El control de una econom¨ªa democratizada
Conforme se aproxima la capa?a electoral se hace inevitable que cada partido pol¨ªtico presente sus programas electorales, como su quehacer para un futuro inmediato.Cuando todos los pron¨®sticos empiezan a se?alar al PSOE como aglutinador de una mayor¨ªa social para el cambio, es conveniente examinar no s¨®lo los proyectos que se presenten en tomo a un programa electoral, sino " el balance de una actuaci¨®n parlamentaria, llevada, con extraordinaria habilidad desde su posici¨®n de, partido de la oposici¨®n; porque los hechos, el testimonio de un trabajo realizado, son la mejor garant¨ªa de un compromiso en el futuro.
Analizando los planteamientos que el grupo socialista ha realizado en el Congreso de los Diputados en materia econ¨®mica, se observa una permanente insistencia por. el control y la eficacia de nuestra econom¨ªa, empezando por el sector p¨²blico, por supuesto. En ese objetivo se sit¨²an las enmiendas y el trabajo realizado por el portavoz del grupo, Enrique Bar¨®n, en el proyect¨® de ley del Tribunal de Cuentas. Que el Tribunal de Cuentas, gracias a un texto mejorado por las enmiendas fiscalizar¨¢ la actividad econ¨®mico-financiera del sector p¨²blico seg¨²n los principios de legalidad, eficiencia y econom¨ªa (art¨ªculo 9?, 1) constituye un acierto. Asimismo, el que le corresponde la fiscalizaci¨®n de las subvenciones, cr¨¦ditos, avales u" otras ayudas del sector p¨²blico,, percibidas por personas f¨ªsicas o jur¨ªdicas (art¨ªculo 42,2), es una garant¨ªa para la correcta aplicaci¨®n del dinero p¨²blico a sus fines concretos, y cuando la normativa establezca la obligatoriedad de la censura jurada de cuentas para determinadas entidades del sector p¨²blico se aportar¨¢ el correspondiente informe al tribunal (art¨ªculo 7?, 1). Aqu¨ª se incorporan amargas experiencias de auditor¨ªas que se han realizado y que todav¨ªa no han visto la luz p¨²blica. Y siguiendo con una visi¨®n de eficacia inmediata, y conociendo la escasez de medios humanos del Tribunal de Cuentas, en el art¨ªculo 7?, apartado 49, se faculta al tribunal para comisionar a expertos que tengan. titulaci¨®n adecuada al objeto de inspeccionar, revisar y comprobar la documentaci¨®n, libros, met¨¢lico, valores, etc¨¦tera, de las entidades del sector p¨²blico, o en los su puestos de las subvenciones recibidas por entidades privadas de fondos p¨²blicos. Todas estas posibilidades ser¨¢n una garant¨ªa permanente para controlar la utilizaci¨®n de los esfuerzos que los contribuyentes realizan apartando su contribuci¨®n econ¨®mica v¨ªa presupuesto general del Estado, comunidades auton¨®micas y administraci¨®n local.
El Tribunal de Cuentas
En todo proceso de cambio, las finanzas p¨²blicas, afirmaba Schumpeter, son uno de los mejores puntos de partida para la investigaci¨®n de la vida social y pol¨ªtica; y en estos momentos hay que considerar un acierto el que se haya logrado que el Tribunal de Cuentas pueda ser una realidad, una realidad llena de esperanza donde los ciudadanos se sientan defendidos.
El desarrollo de la ley org¨¢nica es urgente, y en ese desarrollo conviene estructurar un sistema de registro p¨²blico, para que cualquier persona pueda examinar la rendici¨®n de cuentas efectuada por un organismo p¨²blico.
En la batalla por conseguir la transparencia econ¨®mica conviene resaltar algo que ha pasadao sin excesiva publicidad: en la ley 18 1 1982, en la disposici¨®n adicional cuarta, se introduce v¨ªa enmienda del PSOE un nuevo redactado dentro de la ley 61 / 1978 del impuesto sobre sociedades, tipificando la presunci¨®n de doble contabilidad. "Cuando se presente a cualquier efecto ante la Administraci¨®n u organismos de cr¨¦dito oficial o d¨¦ cualquier manera se de publicidad o informaci¨®n a terceros a balances distintos de los presentados a efectos fiscales". Hay que lamentar que no prosperase otra enmienda del mismo grupo socialista, y defendida por Enrique Bar¨®n en el Congreso, implantando la auditor¨ªa para todas las empresas que pasaran un volumen determinado de ventas, de capital o de obreros. Pero queda patente el esfuerzo del grupo socialista en su lucha por la transparencia econ¨®mica.
Nacionalizar el sector p¨²blico
Hay una idea evidentemente asumida por los dirigentes del PSOE, y que su secretario general ha venido repitiendo desde hace tiempo: s¨®lo hay que nacionalizar al sector p¨²blico, debido a que hoy se encuentra privatizado y al servicio de los grupos financieros; y en cuanto al sector privado, hay que exigirle transparencia econ¨®mica; hay que obligar que las empresas pongan de manifiesto sus verdaderas fuentes de ingresos y se pueda erradicar el fraude organizado, que tan magn¨ªficamente se ha instalado en la democracia, aumentando -seg¨²n ha quedado puesto de manifiesto por la comisi¨®n de expertos que ha estudiado el problema de la evasi¨®n de impuestos-, y que s¨®lo se erradicar¨¢ cuando la lucha por la transparencia econ¨®mica sea una realidad, cuando llegue el d¨ªa que un balance sin auditar se considere papel mojado y cuando se elimine toda posibilidad de funcionamiento de cajas negras, que con tanta profusi¨®n existen, as¨ª como perseguir una evasi¨®n que encuentra cada vez m¨¢s un aliciente en el fraude remunerado.
Tal vez en estos momentos de crisis lo m¨¢s importante en la mayor¨ªa para el cambio sea infundir una esperanza en un cambio cualitativo de la vida, donde se pueda hacer realidad el control y la informaci¨®n que las empresas tienen que entregar a sus obreros, seg¨²n el Estatuto de los Trabajadores, y que no se les facilita o los datos no son fiables. El control de la infor maci¨®n econ¨®mica puede convertirse en un arma poderosa para canalizar la energ¨ªa humana que necesita el cambio. Estamos en momentos de -conocer la verdad total que nos rodea, y s¨®lo llegar¨¢ con un examen sincero de la situaci¨®n. Conocer la verdadera situaci¨®n de la estructura econ¨®mica de las en tidades y empresas es una necesidad que todav¨ªa llena de esperanza a mucha gente, y ese optimismo hay que canalizarlo para reforzar una econom¨ªa m¨¢s democratizada.
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