Falleci¨® en Francia la escultora abstracta argentina Alicia Penalba
La escultora argentina Alicia Penalba, residente en Par¨ªs desde 1948, falleci¨® el pasado jueves, a los 69 a?os de edad, v¨ªctima de un accidente de circulaci¨®n ocurrido en la localidad francesa de Dax seg¨²n se public¨® ayer en la capital francesa. Tras realizar sus primeros estudios art¨ªsticos en Argentina, decide consagrarse a la escultura tras permanecer durante tres a?os en el estudio de Zadkine. Su obra art¨ªstica es abstracta, con un con sentido espacial.
Alicia Penalba, fallecida el pasado d¨ªa 4 en Dax (Francia), a consecuencia de un accidente de circulaci¨®n, naci¨® en San Pedro, provincia de Buenos Aires, el 7 de agosto de 1913. Durante su infancia estuvo en pleno contacto con la naturaleza, con enormes contrastes, desde los grandes espacios abiertos de la Patagonia hasta las monta?as de la cordillera de los Andes, ya que su padre trabajaba en la construcci¨®n de ferrocarriles en diversos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina.Curs¨® estudios de dibujo y pintura en la Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires, donde consigue premios y becas de estudio. Gracias a una beca concedida por el Gobiemo franc¨¦s, llega a Par¨ªs en 1948 para seguir estudios de Bellas Artes. Durante tres a?os trabaja en el estudio del escultor Zadkine, en Grande Chaumi¨¦re, y esta experiencia determina su consagraci¨®n a la escultura.
En 1951, Alicia Penalba esculpe su primera escultura abstracta y destruye la totalidad de su obra anterior. Influenciada por los trabajos de Arp y Brancusi, desarrolla lentamente una obra personal, descubierta por la cr¨ªtica al a?o siguiente, al participar en la colectiva del Sal¨®n de Mayo y, sobre todo, en 1957, con su primera exposici¨®n individual, en la galer¨ªa Claude-Bemard, de Par¨ªs. En 1976 expuso por primera vez en Espa?a, en la galer¨ªa Theo, de Madrid, junto a C¨¢rdenas y Chillida.
A finales de los a?os cincuenta, con las obras denominadasTotems del amor, se concretan las caracter¨ªsticas de su estilo, con una serie de columnas como plantas ex¨®ticas petrificadas y catedrales que sufren continuas evoluciones hasta desafiar la gravedad. Una interpretaci¨®n de simbolog¨ªa er¨®tica contrasta con los t¨ªtulos de sus obras, como Pasi¨®n de la selva o Bosque negro, que figuraban en su primera muestra individual. Su segunda exposici¨®n en Par¨ªs, en 1960, acent¨²a el car¨¢cter vegetal y ex¨®tico de sus esculturas hasta en el mismo dise?o del espacio, ya que el espectador ten¨ªa la sensaci¨®n de estar en un bosque de cactos.
Su obra toma dos direcciones: una serie de esculturas verticales y obras concebidas como una integraci¨®n arquitect¨®nica, con un tratamiento audaz del espacio. Si la primera etapa de su obra la hab¨ªa convertido en una interesante artista dentro de la corriente abstracta internacional de los a?os sesenta, la segunda confirma un lugar importante entre los escultores de su generaci¨®n.
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