La negociaci¨®n sobre los presos vascos, clave de la disoluci¨®n de ETApm VII Asamblea
La autodisoluci¨®n de ETApm-VII Asamblea, importante por lo que tiene de inicio de una v¨ªa in¨¦dita de salida al problema de la violencia pol¨ªtica en el Pa¨ªs Vasco, y cuya eficacia s¨®lo el tiempo podr¨¢ confirmar, es el resultado de dos procesos paralelos: de una parte, de la evoluci¨®n interna de ETApm, no muy diferente en el fondo a la que ha precedido anteriores rupturas peri¨®dicamente producidas en ETA, y, de otra, de la voluntad pol¨ªtica de encontrar una salida honrosa al problema humano de los presos y exiliados, que ha presidido las negociaciones entre el ministro Ros¨®n y los dirigentes de Euskadiko Ezkerra.
El proceso interno que ha llevado a un sector de ETA al convencimiento de que el activismo armado cerraba, m¨¢s que abr¨ªa, v¨ªas para la soluci¨®n de los problemas pendientes, se inici¨® a fines de 1980. El intento de golpe de Estado del 23-F, al poner de relieve la funci¨®n de pretexto decisivo del golpismo que desempe?aba el terrorismo, hizo que el debate interno de los poli-mili se zanjara, en una conferencia de cuadros celebrada a fines de febrero, en favor de quienes una tregua unilateral.De la distinta valoraci¨®n de la tregua surgir¨¢ la escisi¨®n entre quienes en adelante a?adir¨ªan a las siglas cl¨¢sicas la menci¨®n VIII Asamblea y quienes ser¨ªan conocidos como VII Asamblea. Este sector evolucionar¨¢ r¨¢pidamente hacia concepciones que no solo replanteaban las relaciones entre lucha pol¨ªtica y lucha armada, sino que pon¨ªan en cuesti¨®n la viabilidad misma de esta ¨²ltima.
En el mes de junio, el debate se plantear¨¢ ya no en t¨¦rminos de autodisoluci¨®n, s¨ª o no, sino de autodisoluci¨®n cu¨¢ndo. No parece aventurado suponer que la dificultad pr¨¢ctica para hacer inmediatamente efectiva la decisi¨®n pol¨ªtica de la autodisoluci¨®n resid¨ªa en la falta de perspectivas de reintegraci¨®n social de los exiliados dispuestos a dejar las armas y de una razonable esperanza de liberaci¨®n para los militantes encarcelados. Es en este punto donde acaban coincidiendo la evoluci¨®n interna de los poli-mili y las expectativas abiertas por las negociaciones EE-Ros¨®n.
Un a?o de negociaciones
El origen de los contactos fue m¨¢s bien fortuito: un hermano de Ros¨®n, considerado como el progresista de la familia, tiene amistad con un matrimonio que suele pasar temporadas en la localidad vizcaina de B¨¦rriz, donde acostumbra a reunirse Mario Onaind¨ªa con sus amigos de la infancia en ocasiones. En una de ellas, el matrimonio coincide con Onaind¨ªa, y tras escuchar sus planteamientos le proponen una cita con el hermano de Ros¨®n, que har¨¢ de intermediario con el ministro.
En ese primer contacto el dirigente de EE transmiti¨® al ministro, a finales de 1980, su convicci¨®n, de que la persistencia del activismo de ETA se deb¨ªa m¨¢s a la existencia misma de los presos que a los motivos ideol¨®gicos u objetivos pol¨ªticos que hab¨ªan llevado a aqu¨¦llos a la c¨¢rcel, por lo que exist¨ªa el peligro de entrar en un c¨ªrculo vicioso sin salida posible.
En enero de 1981, en el viaje del presidente del Gobierno al Pa¨ªs Vasco, Onaind¨ªa repite su planteamiento general a Su¨¢rez, el cual se muestra receptivo, pero no se compromete a nada en concreto. Poco despu¨¦s vendr¨ªa el 23-F y el inicio de la tregua. Sobre la base de ¨¦sta, Onaind¨ªa, acompa?ado ahora por Bandr¨¦s, reiter¨® en la primavera su planteamiento a Ros¨®n, considerando que la decisi¨®n de los poli-mili abre camino para avanzar en acuerdos concretos.
Desde el primer momento se estableci¨® que las medidas que pudieran acordarse deber¨ªan respetar el marco de la legalidad. Bandr¨¦s propuso una pauta escalonada de posibles actuaciones, aplicables a cada caso particular: garant¨ªas de regreso para los exiliados no procesados; aplicaci¨®n de libertad provisional para detenidos en espera de juicio; libertad condicional para condenados que hayan cumplido tres cuartas partes de la pena; r¨¦gimen abierto para ciertos presos con situaciones familiares o personales especiales; indulto para quienes no pudieran ser incluidos en algunos de los apartados anteriores.
Sobre esta base, que Ros¨®n someti¨® a la consideraci¨®n de altos mandos policiales y de representantes de la judicatura, fue elaborada una primera lista de cien personas, setenta exiliados y treinta presos, de las que Bandr¨¦s hab¨ªa obtenido su previo consentimiento. En la lista se incluyen tambi¨¦n militantes de los comandos aut¨®nomos e incluso alg¨²n preso ingresado en la c¨¢rcel bajo la acusaci¨®n de pertenecer a ETA Militar.
A partir de la intensificaci¨®n de las negociaciones, a comienzos del verano, altos mandos de la seguridad del Estado y de Interior han participado personalmente en las mismas: el general director de la Guardia Civil, Aramburu Topete, el coronel Casinello, el comisario Ballesteros y los altos dirigentes del Ministerio del Interior Francisco La¨ªna y Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez Dopico.
Como consecuencia de los acuerdos parciales ya obtenidos, 24 de los setenta exiliados inclu¨ªdos en la lista est¨¢n en disposici¨®n de regresar de inmediato, sin m¨¢s tr¨¢mite que el de presentarse ante la Audiencia Nacional. Ros¨®n ha garantizado personalmente que ninguno de ellos ser¨¢ molestado por la polic¨ªa. Simult¨¢neamente, media docena de presos abandonar¨¢ la prisi¨®n en los pr¨®ximos d¨ªas por aplicaci¨®n de libertades provisionales, y se espera que en el plazo de un mes puedan regresar hasta cincuenta exiliados m¨¢s.
En los ¨²ltimos d¨ªas, dirigentes de EE han mantenido contactos con altas instancias del Partido Socialista encaminadas a garantizar que la din¨¢mica ahora abierta no se ver¨¢ interrumpida por un cambio de Gobierno tras las elecciones.
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