?Viva Espa?a socialista?
Donde crecen los olivos en Europa, una oleada de victorias socialistas se ha propagado de pa¨ªs en pa¨ªs, en contraste con las democracias del Norte, donde la llama socialista arde muy baja. La victoria de Mitterrand en Francia, el pasado verano, fue seguida por la de Papandreu en Grecia, el pasado octubre. Parece que Italia tendr¨¢ un Gobierno socialista tras las pr¨®ximas elecciones generales. Ahora el h¨¢bito parece que se extiende a Espa?a. Seg¨²n la mayor¨ªa de los sondeos, el partido socialista de Felipe Gonz¨¢lez est¨¢ muy por delante de sus competidores de centro-derecha en las elecciones que se esperan para este a?o en Espa?a.La primavera de la izquierda en el sur de Europa tiene una explicaci¨®n. Cada uno de estos cuatro pa¨ªses est¨¢ reaccionando contra los Gobiemos paternalistas, de diferentes tonos de derecha, que les gobernaron durante una generaci¨®n o m¨¢s. Estos Gobiernos conservadores fueron buenos para crear las condiciones propicias a los estallidos de crecimiento econ¨®mico en sus respectivos pa¨ªses. Sobrevivieron en el poder tanto tiempo gracias, sobre todo, a que supieron persuadir a sus pueblos de que su ¨²nica altemativa era la izquierda marxista disipadora de la riqueza. Pero este argumento comenz¨® a perder brillo desde que hombres menos persuasivos sucedieron a De Gaulle en Francia, a Caramanlis en Grecia, a De Gasperi en Italia y desde que la muerte levant¨® el pu?o de Franco sobre Espa?a, y desde que las alternativas de izquierda representando a las clases trabajadoras, cuyos est¨®magos se llenaban lentamente por la prosperidad creada por las econom¨ªas capitalistas, crec¨ªan menos devotas del marxismo. ( ... )
En Espa?a, una victoria socialista no parece m¨¢s preocupante que encontrarse entre los ¨²ltimos mozos que corten delante de los toros en Pamplona. No existe en Espa?a el espacio econ¨®mico para maniobrar que un nuevo Gobierno socialista necesita para cumplir sus promesas electorales. El aumento del gasto p¨²blico y el par¨®n de la confianza de los inversores privados, que tradicionalmente acompa?an a las victorias electorales socialistas, a?adir¨ªan inflaci¨®n a los problemas existentes, y los socialistas de Gonz¨¢lez parecen darse cuenta de ello.
Los toros de la pol¨ªtica espa?ola son los generales m¨¢s veteranos del pa¨ªs, que se opusieron tajantemente a la introducci¨®n de la democracia por los reformistas del centro-derecha despu¨¦s de la muerte de Franco en 1975 ( ... ). El cuadro espa?ol recuerda al de Grecia en 1967, cuando el cu?ado del rey Juan Carlos, Constantino, tuvo que plegarse al golpe de los coroneles en v¨ªsperas de una aparente e inminente victoria socialista en las elecciones.
Pero, aparte de la resoluci¨®n de don Juan Carlos de no seguir los pasos de Constantino, hay tres razones para argumentar que Espa?a, en 1982, debe ser diferente de la Grecia de 1967. En primer lugar, el socialismo del se?or Gonz¨¢lez no es extremista. Su coraz¨®n marxista fue removido en un congreso del partido en 1977 y su prudepte pol¨ªtica econ¨®mica ha ¨¢ido dise?ada teniendo en cuenta las sensibilidades de los generales y de los hombres de negoc¨ªos espa?oles. En segundo lugar, es mucho m¨¢s probable que los socialistas puedan suministrar el n¨²cleo de una mayor¨ªa estable en el Parlamento que los fragmentados partidos de centro-derecha. La tercera raz¨®n para pensar que un Gobierno socialista ser¨ªa la perspectiva m¨¢s estable pata Espat¨ªa reside en que el fr¨¢gil consenso entre el actual Gobiemo y los sindicatos, que ha permitido la aplicaci¨®n de una austeridad salarial, se ha roto. Ning¨²n previsible Gobierno de centro-derecha parece capaz de reconstruirlo. Un nuevo Gobierno socialista, sin embarrgo, tiene muchas razones para lograr un buen comportamiento de sus seguidores sindicalistas (...)
Desde el golpe de Estado del a?o pasado, el Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo ha ponderado cada una de sus acciones juzgando si ofend¨ªan o no al Ej¨¦rcito. Esto ha estimulado a los oficiales a continuar creyendo en su papel hist¨®rico como guardianes de la pol¨ªtica espa?ola. Antes o despu¨¦s, la paciilncia de los dem¨®cratas con esa pretensi¨®n estaba destinada a romperse. Cuanto m¨¢s tarde se produzca, en el cas¨® de Espar¨ªa, significar¨ªa que se har¨ªa m¨¢s explosivamente.
Es mejor el divorcio limpio entra el Ej¨¦rcito y la pol¨ªtica espafiola que representa la elecci¨®n de un Gobierno socialista. Si el Ej¨¦rcito no sale de sus cuarteles despu¨¦s de un triunfo socialista en las elecciones -y parece que no lo har¨¢-, Espa?a habr¨¢ encontrado que puede moverse libremente de un partido democr¨¢tico a otro. Se habr¨¢ convertido en una democracia completa en ejercicio. Mantengan sus dedos cruzados.
, 21 de agosto.
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