Protestas en Holanda por el internamiento del esposo de la reina Beatriz en una cl¨ªnica suiza
El pr¨ªncipe Klaus von Amsberg, esposo de la reina Beatriz de los Pa¨ªses Bajos, se encuentra internado en una cl¨ªnica psiqui¨¢trica desde el primero de octubre. Este hecho, que, por su car¨¢cter eminentemente privado, no deber¨ªa despertar tormentas en la vida p¨²blica holandesa est¨¢ ocasionando, sin embargo, una pol¨¦mica en los medios de comunicaci¨®n, debido a las circunstancias que lo rodean: el pr¨ªncipe ha sido reclu¨ªdo en una cl¨ªnica extranjera -en Basilea (Suiza)- y se encuentra aislado, incluso de su familia.
El pr¨ªncipe Klaus fue muy mal acogido en principio por el pueblo holand¨¦s. Su nacionalidad -alemana- en un pa¨ªs que sufri¨® la ocupaci¨®n nazi y que cuenta con una importante comunidad judia (Anna Frank era holandesa), era la peor carta (de visita posible para el esposo de la futura reina. El recelo holand¨¦s hacia Alemania es tal que la familia real de los Pa¨ªses Bajos debe ser la ¨²nica del mundo que no cuenta entre sus autom¨®viles -ni p¨²blicos ni privados- el t¨ªpico Mercedes, BMW o Porsche. El propio Klaus, que en su etapa de diplom¨¢tico se paseaba por Holanda en un coche deportivo alem¨¢n, tuvo que renunciar a ¨¦l y comprarse un modelo norteamericano. Sin embargo, el pr¨ªncipe consorte, al que se le reproch¨® su pertenencia a las juventudes hitlerianas, ha conseguido poco a poco hacerse con la simpat¨ªa de los holandeses; tal vez por su extrema discreci¨®n, su inter¨¦s personal por los problemas del Tercer Mundo o la fama de inteligente que le atribuyen quienes le conocen.Oficialmente la corte holandesa se ha limitado a informar que el pr¨ªncipe consorte sufre de surmenage y que se encuentra internado en la cl¨ªnica suiza del profesor KielhoIz, siguiendo el consejo de los mejores especialistas holandeses.. El mismo portavoz ha tenido que reconocer que su esposa, la reina Beatriz, no le ha visitado ni en una sola ocasi¨®n.
Carencia de prote¨ªnas
Enviados especiales a Basilea han logrado hablar con el personal de la cl¨ªnica, seg¨²n el cual el pr¨ªncipe se encuentra absolutamente aislado y recibe un tratamiento quimioter¨¢pico diario para "compensar su carencia de determinadas prote¨ªnas en el cerebro". Informaci¨®n m¨¢s que suficiente para que algunas sociedades de defensa de los derechos del psiquiatrizado hayan levantado su voz: padezca o no surmenage, depresi¨®n nerviosa (seg¨²n un peri¨®dico sensacionalista alem¨¢n habr¨ªa intentado suicidarse), o un comienzo de Parkinson, como insin¨²an otros, Klaus von Amsberg tiene los mismos derechos que cualquier persona y no debe sufrir un aislamiento provocado m¨¢s por motivos sociales y' por su condici¨®n de esposo de la reina que por consejo m¨¦dico.La corte no ha recogido las protestas y se ha limitado a afirmar que ¨¦l pr¨ªncipe se encuentra en las mejores manos y que son los m¨¦dicos y nadie m¨¢s quienes indican el tratamiento a seguir.
Ayer, el portavoz oficial de la corte declar¨® que el examen a que se est¨¢ sometiendo al pr¨ªncipe Klaus durar¨¢ entre diez d¨ªas y dos semanas, y que despu¨¦s de este tiempo se podr¨¢ establecer la naturaleza del mal y su tratamiento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.