De la 'nueva derecha' a la 'mayor¨ªa moral'
La abrumadora victoria del presidente Ronald Reagan, el 4 de noviembre de 1980, fue debida al descalabro de la Administraci¨®n dem¨®crata del presidente Jimmy Carter. Tanto por la mala situaci¨®n econ¨®mica, como por la humillaci¨®n norteamericana sufrida por la crisis de Ir¨¢n y el secuestro, durante 444 d¨ªas, de 52 ciudadanos estadounidenses en Teher¨¢n. Pero otros elementos, como la estructuraci¨®n de una nueva derecha en EE UU, contribuyeron a la llegada del republicano Reagan a la Casa Blanca, e influir¨¢n, tambi¨¦n, en las elecciones al Congreso del pr¨®ximo martes.
Estados Unidos no es s¨®lo las sofisticadas ciudades de Nueva York, Boston o Filadelfia, en la costa este, o las fr¨ªvolas de Los Angeles y San Francisco, en el oeste. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n vive dispersa en localidades m¨¢s peque?as, m¨¢s aisladas, y muy pegados a sus tradiciones. En EE UU existen, hoy pastores religiosos que predican sus doctrinas, organizando quemas de discos de lo Beatles o de los Relling porque atentan contra la moralidad.
Tal es el terreno abonado para los ultraconservadores, en general republicanos, que inspiraron un sinfin de organizacioeris defensoras de los idea.les conservadores. La victoria de Reagan -hoy criticado como "excesivamente liberal"- no fue un fen¨®meno gratuito.
"Estados Unidos debe preservar sus valores", dijo el senador Jesse Helins, republicano por el Estado de Carolina del Norte, e inspirador del Congresional Club, organismo destinado a la educaci¨®n de los norteamericanos.
Helms, ¨ªntimo amigo del presidente Ronald Reagan, promueve y apoya casi todos los proyectos de ley que en el Congreso norteamericano deben velar por la salvaguardia de los valores nacionales, familiares, religiosos y anticomunistas. Leyes contra el aborto o por la aplicaci¨®n de la plegaria obligatoria en las escuelas. Campa?as contra la firma del Tratado del Canal de Panam¨¢ o por el apoyo militar a la China de Taiwan. Propaganda contra el registro obligatorio para la compra de pistolas o contra la enmienda constitucional que reconozca la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.
Con unos fondos de unos diez millones de d¨®lares (unos 1.150 millones de pesetas) procedentes de aportaciones privadas o de soc¨ªedades, el Congresional Club apoya financieramente las campa?as electorales de los candidatos pol¨ªticos que defienden objetivos conservadores. Lanza operaciones contra los calificados de excesivamente liberales, llegando a gastar en anuncios de televisi¨®n hasta sesenta millones de pesetas para denunciar, por ejemplo, al senador dem¨®crata Paul Sarbanes, como demasiado liberal para el Estado de Maryland.
El Congresional Club es s¨®lo una parte de la sofisticada organizaci¨®n de la derecha conservadora en EE UU. Cuentan tambi¨¦n con la activa mayor¨ªa moral, creada por el reverendo Jerry Falwell, que moviliza miles de llamadas telef¨®nicas a la Casa Blanca en apoyo de las pol¨ªticas de Reagan -cuando no se trata de temas demasiado progresistas-, o promueve campa?as de boicots de anuncios contra emisoras de televisi¨®n que pasan "exceso sexo, violencia o profanidad".
Los sondeos muestran que m¨¢s del 25% de los norteamericanos son sensibles a las tesis pro-familia, pro-religi¨®n y pro-patria de la mayor¨ªa moral. Un porcentaje nada desde?able a la hora de decidir el voto.
Kennedy, la 'oveja negra'
La nueva derecha americana tiene sus te¨®ricos, como Irving Kristol o Norman Podhoretz. Organiza sus coloquios y conferencias. Escribe en los m¨¢s influyentes diarios del pa¨ªs. Recibe contribuciones de grandes firmas multinacionales.
Apoya sus tesis en una enorme cantidad de publicaciones y estudios, la mayor¨ªa canalizados a trav¨¦s del American Enterprise Institute, con sede en Washington, o de la Hoover Institution, en la Universidad de Stanford, en California.
Richard Viguerie, editor del Conservative Digest controla un centro de datos supersofisticado, con miles de nombres de personas susceptibles de recibir publicaciones, cartas o telegramas por parte de la nueva derecha.
Son publicaciones que no s¨®lo defienden los puntos de vista de la nueva derecha, sino que tambi¨¦n intentan corregir los desviacionismos de la Casa Blanca. "?Ha desertado Reagan de las filas conservadoras?", se interroga el ¨²ltimo n¨²mero del Conservative Digest.
La presi¨®n de la nueva derecha no es del todo extra?a a las pol¨ªticas de la Casa Blanca, sobre todo cuando el presidente se lanza en apoyo de proyectos de ley ultraconservadores.
"Cada familia tiene una...," es el t¨ªtulo de un comic presentado por el Comit¨¦ anti Kennedy, vinculado a la nueva derecha, que presenta al senador dem¨®crata y liberal por el Estado de Massachusetts, como la oveja negra del diseminado clan de los Kennedy.
El comic est¨¢ editado por la Organizaci¨®n Ciudadana para Sustituir a Kennedy, personaje en el que muchos conservadores ven un posible y serio candidato frente a Reagan.
Aunque la influencia de la nueva derecha es patente en la vida pol¨ªtica de los republicanos norteamericanos -como lo son, desde otra perspectiva, las organizaciones sindicales para los dem¨®cratas-, los ciudadanos toman con cierta filosofia las actividades de la mayor¨ªa moral. Los m¨¢s pasotas esgrimiendo camisetas con el r¨®tulo de Inmoral Minority.
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