El ditirambo sincero del Nobel Gabo

Tuve una gran alegr¨ªa cuando me avisaron que el premio Nobel, tan desmonetizado en los ¨²ltimos tiempos, hab¨ªa reca¨ªdo en Garc¨ªa M¨¢rquez. Antes del ditirambo sincero quiero escribir unas palabras.Vivo en Espa?a sin nostalgias importantes, gracias al cari?o rec¨ªproco que, supongo, me une con Juan Ignacio Tena. Su amistad me permiti¨® sobrevivir Ni continuar escribiendo.

Esta afirmaci¨®n que no es m¨¢s que verdad debe quedar como clara y definitiva.

Hoy festejo con redoblado entusiasmo, el premio Nobel otorgado a Gabo Garc¨ªa M¨¢rquez. Escribe en castellano, virtud premiable que hace a?os la Academia sueca no aceptaba o reconoc¨ªa. Basta revisar los premios Nobel de los ¨²ltimos a?os. Y, sobre todo, se ha reconocido el talento de un escritor hispanoamericano. Muy superior al de los contempor¨¢neos que emplean igual idioma. Esa Am¨¦rica descubierta, colonizada, explotada y que hoy parece civilizarse parcialmente, es extra?a y desconcertante. La Nicaragua que acaba de ingresar en el Consejo de Seguridad de las pretendidas Naciones Unidas es la misma que pari¨® a un Dar¨ªo y a un Somoza.

Ya basta. No s¨¦ hacer cr¨ªtica literaria. Me limito a recalcar mi admiraci¨®n por la obra de Garc¨ªa M¨¢rquez, mi gran amistad con ¨¦l y expresar condolencias por tantos justamente postergados.

Juan Carlos Onetti, escritor uruguayo, premio Cervantes de Literatura, vive en Espa?a desde hace varios a?os. Es un gran amigo de Garc¨ªa M¨¢rquez. Ayer recordaba, con ternura, cuando Gabo acudi¨® a Xalapa, en M¨¦xico, desde el distrito federal, "con toda su familia, simplemente a darme un abrazo. Es un hombre muy gentil, muy generoso". Fue en el a?o 1980 y ayer Juan Carlos Onetti recordaba que el acontecimiento se produjo cuando le dieron a ¨¦l un homenaje.