La Administraci¨®n deja morir a CYFISA
Cansados de esperar unos cr¨¦ditos oriciales que no llegaban y ante la negativa, tras seis meses de negociaciones, de un grupo financiero nacional a hacerse cargo de la empresa, los 220 trabajadores de CYFISA (Calor y Fr¨ªo Industrial, SA) -fabricante de los radiadores Garza-, que llevaban un a?o sin percibir su salario, optaron la pasada semana por poner fin a tan larga espera y aceptar, en unos casos, la carta de despido y, en otros, la rescisi¨®n de contrato.
Este es el ep¨ªlogo de la lucha de unos trabajadores por conservar su puesto laboral en una f¨¢brica sometida desde 1978 a una situaci¨®n conflictiva, a la que se ha intentado dar diversas salidas, entre ellas una etapa de autogesti¨®n que dur¨® a?o y medio.Cuando en 1966 entra en funcionamiento CYFISA en uno de los pol¨ªgonos industriales de Burgos, las perspectivas no pod¨ªan ser m¨¢s halag¨¹e?as. La factor¨ªa produc¨ªa ¨²nicamente los famosos radiadores Garza y, segun comentarios trabajadores, se vend¨ªan como churros. En poco tiempo CYFISA se hab¨ªa convertido en la empresa m¨¢s competitiva del sector y su plantilla, hoy de 220 trabajadores, lleg¨® a ser de setecientos. Pero en 1978 la crisis se echa encima; la empresa presenta un expediente de reducci¨®n de plantilla que afectaba a unos doscientos trabajadores, que la Delegaci¨®n de Trabajo desestima.
Este es el origen de los primeros problemas. La empresa comienza a no pagar salarios y, consecuentemente, los trabajadores tienen que optar por primera vez por una soluci¨®n. La mayor¨ªa decidieron acogerse al desempleo, pero otros 140 empleados optaron por quedarse en la f¨¢brica e iniciar un sistema de autogesti¨®n. Este r¨¦gimen se mantuvo durante a?o y medio, paraliz¨¢ndose la producci¨®n y dedic¨¢ndose ¨²nicamente a la venta del producto almacenado.
Pasado este per¨ªodo, los acreedores aprueban el convenio para el levantamiento de la suspensi¨®n de pagos hecha por CYFISA y nombran una direcci¨®n altamente profesional para que se haga cargo de la f¨¢brica. La empresa vuelve a la normalidad y a ella se reincorpora la mitad de los trabajadores.
Promesas incumplidas
La empresa se abre con 220 trabajadores, quedando fuera la mitad de la plantilla. Junto con el acuerdo de levantamiento de la suspensi¨®n de pagos, la Administraci¨®n hab¨ªa ofrecido una ayuda econ¨®mica a la empresa y el pago, a trav¨¦s del Fondo de Garant¨ªa Salarial, de las indemnizaciones que deb¨ªan de percibir los trabajadores no reingresados. Adem¨¢s de la f¨¢brica de Burgos, CYFISA ten¨ªa otras tres plantas en Madrid, tambi¨¦n afectadas por esta reestructuraci¨®n. El problema de las indemnizaciones afectaba, pues, a unos quinientos trabajadores.La Administraci¨®n entreg¨® a la empresa una ayuda menor a la prometida, "pero ni una sola peseta para hacer frente a las indemnizaciones; en estas condiciones era imposible rehacerse", se?alan los trabajadores. Los no admitidos se contuvieron un tiempo con la esperanza de que era una cuesti¨®n de tr¨¢mite y en cualquier momeno iban a cobrar, pero pasados unos meses tiraron contra la propiedad intentando embargar bienes.
Consecuentemente, en 1981, pese a haber hecho una campa?a excelente en la que se hicieron ventas por m¨¢s de quinientos millones de pesetas, la empresa empieza a pagar mal sus salarios, comienza el descontento y, en ocasiones, se llegan a parar las cadenas de producci¨®n. La situaci¨®n se va deteriorando y en el mes de septiembre del mismo a?o la empresa deja definitivamente de pagar los salarios.
Quedaba todav¨ªa otra esperanza. CYFISA se hab¨ªa unido con Fabrelec, de Bilbao, y Sagarduy, de Pamplona, creando el grupo ADIME, amparado en el real decreto sobre reestructuraci¨®n del sector de electrodom¨¦sticos. Esperando que el decreto se hiciese efectivo, le hizo una reducci¨®n de jornada por un per¨ªodo de dos meses, que luego se ampli¨® a seis. "Pero los fondos jam¨¢s llegaron; la tal reestructuraci¨®n se qued¨® exclusivamente en el Bolet¨ªn Oficial del Estado y la situaci¨®n era insostenible", comentan los trabajadores.
Una soluci¨®n frustrada
El ¨¢nimo de los trabajadores, otra vez sin cobrar nada, empieza a flaquear. La direcci¨®n, sin apoyo del Consejo de Administraci¨®n, decide dimitir y, en Burgos, s¨®lo queda un apoderado de la empresa, que tiene su domicilio en Madrid y se pasa por la f¨¢brica una vez al mes. Los trabajadores piden al consejo una autorizaci¨®n para vender el producto fabricado a bajo costo, y as¨ª, poco a poco, se va vendiendo todo lo que queda en la f¨¢brica.De repente, cuando la situaci¨®n era m¨¢s desesperada, un potente grupo financiero espa?ol se interesa en la compra de la f¨¢brica y se inicia un per¨ªodo de seis meses de negociaciones, en los cuales dos auditor¨ªas sucesivas demuestran la viabilidad de la f¨¢brica. Pero la celebraci¨®n de elecciones y sus resultados suponen el fin de las negociaciones. "Son s¨®lo suposiciones, pero imaginamos que el presunto comprador contaba con llegar a un acuerdo con el Estado para negociar la devoluci¨®n del pasivo estatal de la f¨¢brica, que se aproxima a los mil millones. Sin un acuerdo favorable es imposible que alguien afronte la compra de CYFISA", se?ala un trabajador.
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