La edad de plata
El cine est¨¢ en crisis, como dec¨ªan los hermanos Lumi¨¨re.Pero no parece que haya llegado la crisis de los festivales. Porque cada d¨ªa hay m¨¢s. Y, naturalmente, tambi¨¦n hay m¨¢s premios. Ya no hay pel¨ªcula sin premio ni romero sin flor.
Pronto va a ser m¨¢s distinguido poner un r¨®tulo a la entrada del cine en que se anuncia el estreno: "Esta pel¨ªcula no tiene absolutamente ning¨²n premio".
Hace poco me llamaron de un pueblo monta?¨¦s, encaramado como un nido en un valle alto de los Picos de Europa.
-?Manoloooo ... ! ?Que queremos jacer un festival de cine!
-Pero..., ya ten¨¦is el festival de la trucha...
-?La pesca de la trucha est¨¢ en crisis!
Ay, que estamos en tiempos de crisis, es decir, de reflexi¨®n. Por esto hay tantas enciclopedias, fasc¨ªculos, festivales, homenajes,mesas redondas... Los pelos del rabo de la Esfinge.
La mirada sobre el cine que fueYa no se hacen pel¨ªculas como Casablanca, pero ahora se habla mucho m¨¢s de ella que cuando se estren¨¦. La edad de oro nunca supo que era la edad de oro. La edad de plata, la pobre, s¨ª.
El cine reflexiona sobre s¨ª mismo. Sobre lo que fue, ante todo. Se autoimita, se repite, se homenajea, se hace juguete de viejos.
Epoca de reflexi¨®n, edad de plata.
En la primera pantalla cinematogr¨¢fica de Espa?a, que es la televisi¨®n, s¨®lo se dan reposiciones. Hoy la reposici¨®n goza de un gran prestigio. Antes, no: cuando no se pod¨ªa decir "grandioso estreno", se dec¨ªa "gran ¨¦xito", pero se hu¨ªa de la palabra reposici¨®n.
Esas pel¨ªculas de antes, que ahora parecen a?orarse, ?no representar¨¢n m¨¢s bien Ia a?oranza de la persona que se era cuando se vieron por primera vez? Con Cifesa ¨¦ramos m¨¢s j¨®venes. (Aunque para m¨ª, as¨ª pasen cien a?os, el cine de Cifesa me seguir¨¢ pareciendo infumable.)
Veloz, veloz pasa el tiempo para el cine.
Al a?o siguiente de ser estrenada una pel¨ªcula de ¨¦xito es vieja. A los tres o cuatro a?os, los cin¨¦filos dicen que "se ha quedado desfasada". La parte testimonial que toda pel¨ªcula -lo quiera o no- tiene, en seguida se pasa. La forma de vestir, el gesto, las referencias a la actualidad, incluso los sentimientos, se pasan. Pero no hay que apurarse. Diez a?os despu¨¦s, cualquier bodrio cinematogr¨¢fico se convierte en un cl¨¢sico.
Veloz, veloz como un sue?o pasa el tiempo para el cine.
Suspiros de festivalEl primer d¨ªa de este festival me llama un amigo. Acababa de proyectarse una esperada pel¨ªcula. Me dice, encantado de lo que acaba de ver:
-La pel¨ªcula de Fulano es fant¨¢stica, estupenda.
Al llegar a la ciudad de San Sebasti¨¢n me lo encuentro en el hall del hotel Cristina. Pregunto, me intereso por la marcha del festival. Me habla de varias, pero no menciona la pel¨ªcula de Fulano. Soy yo quien se interesa por ella.
-?Aquella pel¨ªcula?... psss..., flejilla, flejilla.
Estoy seguro de que al final del festival dir¨¢ que es muy mala.
Semana y media de festival, todo un ¨¦xito.
Este amigo m¨ªo -que, pese a ser c¨¢ntabro, trabaja de relaciones p¨²blicas- comentaba las excelencias de una pel¨ªcula en el hall del hotel. Esta s¨ª que le hab¨ªa entusiasmado. Yo, reci¨¦n llegado al Festival Internacional de Cine de San Sebasti¨¢n, me quise enterar de qu¨¦ pel¨ªcula se trataba.
-No, hombre, no es del festival. Es la pel¨ªcula que daban anoche en televisi¨®n... ?Fant¨¢stica, estupenda!
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