Prisi¨®n por blasfemia
Escribo en relaci¨®n con el ingreso en prisi¨®n de El Cabrero, para cumplir condena por blasfemia (EL PA?S, 21 de octubre de 1982). Soy de un peque?o pueblo de la Rioja, y recuerdo que mis amigos me relataban que en la ¨¦poca franquista los multaban por ir el domingo a trabajar al campo, aunque era el ¨²nico d¨ªa que su trabajo en la f¨¢brica les dejaba libre para atender su escaso terru?o, tan necesario para el sustento de su familia. Eran tambi¨¦n normales las multas por blasfemia, pues en ciertos pueblos forma parte del lenguaje ordinario de las gentes del lugar.Se trata de una blasfemia fon¨¦tica, que disuena en un contexto culto, pero que no denota malicia antite¨ªstica. Y, concretamente, creo que es un grito anarquista y anarquizante de ruptura contra las imposiciones anti-natura de esta mal llamada cultura o una situaci¨®n peculiar que nos oprime o molesta en demas¨ªa. Tiene mucho de instinto-rebeli¨®n. /
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