Uruguay: un modelo econ¨®mico incompatible con la democracia
La situaci¨®n de Uruguay, con el monopolio de la pol¨ªtica por parte de los militares, la represi¨®n sindical, la carencia de libertades y un modelo de liberalismo econ¨®mico r¨ªgido y ruinoso para el pa¨ªs, es analizada por el autor, que ve frustrada, una vez m¨¢s, la prometida transici¨®n hacia la democracia.
Han transcurrido seis meses largos desde la toma de posesi¨®n de la presidencia de Uruguay por el teniente general Gregorio Alvarez, seg¨²n la inapelable voluntad de sus pares. El per¨ªodo se inici¨® con el anuncio de intenciones de "transici¨®n hacia la democracia" en un plazo de tres a?os y medio por parte del presidente designado. muchos fueron los que vieron en ¨¦l al ¨²nico o el m¨¢s indicado militar para dirigir la transici¨®n.Hoy, el escueto balance de un di¨¢logo pol¨ªtico recortado (m¨¢s bien tirando al mon¨®logo militar con oportunidad para el asentimiento); la aprobaci¨®n de una ley sindical restrictiva, acompa?ada de un aumento de la represi¨®n sobre el movimiento obrero; la expresa resoluci¨®n de no votar una amnist¨ªa que posibilite el reencuentro de los orientales; la reiterada clausura de ¨®rganos de Prensa, que comenzaron a aparecer a cobijo de promesas de libertad en ese sector, etc¨¦tera, ponen al descubierto la falta de voluntad aperturista del equipo gobernante. Esa falta de voluntad puede radicar en motivaciones ideol¨®gicas y/o en condicionantes socio-econ¨®micas que atan al Gobierno a la fat¨ªdica espiral "m¨¢s liberalismo econ¨®mico-m¨¢s represi¨®n social, cultural, pol¨ªtica".
Un modelo de econom¨ªa
Al igual que nuestros vecinos del Cono Sur americano, el Gobierno de facto instalado en nuestro pa¨ªs a partir de junio de 1973 eligi¨® un modelo de desarrollo econ¨®mico que impuls¨® la concentraci¨®n del ingreso y la mejora de los niveles de rentabilidad de los empresarios, con el fin de incrementar el ahorro y la inversi¨®n productiva que determinen un permanente crecimiento del producto. Esto se ha complementado con la adopci¨®n de libertad econ¨®mica irrestricta, de puertas abiertas hacia el exterior, y ofreciendo tentadoras rentabilidades a los capitales extranjeros que viajan permanentemente en busca del rendimiento en inversiones financieras; la b¨²squeda del abatimiento de la end¨¦mica inflaci¨®n a trav¨¦s de medidas monetarias (equilibrio del presupuesto del Estado, acompa?ado de tipo de cambio impuesto y preanunciado con meses de antelaci¨®n, salpicado de minidevaluaciones).
La concentraci¨®n del ingreso se ha dado en forma violenta, aunque se situ¨®, de manera privilegiada, en las entidades financieras, que han vivido y viven a¨²n la ¨¦poca de mayores beneficios en la historia del pa¨ªs.
Las cosas no rodaron tan bien para el resto de los empresarios. Los productores agropecuarios, dirigidos tradicionalmente hacia la exportaci¨®n, han perdido su capacidad de competitividad en el mercado internacional, perjudicados por una moneda nacional sobrevaluada y por la falta de est¨ªmulos.
La d¨¦bil industria nacional de transformaci¨®n se ha visto deteriorada por los productos extranjeros, que ingresan libremente, y -al igual que el comercio importador- limitada y empeque?ecida por la falta de poder adquisitivo del ciudadano de a pie.
Un balance hecho por los protagonistas
Luego de ocho a?os de aplicaci¨®n de este modelo, conviene hacer un repaso de la situaci¨®n a la que se ha ido arribando y que no difiere mayormente de la que atraviesan los vecinos Argentina y Chile.
"El deterioro del salario real fue el principal factor de aumento de la rentabilidad media de la econom¨ªa", concluye la Asocia¨®n de Banqueros, en un an¨¢lisis de coyuntura econ¨®mica. Seg¨²n dicho estudio, la participaci¨®n de los asalariados en el ingreso nacional se redujo del 40,2% en 1969 al 28% en 1979.
Cifras documentadas sit¨²an la emigraci¨®n uruguaya en el 20% de la poblaci¨®n, a partir de la instalaci¨®n de la dictadura, cantidad excesivamente abultada para un pueblo sin antecedentes hist¨®ricos en esa direcci¨®n. Pese a esa sangr¨ªa de poblaci¨®n, el desempleo ha crecido en el per¨ªodo.
Seg¨²n las cifras hechas p¨²blicas por el Gobierno, la deuda externa se ha cuadruplicado desde la ruptura de la democracia (771 millones de d¨®lares en 1972, 2.911 millones de d¨®lares en 1981). Este importante flujo de capitales, captados por las altas tasas de intereses, ha disimulado el permanente d¨¦ficit que observan tanto la balanza comercial como la balanza de pagos.
La situaci¨®n del comercio y la industria se puede medir por estos datos: el n¨²mero de concordatos verificados en el mes de febrero de 1982 supera el registrado en todo el a?o en doce de los diecis¨¦is a?os anteriores. Y en ellos, los pasivos bancarios de las empresas quebradas -que tradicionalmente representan un 10% del pasivo total de las mismas- ascendi¨® al 54% en el a?o 1980, en una gr¨¢fica permanentemente ascendente. Es decir, los bancos han ido devorando a su clientela, lo que, a su vez, los pone en una situaci¨®n dif¨ªcil de cara al futuro inmediato.
Ante esta situaci¨®n de dificultades, las organizaciones de productores agropecuarios y de industriales se han pronunciado en forma cr¨ªtica por dem¨¢s.
Los primeros han hecho p¨²blica una resoluci¨®n de asamblea denunciando "la insensibilidad e inoperancia de la actual conducci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica". En dicha asamblea, uno de los m¨¢s conspicuos defensores del r¨¦gimen dictatorial en el sector (con m¨¢s de 100.000 hect¨¢reas de campos a sus espaldas) ha manifestado que los productores "ya estamos boqueando, patas para arriba; o sea, esperando la cuereada".
La C¨¢mara de Industria, por su parte, luego de un ¨¢cido an¨¢lisis de la situaci¨®n del sector, ha proclamado "la existencia de un estado de emergencia de la industria nacional".
Los trabajadores, a su vez, se movilizan, procurando la creaci¨®n de sindicatos en el estrecho carril autorizado por la ley -aprobada contra su voluntad-, para evitar un mayor deterioro del salario, anunciado recientemente por el ministro de Econom¨ªa para "sortear la coyuntura" y frenar el incremento del paro, ocasionado por el incesante cierre de empresas que quiebran, a la vista, por otra parte, del agotamiento del fondo de desempleo.
Una respuesta gubernamental
Los hombres que dirigen la econom¨ªa han alertado sobre la imposibilidad de ceder a las exigencias de los sectores productivos, so riesgo de destrozar el modelo econ¨®mico.
El tipo de respuesta lo han dejado en manos de quienes ejercen el monopolio de la violencia.
Y as¨ª, se pudo conocer el descubrimiento de un micr¨®fono oculto en la sala de sesiones de la Federaci¨®n Rural, sin que hasta el momento se haya podido descubrir el o los autores del hecho. Aunque, a la vista de las posiciones claramente opositoras del gremio, no es dificil atribuir autor¨ªas.
La C¨¢mara de Industria -cuyos integrantes no tienen tanta solera como los anteriores- debi¨® vivir una experiencia distinta. El ministro del Interior les advirti¨® p¨²blicamente que el mantenimiento del orden p¨²blico y la paz social es condici¨®n sine qua non para que prosiga normalmente este proceso de transici¨®n", y que se corre el riesgo "de volver a ¨¦pocas m¨¢s duras que el pa¨ªs ya ha conocido".
Por su parte, los trabajadores ven publicadas en la Prensa, con una periodicidad no deseada, las fotograf¨ªas de queridos compa?eros, acompa?adas de comunicados policiales que hablan del desbaratamiento de "aparatos clandestinos", de rojos que pretenden organizar sindicatos para dominarlos y ponerlos al servicio de los partidos proscritos.
El se?or Milton Friedman -y la escuela econ¨®mica por ¨¦l capitaneada- es el reinventor de este modelo econ¨®mico r¨ªgido, elitista y ruinoso para los pa¨ªses del Cono Sur que lo han aplicado. Seg¨²n el ex decano de la facultad de Ciencias Econ¨®micas de Uruguay (cesado por la dictadura), "puedo asegurar que esta pol¨ªtica, en condiciones que hagan posible un di¨¢logo amplio y fecundo... no puede durar una semana".
Concluimos, pues, que la pol¨ªtica econ¨®mica elegida por el equipo econ¨®mico de la dictadura no s¨®lo es ruinosa para el conjunto del pa¨ªs, sino que es un contrapeso fenomenal, que impide la transici¨®n hacia la anunciada democracia, desde el momento que ella solamente es aplicable en un clima de total ausencia de libertades ciudadanas.
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