El Gobierno italiano presenta al Parlamento un nuevo paquete de medidas econ¨®micas
El Gobierno de centro-izquierda presidido por Giovanni Spadolini, en el que participan democristianos, socialistas, socialdem¨®cratas, republicanos y liberales, est¨¢ luchando con todas sus fuerzas para que el Parlamento apruebe todo el paquete de medidas econ¨®micas que incluye la nueva ley financiera. Pese a que los obst¨¢culos son muchos, el programa deber¨¢ pasar para no provocar una en¨¦sima crisis de Gobierno.
Ya el pasado mi¨¦rcoles, el primer ministro Spadolini y su Gabinete se vieron obligados a echar mano del voto de confianza para que pasara la ley que prev¨¦ un aumento del Impuesto sobre el Valor A?adido (IVA), ya que se tem¨ªa una lluvia de enmiendas presentadas, por la oposici¨®n.El Gobierno pas¨® la prueba tanto en el voto nominal como en el secreto, pero el problema sigue en pie. Y es que, junto a la dificultad de conseguir la aprobaci¨®n de la ley financiera, est¨¢ sobre el tapete el problema candente de la reforma de todo el mecanismo de los sueldos. En este momento el debate entre los sindicatos y el mundo empresarial es muy tenso. Los tres grandes gremios (CISL, CGIL y UIL), despu¨¦s de m¨¢s de un a?o de debate, hab¨ªan llegado a un acuerdo casi hist¨®rico: retocar el mecanismo de la famosa-escala m¨®vil", el mecanismo que aumenta autom¨¢ticamente los sueldos cada tres meses seg¨²n una canasta de precios de algunos productos.
La propuesta presentada a los empresarios era de disminuirla en un 10%, cosa que fue enseguida rechazada, ya que los industriales hablan de un 50%, y sin un acuerdo para cambiar el mecanismo de la "escala m¨®vil" el mundo empresarial no acepta que se abra la discusi¨®n sobre la
renovaci¨®n de los nuevos contratos.
Y en realidad es la hip¨®tesis de elecciones lo que crea los mayores problemas en materia de econom¨ªa dentro de la misma mayor¨ªa del Gobierno, donde existen dos l¨ªneas muy diferentes: la de los democristianos, que pide que se contengan los gastos p¨²blicos y se retoquen los salarios, y la de los socialistas, que insiste en la necesidad de aumentar la producci¨®n y los puestos de trabajo.
Pero, sobre todo, nadie quiere cargar con la impopularidad de ciertas decisiones graves, aunque necesarias, porque, en el caso de elecciones, se teme la reacci¨®n negativa de la opini¨®n p¨²blica.
El problema es que la promesa del Gobierno de haber mantenido este a?o la inflaci¨®n en un 16% ha saltado ya, como tambi¨¦n se ha quedado muy lejos el techo del gasto p¨²blico, que no deb¨ªa haber superado el d¨¦ficit de los cinco billones de pesetas.
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