Los grandes del cante exhiben su arte en el Congreso de Actividades Flamencas, en Ja¨¦n
Se desarrollan a buen ritmo las sesiones de trabajo del X Congreso Nacional de Actividades Flamencas. Es cierto que no todas las ponencias presentadas, en n¨²mero de veintid¨®s, tienen la relevancia exigible en un encuentro de esta envergadura, pero tambi¨¦n lo es que algunas reun¨ªan grandes dosis de inter¨¦s por su contenido y el tratamiento que los autores les han dado.
Recordamos, entre esas ponencias, la titulada El cante minero. Aspectos hist¨®ricos y musicol¨®gicos de su desarrollo, de la que su autora, G¨¦nesis Garc¨ªa G¨®mez, present¨® la segunda parte, puesto que se trata de un extenso trabajo en tres partes. La primera hab¨ªa sido presentada en el Congreso del a?o pasado en Almer¨ªa, y la tercera presumimos que se llevar¨¢ al del a?o pr¨®ximo. Fue tal la acogida de la asamblea a este trabajo. que se solicit¨® un¨¢nimente fuera propuesta su edici¨®n en libro. Otra ponencia de gran altura fue la titulada ?Se puede hablar de cultura gitano-andaluza?, de la que es autor Bernard Lebl¨®n, quien acomp¨¢?¨® su exposici¨®n con grabaciones. Reflexiones flamencas, del guitarrista-Manuel Cano, fue seguida asimismo con mucha atenci¨®n.Paralelamente se vienen desarrollando otra serie de actividades de tipo social y art¨ªstico. Ha habido dos festivales flamencos de envergadura, el primero de ellos dedicado a la presentaci¨®n del disco Canta Ja¨¦n, editado con motivo del congreso, a base de cinco cantaores Jienenses-Pepe Polluelas, Rafael Romero Gallina, Carmen Linares, Rosario L¨®pez y Carlos Cruz, acompafiados a la guitarra por Juan Carmona Habichuela y Perico El del lunar-. Actuaron todos. La voz antigua de Rafael, antigua no solamente por la edad del cantaor sino por su sapiencia en estilos que vienen de muy lejos, brill¨® extraordinariamente, sobre todo en unas estremecedoras seguiriyas, aunque pienso que el artista estaba un poco bajo de cuerda. Carmen Linares es una cantaora de raza, tiene jondura y va por derecho, buscando pocas veces del alivio. Rosario L¨®pez no dio toda la medida de. sus posibilidades, aunque conecta f¨¢cilmente con el p¨²blico.
C¨®nclave de figuras
El segundo festival, cuyos ingresos ¨ªntegros se dedicaban a beneficio de los artistas flamencos de la tercera edad, fue un aut¨¦ntico c¨®nclave de casi todas las figuras m¨¢s representativas del momento actual. La extensi¨®n del cartel obliga, necesariamente, a una s¨ªntesis casi telegr¨¢fica.Lo m¨¢s importante de todo fue quiz¨¢ el encuentro con el cante de la Perrata, madre del Lebrijano, y del guitarrista Pedro Pe?a, quien la acompa?aba con evidente satisfacci¨®n. Un cante oscuro, primitivo, de una extra?a belleza, con ecos que nunca antes hab¨ªamos o¨ªdo. Su hijo Juan El Lebrijano cant¨® antes arrastrando al auditorio; su enorme facilidad para el cante le lleva a veces a trivializar los estilos mayores, y creo que esto le ocurri¨® con las seguiriyas, que no desarroll¨® en profundidad, qued¨¢ndose casi en un juego superficial sin mayor trascendencia; por tientos y buler¨ªas Lebrijano estuvo mucho m¨¢s acertado, quiz¨¢ porque estos g¨¦neros se adec¨²an mucho mejor a esa lijereza de que a veces hace gala. Diego Clavel cant¨® formidablemente por malague?as y seguiriyas, en esa tesitura frecuente en ¨¦l de llegar hasta donde parece imposible llegar. Chano Lobato bien como siempre, aunque el ambinete no era el m¨¢s propicio para su estilo de cante y no lleg¨® a centrarse totalmente. La voz rota de Fernanda de Utrera estuvo magistral en las soleares. Fosforito, Mar¨ªa Jos¨¦ Santiago, Luis de C¨®rdoba y Mar¨ªa Vargas completaron el cante. Al baile, Pepa Montes hizo una preciosa exhibici¨®n por alegr¨ªas. Hubo guitarras excelentes como las de Habichuela, Bac¨¢n, Postigo y Pe?a.
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