena imagen
En una sociedad caracterizada por una concentraci¨®n de poder pol¨ªtico y econ¨®mico, el problema de la imagen que pueda ofrecer el empresario es relativamente peque?o; pero en una sociedad abierta y pluralista, la imagen de los agentes econ¨®micos es de importancia vital. "Por ello, el que la imagen del empresario sea positiva o negativa en una sociedad plantea, al pol¨ªtico en el poder, situaciones muy diferentes a la hora de configurar su pol¨ªtica econ¨®mica".
Los factores, que modelan. una buena o mala imagen son varios: unas veces ser¨¢ por actuaciones del propio empresario, otras veces corresponde a otras instituciones supraempresariales, otras veces se trata de planteamientos ideol¨®gicos.
Para Schmoelders, "toda destrucci¨®n y distorsionamiento del proceso feed-back, funci¨®n primaria del empresario; pone en peligro la credibilidad del sistema econ¨®mico-y coniribuye a encerrar los fundamentos de una econom¨ªa, de mercado y de la libertad econ¨®mica".
Santiago Garc¨ªa piensa que deben ser conscientes de esa responsabilidad el empresario pol¨ªtico, el sindicalista y la opini¨®n p¨²blica. As¨ª se podr¨¢ lograr una organizaci¨®n eficaz de la econom¨ªa.
Las peque?as y medianas empresas, en la actualidad bien diferenciadas de las grandes unidades empresariales, desempe?an un papel predominante en casi todos los pa¨ªses industriales de Europa. Se calcula que su aportaci¨®n al producto nacional bruto y a la situaci¨®n de empleo oscilan entre porcentajes que van del 60% al 90% de la actividad econ¨®mica de los diferentes pa¨ªses.
La relaci¨®n propiedad-empresario configura la estructura de sociedad econ¨®mica. Mientras que en la gran empresa quedan diferenciados esos dos agentes, en la peque?a y mediana el papel de uno y de otros resulta de dif¨ªcil disociaci¨®n. La separaci¨®n de la Propiedad de los medios de producci¨®n y la funci¨®n empresarial como tal, cada vez, m¨¢s acentuada, acarrea una serie de problemas no s¨®lo pol¨ªtico-sociales, sino de financiaci¨®n de estas empresas y la posible participaci¨®n de la propiedad en los procesos empresariales de, dif¨ªcil soluci¨®n.
En una encuesta realizada a principios de la d¨¦cada de los setenta en la RFA, s¨®lo un 20% de los entrevistados identific¨®. al empresario con el propietario; un 40%, como responsable de una actividad industrial y comercial, y un 13%, como una persona que desarrolla una actividad independiente. Responsabilidad, ¨¦xito y personas con ideas constituyeron elementos de car¨¢cter secundario. Pero lo m¨¢s significativo fue que s¨®lo un 4% dio una contestaci¨®n negativa a la figura empresarial.
En Espa?a, un 16% considera interesante ser empresario, mientras que en la RFA alcanza un 30%. Los motivos -hay que tener en cuenta que son tiempos diferentes- guardan muy poca relaci¨®n. En Espa?a, en los ¨²ltimos meses, el 46% considera que el motivo es ganar dinero y el 30% ve la posibilidad de crear trabajo. En la RFA, un 36% se orienta a la actividad empresarial a efectos patrimoniales; un 25%, a los efectos de realizar una tarea independiente, y solamente un 3%, por motivos de prestigio social.
La interpretaci¨®n regional de la encuesta realizada para el Centro de Estudios y Comunica ci¨®n Econ¨®mica por Sofemasa en mayo-junio de 1981 es, probablemente, lo m¨¢s interesante de la misma, por lo sorprendente de los resultados.
La propensi¨®n a ser empresario es mayor en la regi¨®n andaluza (19%). Por el contrario, hay menos propensi¨®n que el conjunto de poblaci¨®n en Castilla-Le¨®n (12%) y Pa¨ªs Vasco (10%).
Tienen m¨¢s propensi¨®n a ser profesionales liberales los habitantes de Canarias, (46%), de Catalu?a (16%), de Levante (39%) y Pa¨ªs Vasco (38,1%). Por el contrario, esta propensi¨®n es menor en los segmentos Andaluc¨ªa (25%), Castilla-La Mancha, (23%) y Galicia (24%).
Muestran propensi¨®n a la media nacional a ser trabajadores aut¨®nomos los habitantes de Andaluc¨ªa (1,9%) y Catalu?a (20%), por el contrario de los de Castilla-Le¨®n (10%) y Levante (11%).
Declararon mayor propensi¨®n que el total de la muestra a ser funcionarios en la regi¨®n Castilla-Le¨®n (27%), Castilla-La Mancha (31%), Galicia (19%) y Levante (20%). Muestran menor propensi¨®n los habitantes de la regi¨®n Madrid-centro (11%), Catalu?a (5%) y Pa¨ªs Vasco (7%).
La existencia de una conciencia de la necesidad de una mayor profesionalizaci¨®n del empresario y de mayores. niveles de formaci¨®n, as¨ª como el hecho de que existe una interpretaci¨®n materialista de la funci¨®n empresarial, la escasa preparaci¨®n de los universitarios llamados a desempe?ar ejercicios empresariales y la no admisi¨®n de riesgo como tarea que se est¨¦ realizando, y, consiguientemente la aceptaci¨®n de un orden de econom¨ªa de mercado, son los puntos m¨¢s significativos en la relaci¨®n entre imagen del empresario y el ordenamiento econ¨®mico que arroj¨® la encuesta.
Orden econ¨®mico
La interpretaci¨®n de la figura del empresario en nuestro pa¨ªs es m¨¢s, bien negativa. Seg¨²n los planteamientos expuestos, dicha interpretaci¨®n dificulta en gran medida la posibilidad de afianzar el funcionamiento de un orden de econom¨ªa de mercado.
Necesariamente la imagen del empresario debe mejorar para que se le encomiende la realizaci¨®n de determinadas funciones de planificaci¨®n y decisi¨®n econ¨®micas. Es fundamental que el empresario perciba la urgencia de recuperar una imagen que debe corresponder a la funci¨®n que en una econom¨ªa de mercado tiene que realizar. Dif¨ªcilmente podr¨ªa obtener la confianza de la comunidad, y el pol¨ªtico, dar una respuesta organizativa. Asi mismo empresario y pol¨ªtico deben estar convencidos de que la descentralizaci¨®n del poder econ¨®mico es la mejor forma de solucionar los problemas que la sociedad tiene planteados.
Adem¨¢s de la delegaci¨®n de poder, el empresario necesita, para realizar el c¨¢lculo econ¨®mico sobre el futuro, ciertos grados de estabilidad que hagan posible el ejercicio de esa planificaci¨®n.
Junto con la imagen empresarial, la econom¨ªa de mercado se fundamenta tambi¨¦n en la aceptaci¨®n de responsabilidades por parte de empresario y todos los grupos sociales, mediante un di¨¢log¨® que se acerque m¨¢s a la realidad de los hechos y se aleje de abstracciones dogm¨¢ticas.
Por los fuertes matices regionales, la encuesta de Sofemasa supone una llamada de atenci¨®n, de la necesidad de establecer una gran actividad de divulgaci¨®n de la funci¨®n empresarial; el desarrollo de programa de manegement de alto nivel; la necesidad de fomentar, a niveles universitarios y otros centros superiores, las posibilidades de la vida empresarial, y la necesidad de clarificar la definici¨®n de funciones empresariales y demostrar a la sociedad que la mejor forma de resolver sus problemas es una buena organizaci¨®n basada en la econom¨ªa de mercado.
Por qu¨¦ son necesarios
A las personas que no ten¨ªan vocaci¨®n de empresarios, pero que pensaban que ¨¦stos eran necesarios, se les pregunt¨® las razones de esta necesidad. Los resultados, fueron:
En nuestro pa¨ªs, la tendencia a ser empresario es muy escasa, solamente el 16%. Los que no desean ser empresarios argumentan que no se consideran preparados (26%) que no les interesa (21%), qu¨¦ les preocupan los problemas laborales (21%) y por el riesgo que esa actividad supone (19%). As¨ª, pues, la interpretaci¨®n de la figura del empresario es m¨¢s bien negativa. La mayor¨ªa de los encuestados en Castila;La Mancha se consideran capacitados para ejercer funciones empresariales (86%); s¨®lo el 14% no cree tener la preparaci¨®n suficiente. Cifras que contrastan con la media nacional. No obstante, prefieren otras ocupaciones: profesiones liberales (25%) y labores de funcionariado (31%), porcentajes bastante elevados en relaci¨®n con los nacionales. La preferencia a realizar actividades empresariales se sit¨²a en un nivel medio.
El rechazo viene determinado por problemas laborales (20%), sin excesiva importancia al riesgo que la actividad supone.
Igual que en el resto de las regiones, la imagen que en Castilla-La Mancha se tiene de la figura del empresario es negativa. Hay porcentajes superiores a la media en los siguientes puntos: invierte poqu¨ªsimo, 31%; gana poqu¨ªsimo, 41%; crea much¨ªsima riqueza, 7%. Tambi¨¦n es superior a la media no est¨¢ ni mucho ni poco preparado, 41%.
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