Muri¨® en Italia el cineasta Valerio Zurlini, director de 'Cr¨®nica familiar' y 'La chica con la maleta'
El director de cine italiano Valerio Zurlini muri¨® a primeras horas de la ma?ana de ayer en un hospital de Verona (Italia), a consecuencia de una enfermedad gastrointestinal. Hab¨ªa nacido en Bolonia en 1926 y ten¨ªa 56 a?os. Tras su ¨¦xito de la d¨¦cada de los 60, con La chica con la maleta (1961) y el filme Cr¨®nica familiar, basado en la novela de Vasco Pratolini, que le vali¨® el Le¨®n de Oro de Venecia en 1962, su estrella se eclips¨®, hasta que en 1976 emergi¨® con una brillante, pero sin ¨¦xito, adaptaci¨®n de El desierto del los t¨¢rtaros, de Dino Buzzatti.
La carrera de Valerio Zurlini ha sido corta. Entre su primera pel¨ªcula, Le ragazze de San Frediano, una adaptaci¨®n de la novela de Vasco Pratolini realizada en 1954, y la ¨²ltima, El desierto de los t¨¢rtaros, realizada en 1976, median tan solo 22 a?os.En este tiempo, Zurlini dirigi¨® un total de ocho largometrajes, la mayor parte de ellos en los a?os sesenta, que fueron los de mayor ¨¦xito -un ¨¦xito ef¨ªmero- para este exquisito director, que hay que contar entre los pocos que supieron hacer evolucionar al neorrealismo italiano, ya en situaci¨®n de artrosis, hacia su renovaci¨®n estil¨ªstica y formal.
El n¨²cleo de la aportaci¨®n de Valerio Zurlini a la historia del cine italiano hay que situarlo en 1959, 1961 y 1962, a?os en que dirigi¨® sus tres filmes m¨¢s conocidos: El verano violento, no estrenado en Espa?a a causa de su radicalismo pol¨ªtico; La chica con la maleta, excelente pel¨ªcula que lanz¨® a la fama a la actriz Claudia Cardinale; y, sobre todo, Cr¨®nica familiar, un admirable, desolador y raro filme, que pese a ser una adaptaci¨®n muy fiel, casi al pie de la letra, de la novela del mismo t¨ªtulo de Vasco Pratolini, presenta no obstante muchos rasgos de acusada originalidad, e incluso debe ser considerada como un es fuerzo de investigaci¨®n formal muy considerable, sobre todo en el terreno del color y del tempo musical y dram¨¢tico del relato.
Tras estos filmes, el ¨¦xito inicial de Valerio Zurlini -director de talante intelectual, con una mezcla simult¨¢nea de inclinaciones, por un lado hacia el realismo escueto y directo, y por otro hacia el formalismo y la alegor¨ªa m¨¢s refinada fue cediendo cada vez m¨¢s terreno hacia filmes, mejores y peores, de escasa audiencia, como Los soldados, realizado en 1964; Sentado a su derecha, en 1968; La primera noche de la quietud, en 1972; y finalmente El desierto de los t¨¢rtaros, filme realizado en 1976, en el que cont¨® con un alto presupuesto de producci¨®n, un reparto de lujo y que, sin embargo, no obtuvo el esperado ¨¦xito de p¨²blico.
Perteneci¨® Valerio Zurlini a la generaci¨®n de cineastas italianos que, como Michelangelo Antonioni y Pier Paolo Pasolini, hicieron sus primeras armas en el cine bajo el influjo de las corrientes neorrealistas, entonces en pleno auge, pero que a la larga se manifestaron insatisfechos por ellas. El aprendizaje de Zurlini se materializ¨®, en efecto, en una serie de cortometrajes -Pugilatori, Il mercatto de la facce, Soldati in citta, Il blu de la domenica- realizados entre 1947 y 1950, bajo el magisterio de los grandes monstruos del neorrealismo, como De Sica, Zavattini y Rossellini.
Pero, al igual que los dos cineastas citados, Zurlini supo romper el peso muerto de una tradici¨®n que comenzaba a ser para ¨¦l una argolla e hizo girar su estilo hacia una expresi¨®n eminentemente personal, lo que le convirti¨® en una especie de estilista, casi un virtuoso, cuyo apego a las tradiciones neorrealistas no le impidi¨®, al igual que les ocurriera a Antonioni y a Pasolini, hacer aut¨¦ntico encaje de bolillos formalista. Ese es el caso de su notable Cr¨®nica familiar, uno de los filmes realistas m¨¢s originales del cine italiano, un poema crepuscular de intensa y sepulcral belleza, magistralmente interpretado por un Marcello Mastroianni y un Jacques Perrin, que no han vuelto a superar este su trabajo.
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