La Asamblea de las Naciones Unidas, un foro internacional cada vez m¨¢s anquilosado e inoperante
Invariablemente por esas fechas, cada a?o comienza el desfile de ministros por el rascacielos de 36 pisos sede de las Naciones Unidas, en Nueva York. Los discursos y las entrevistas se entremezclan con las recepciones, las cenas o las compras en los lujosos almacenes neoyorquinos para las esposas que acompa?an a sus maridos en el tradicional peregrinaje a la ONU. Mientras, el mundo suma guerras y violencia que la ONU contabiliza y denuncia. Casi nunca y previene o evita. Casi siempre hay que contar muchas v¨ªctimas antes de que la ONU eleve su voz, pocas veces escuchada. En resumen, la ret¨®rica vence a la acci¨®n en este anquilosado foro, ante el que ma?ana intervendr¨¢ el titular espa?ol de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez Llorca.
La 37? Asamblea General, que empez¨® el pasado martes, poco variar¨¢ en su temario de las ¨²ltimas celebradas. S¨®lo a?adir¨¢ algunos conflictos a su agenda, como el de las Malvinas. El resto es una repetici¨®n de cl¨¢sicos. La guerra de Oriente Pr¨®ximo, la guerra entre Ir¨¢n e Irak, la guerra en Afganist¨¢n, la guerra en Camboya, la guerra en Namibia, la guerra en el Sahara Occidental.Sombr¨ªo panorama de tantas guerras, guerrillas o conflictos, que indujo al nuevo secretario general de la ONU, Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, a denominar las cosas por su nombre: "El mundo va hacia la anarqu¨ªa". ?Puede hacer lago la ONU para evitarlo? P¨¦rez de Cu¨¦llar, al menos, quiere intentarlo.
Cuando la ONU fue creada en 1945, al t¨¦rmino de la segunda guerra mundial, formaba un foro de 51 naciones con clara predominancia de Estados Unidos y la mayor¨ªa de pa¨ªses occidentales. La guerra fr¨ªa de los a?os cincuenta radicaliz¨® las posturas entre las dos grandes potencias, Estados Unidos y la URSS. El proceso de descolonizaci¨®n de la d¨¦cada de los sesenta, una de las grandes tareas de las Naciones Unidas realizada a trav¨¦s del Comit¨¦. para la Descolonizaci¨®n, cambi¨® completamente el panorama de la ONU.
La Asamblea General re¨²ne hoy a 157 Estados miembros, te¨®ricamente con igualdad de derechos a la hora del voto. Un mismo voto para Estados Unidos que para las islas Seychelles. Washington ha perdido su influencia en el control de la ONU hasta el punto de que muchos pol¨ªticos y comentaristas se preguntan, en EE UU para qu¨¦ sirve la ONU si la mayor¨ªa de votos son cr¨ªticos para Washington.
Pero el verdadero ¨®rgano ejecutivo de la ONU radica en su Consejo de Seguridad. Quince Estados miembros, presididos por rotaci¨®n, se re¨²nen peri¨®dicamente en funci¨®n de las crisis mundiales. Pocas veces votan un¨¢nimemente ante las diferencias de intereses. Los pa¨ªses del Tercer Mundo, por otra parte, denuncian la estructura de cinco pa¨ªses con derecho permanente (Estados Unidos, Uni¨®n Sovi¨¦tica, China, Reino Unido y Francia), que cuentan adem¨¢s con derecho de veto.
El bloqueo del mecanismo del Consejo de Seguridad y, m¨¢s grave a¨²n, la escasa o nula influencia que tienen sus resoluciones para los pa¨ªses afectados (la ¨²ltima prueba la ofrece casi a diario el caso de Israel) son, el principal cap¨ªtulo de inquietud para el secretario general, Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar. De ah¨ª sus ideas de reactivar la actuaci¨®n del Consejo de Seguridad, y de obligar a Estados Unidos a que cumpla las resoluciones. Pero que el Consejo de Seguridad pueda prevenir los conflictos, en vez de simplemente constatarlos, constituye la esencia de las propuestas del secretario general.
Jeane Kirpatrick, la influyente embajadora de EE UU en la ONU, que diferencia sutilmente entre reg¨ªmenes dictatoriales (pa¨ªses comunistas) y reg¨ªmenes autoritarios (pa¨ªses no menos represivos, pero bajo influencia capitalista), salud¨® las propuestas de P¨¦rez de Cu¨¦llar de manera positiva. Otras delegaciones tambi¨¦n dieron la bienvenida a las iniciativas.
La colmena humana
La carta de las Naciones Unidas define a la ONU como "el Parlamento de las, naciones". Aun siendo cierto, la realidad lo convierte m¨¢s bien en el Parlamento de papel. Miles y miles de documentos, muntiplicidad de sesiones maratonianas y, a fin de cuentas, frustraci¨®n para gran parte de los 17.000 funcionarios que integran el personal de la ONU, (unos 40.000 en total, entre los quince organismos especializados, distribuidos por el mundo) son la t¨®nica general de esa colmena humana llamada ONU.En el departamento de Prensa de las Naciones Unidas se considera, con raz¨®n, que los beneficios de la ONU, sobre todo a trav¨¦s de sus agencias especializadas, como la FAO, para la agricultura; la UNICEF, para la infancia, o la UNESCO, para la cultura, aportan considerablemente m¨¢s beneficios a la humanidad que el coste -proporcional a su poder¨ªo econ¨®mico- que supone a cada Estado la contribuci¨®n al presupuesto general de la ONU.
Sin embargo, el ambiente general de trabajo en las oficinas de la ONU y entre los representantes de los 157 Estados miembros es de pesadez y discutible eficacia. Una encuesta realizada por el Instituto de Investigaci¨®n de la ONU concluy¨® que el 77% de personas consideran que las agendas son demasiado pesadas, el 76% se queja de que las reuniones casi nunca comienza a la hora prevista, y un 72% opina que la ONU produce excesivo papeleo.
Durante la Asamblea General pasar¨¢n por la sede de la ONU va rios jefes de Estado o primeros ministros, hablar¨¢n unos setenta ministros de Asuntos Exteriores, se movilizar¨¢n unos 4.000 diplom¨¢ticos y no menos de un millar de periodistas. La Asamblea vivir¨¢ intensas horas durante las primeras semanas. Despu¨¦s, la tensi¨®n se relajar¨¢ y llegar¨¢n las vacaciones de Navidad. El h¨²ngaro Imara Hollai es el presidente de esta 37? Asamblea General.
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