El destino de los saharauis
LA CELEBRACION de un nuevo congreso del Frente Polisario en estos d¨ªas vuelve a poner de actualidad un conflicto, el de la antigua colonia espa?ola del Sahara Occidental, que lleva camino de convertirse en una de esas guerras olvidadas tan frecuentes en el continente africano. Los saharauis pueden convertirse en los palestinos del occidente ¨¢rabe. Problema relativamente menor, en relaci¨®n con el palestino, porque los saharauis forman una poblaci¨®n de aproximadamente 100.000 personas (los censos no son fiables), y la zona que disputan a Marruecos tiene un inter¨¦s econ¨®mico y estrat¨¦gico reducido en comparaci¨®n con el Oriente Pr¨®ximo. Sin embargo, Estados Unidos ha incluido la Rep¨²blica Arabe Saharaui Democr¨¢tica (a la que no conceden, desde luego, ese nombre, no reconocido oficialmente) en la lista de los vicarios de la URSS y con estrecha dependencia de Libia; no regatea su ayuda a Marruecos.La soluci¨®n prevista para el largo problema del Sahara era la de un refer¨¦ndum en el que su poblaci¨®n decidiera su destino, su autodeterminaci¨®n, seg¨²n las reglas comunes de las Naciones Unidas. La OUA lo pidi¨® al Gobierno espa?ol en junio de 1972; la Asamblea General de la ONU hizo suya la propuesta de independencia y autodeterminaci¨®n en diciembre de ese mismo a?o, y Espa?a lo prometi¨® para los primeros meses de 1975; luego lo aplaz¨®, y en octubre de 1975, mientras' Franco agonizaba, Marruecos lanz¨® la invasi¨®n con el nombre de marcha verde. Marruecos no ha dejado nunca de mantener sus derechos de propiedad, aunque la larga y costos¨ªsima guerra de guerrillas haya minado su econom¨ªa y su prestigio pol¨ªtico. Cuando Hassan II anunci¨® en un discurso ante la OUA, en Nairobi (junio de 1981), su aceptaci¨®n de que se celebrase el refer¨¦ndum, matiz¨® que lo entend¨ªa como "un acto de confirmaci¨®n" de la soberan¨ªa marroqu¨ª. Era evidente, y sigue si¨¦ndolo, que para que tal refer¨¦ndum se celebrase con alguna garant¨ªa de realidad deb¨ªa precisamente retirarse del Sahara el ej¨¦rcito, la polic¨ªa y la administraci¨®n implantados por los marroqu¨ªes; que todos los refugiados pudieran regresar, y que se estableciese una administraci¨®n provisional para la organizaci¨®n de las elecciones, que deber¨ªan estar supervisadas por la OUA y la ONU. Marruecos no pod¨ªa aceptar algo que sin ninguna duda le habr¨ªa hecho perder definitivamente su pretendida soberan¨ªa. Y nada ha cambiado desde entonces, al menos oficialmente. Los tres pa¨ªses que en el seno de la OUA forman el comit¨¦ especial sobre el Sahara -Argelia, Mali y Mauritania- no van m¨¢s all¨¢ de la reclamaci¨®n de un alto el fuego y del establecimiento de condiciones solventes para el refer¨¦ndum. Fue esta propuesta la que hizo naufragar el mes pasado la conferencia "en la cumbre" de la OUA.
Entre tanto, los saharauis se han convertido en hu¨¦spedes molestos para Argelia, cuya pol¨ªtica interior y exterior se ha ido moderando desde la muerte de Bumedian, y que no querr¨ªa de ning¨²n modo verse envuelta en un conflicto con Estados Unidos, y menos como aliada de Libia, pero que tampoco relega sus propias aspiraciones a una rectificaci¨®n de fronteras con Marruecos, sobre todo en el Sahara, tema que ya produjo una guerra entre los dos pa¨ªses. Una ofensiva marroqu¨ª en regla, fortalecida por armas modernas por parte de Estados Unidos -que no tiene en aquella zona quien represente el papel de Israel en L¨ªbano-, podr¨ªa tener resultados muy dudosos, pero, en todo caso, llegar¨ªa a plantear el tema de los santuarios: los territorios argelinos desde donde operan los saharauis armados, y donde residen sus civiles en el exilio.
Se refuerza ahora la necesidad de buscar una soluci¨®n pac¨ªfica. La presi¨®n de Estados Unidos se inclina sobre Argelia, cuya nueva moderaci¨®n y distanciamiento de la URSS estima. La salida del conflicto parecer¨ªa estar en la aceptaci¨®n por el comit¨¦ especial de la OUA y, por tanto, de esta organizaci¨®n de una forma de referendum que fuera a tener en cuenta la condici¨®n de Marruecos de no salir del territorio y de no aceptar en ¨¦l a los "rebeldes". Naturalmente, no tendr¨ªa consistencia ni garant¨ªa ninguna, y se har¨ªa en detrimento de los saharauis. Pero Argelia y Mauritania se ver¨ªan libres de la agudizaci¨®n del conflicto militar, que no desean de ninguna manera.
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