?Cuarta carlistada, tribus o nacionalidad?
Estas concepciones no se refieren ¨²nicamente a los individuos, sino que son tanto o m¨¢s v¨¢lidas cuando se refieren a los pueblos. La libertad y la consolidaci¨®n de la democracia en los otros pueblos del Estado no es un l¨ªmite a nuestra libertad como pueblo vasco, sino m¨¢s bien la condici¨®n necesaria para que Euskadi sea tambi¨¦n libre.Estas ideas pueden parecer elementales y hasta obvias, pero de hecho el nacionalismo vasco, tradicionalmente, no lo ha tenido tan claro, lo que se ha traducido en grave perjuicio para la causa de la libertad en Euskadi y en el conjunto del Estado.
La causa de la libertad de los vascos durante todo el siglo, tal como la ve¨ªan los carlistas, estaba indisolublemente ligada al absolutismo y a la tiran¨ªa de don Carlos en el resto del. Estado. ?l pueblo vasco no podr¨ªa autogobernarse y mantener sus fueros mientras no se lograra en Espa?a derrocar la Constituci¨®n y restablecer la monarqu¨ªa absoluta.
Ocurri¨® lo mismo en los primeros cuatro a?os del per¨ªodo republicano, cuando el PNV busc¨® la alianza con la derecha, y en especial con los carlistas, para elaborar y conquistar el Estatuto de autonom¨ªa.
Parece una tentaci¨®n constante del nacionalismo vasco ligar su causa a la de la tiran¨ªa en el resto del Estado, corno si de ese modo la lucha de liberaci¨®n nacional y por el autogobierno de los vascos tuviera mayor justificaci¨®n. Ni los ardores dial¨¦cticos de la campa?a electoral pueden explicar que el PNV haya podido decir que le da igual qui¨¦n gobierne en Madrid, Fraga o Felipe Gonz¨¢lez; en el mismo sentido han ido las manifestaciones de Periko Solabarr¨ªa en los m¨ªtines de HB, como expresi¨®n del mismo nacionalismo, aunque radical.
Parece que hay muchos nacionalistas que a?oran la ¨¦poca franquista, en que la existencia de un r¨¦gimen autocr¨¢tico en Madrid convert¨ªa en dem¨®cratas, sin m¨¢s, a todos quienes est¨¢bamos contra Franco. Pero la historia posterior ha demostrado que los espa?oles han sido m¨¢s flexibles que los vascos, y, por tanto, m¨¢s dem¨®cratas, para instaurar un r¨¦gimen pac¨ªfico de convivencia.
Esperemos que el cambio operado tras el triunfo de Felipe, que les ha llevado a decir a ambos, PNV y HB, que se abre una nueva expectativa, sea m¨¢s producto de una reflexi¨®n profunda y de un cambio serio de actitud que una mera maniobra galante.
Sincero apoyo al cambio
Ante las nuevas perspectivas generadas por el triunfo del socialismo democr¨¢tico en el Estado espa?ol, ser¨ªa bueno que quienes estamos a favor del m¨¢ximo autogobierno para Euskadi y de la construcci¨®n de la nacionalidad vasca mostremos nuestro sincero apoyo al cambio.
En cualquier caso, y tambi¨¦n como durante el siglo pasado o durante la primera fase de la Rep¨²blica, los problemas del autogobierno y de una convivencia democr¨¢tica entre vascos y la creaci¨®n de unas relaciones no conflictivas entre los vascos y el poder central no tienen ninguna soluci¨®n posible si se ven ¨²nicamente como un problema entre los nacionalistas y el poder central. El problema sustancial consiste, m¨¢s bien, en que los vascos debemos crear, por primera vez en nuestra historia contempor¨¢nea, un r¨¦gimen pol¨ªtico democr¨¢tico de convivencia, que excluya la violencia pol¨ªtica; y este r¨¦gimen debe ser respetado desde Madrid. Y en ning¨²n caso puede ser generado desde otro lugar que no sea Euskadi.
Tambi¨¦n desde otro punto de vista, las elecciones del 28-0 ofrecen un cambio pol¨ªtico no menos importante que el producido en el conjunto del Estado. El proceso auton¨®mico vasco hab¨ªa marginado a casi un 50% de la poblaci¨®n de la comunidad aut¨®noma vasca. En este fen¨®meno cabr¨ªa igual responsabilidad tanto a las fuerzas que ofrecen un discurso nacionalista, incomprensible o inadmisible para ciertos sectores sociales, como a aquellos partidos que tampoco han hecho ning¨²n esfuerzo para que los no nacionalistas sientan como propio el autogobierno de Euskadi y la creaci¨®n de un r¨¦gimen democr¨¢tico que permita la convivencia pac¨ªfica de todos los sectores sociales vascos.
Estas elecciones ponen en evidencia el fracaso de la estrategia, supuestamente de liberaci¨®n nacional, que consistir¨ªa, en que todos los habitantes de Euskadi se hicieran necesariamente nacionalistas. Seg¨²n esta mentalidad, de arraigo mayoritario en las bases nacionalistas, ser vasco, lejos de constituir un fen¨®meno fundamentalmente pol¨ªtico -consistente, seg¨²n el Estatuto, en estar avecindado en Euskadi- ser¨ªa una cualidad metaf¨ªsica consistente, bien en "vender su fuerza de trabajo en Euskadi y asumir los postulados de la lucha de liberaci¨®n nacional", como dice HB, manteniendo arcaicos postulados de la ETA de los a?os sesenta, o bien en otra definici¨®n, menos expresa pero no menos contundente, que lleva a considerar vascos ¨²nicamente a los nacionalistas, y nacionalistas s¨®lo a los jelkides (militantes del PNV)".
Pero, en cualquier caso, lleva a la conclusi¨®n de que el pueblo vasco est¨¢ constituido desde la m¨¢s remota prehistoria, y que en Euskadi hay vascos de verdad y espa?olizados, o espa?oles y espa?olistas.
Para una mayor comprensi¨®n de esta cuesti¨®n hay que tener presente que el nacionalismo vasco no nace s¨®lo como un movimiento popular en favor del autogobierno y enfrentado al centralismo de Madrid, sino tambi¨¦n contra el movimiento socialista, parte del movimiento obrero o del, liberalismo o formaciones sociales tan vascas, en todo caso, como el mismo nacionalismo.
Aunque se haya superado la concepci¨®n racista y biologista de Sabino Arana, de que ser vasco era tener todos los apellidos vascos, actualmente otras concepciones igualmente restrictivas y excluyentes han venido a sustituir a aquella concepci¨®n racista, cumpliendo el mismo papel ideol¨®gico.
El L¨ªbano del Cant¨¢brico
El riesgo, no superado, del PSOE en Euskadi ha consistido en que, frente al exclusivismo del nacionalismo vasco contrapone el exclusivismo del nacionalismo espa?ol; en un momento en que el PSOE cuente, adem¨¢s del Gobierno de Madrid, con la delegaci¨®n del mismo en Los Olivos, con municipios importantes, etc¨¦tera, es que frente al monopolio de la autonom¨ªa del PNV -que controla el Parlamento vasco, la hertzaina, la Televisi¨®n Vasca, las Diputaciones que recaudan los impuestos, se enfrente un contrapoder que tambi¨¦n recauda impuestos, tiene su prensa uy controla municipios-cipios- y que el PSOE monte en Los Olivos su Ajuriaenea, tenga su Guardia Civil y utilice parte del cupo de los impuestos en apoyar a los municipios que controla. Tendr¨ªamos as¨ª una Euskadi convertida no en una nacionalidad, como dice el Estatuto, sino en tres tribus. Euskadi se convertir¨ªa en el L¨ªbano del Cant¨¢brico.
En este momento en el que la radiograf¨ªa del pa¨ªs se acerca m¨¢s a la realidad, precisamente por la mayor participaci¨®n en las urnas, urge un gran esfuerzo de di¨¢logo, colaboraci¨®n e integraci¨®n entre todas las fuerzas pol¨ªticas vascas, para articular a una sociedad desgarrada en tomo a un proyecto com¨²n que genere entusiasmo y participaci¨®n.
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