Bruno Kreisky: "Un pa¨ªs s¨®lo es libre cuando no hay tropas extranjeras en su territorio"
La disposici¨®n y aspecto f¨ªsico de Kreisky, que cumplir¨¢ 72 a?os el pr¨®ximo enero, parecen indicar que est¨¢ a¨²n lejano el d¨ªa en que ¨¦ste acepte de buen grado convertirse en un jubilado dispuesto a escribir sus memorias en la terraza de su chal¨¦ mallorqu¨ªn.Hijo de una familia jud¨ªa acomodada -su padre era un industrial lanero-, Kreisky milit¨® en las filas del socialismo desde su ¨¦poca de bachiller, fue encarcelado durante el Anschluss, en 1938, y pudo emigrar despu¨¦s a Suecia, donde permaneci¨® durante toda la guerra mundial. Tras regresar a Austria en 1949, ocup¨® varios cargos pol¨ªticos, hasta llegar a la jefatura del Gobierno, en 1970.
De momento, Kreisky tiene ya repleta buena parte de su agenda para los primeros meses de 1983. Le esperan una visita a Ronald Reagan en enero, otra a la URSS, sin fecha todav¨ªa, y las elecciones parlamentarias el pr¨®ximo abril.
Bruno Kreisky nos recibe en su despacho oficial en la Ballhausplatz, una espaciosa sala revestida totalmente de madera y rebosante de plantas y flores por doquier. Una enorme l¨¢mpara de brillantes l¨¢grimas cuelga del techo, y unos cortinajes color marfil estampados con el ¨¢guila nacional austriaca dejan entrever unas ventanas abiertas a un cielo plomizo.
Pregunta. En unas jornadas sor bre la paz celebradas recientemente en Viena usted ha dicho que los peque?os Estados neutrales, como Austria o Suecia, pueden contribuir a la distensi¨®n internacional entre los bloques militares. ?De qu¨¦ forma?
Respuesta. En la actualidad, los Estados neutrales pueden delempe?ar una papel muy limitado. Pueden, por ejemplo, prestar sus servicios siempre y cuando hayan sido requeridos por las diferentes partes en un conflicto. Sin embargo, la ¨¦poca de guerra fr¨ªa puso de manifiesto que los pa¨ªses no alineados han formado una zona de distensi¨®n, una franja de disengagement en Europa. Austria, Suiza y Yugoslavia, dos Estados neutrales y uno no alineado, constituyen una zona prohibida ante la OTAN, una zona de disengagement que va desde la llanura Pan¨®nica h¨²ngara hasta el Jura franc¨¦s. En el norte de Europa, por otra parte, est¨¢n Finlandia y Suecia formando otra barrera entre la OTAN y el Pacto de Varsovia, de tal modo que, con excepci¨®n del cabo Norte, los dos sistemas de bloque s¨®lo se tocan, de hecho, en la demarcaci¨®n entre las dos Alemanias y Berl¨ªn. Lo que yo afirmo ahora es que si se vuelve a discutir sobre la ampliaci¨®n de esta franja de disengagement, debe
procederse a una diluici¨®n del potencial militar a ambos lados de la l¨ªnea de separaci¨®n entre los bloques, es decir, en la RFA y en la RDA. Imaginarse que este proceso s¨®lo se realice en uno de los dos lados carece de realismo.
P. Usted ha defendido los intereses de los palestinos en Europa. ?Cu¨¢l es, a su juicio, la soluci¨®n para el conflicto de L¨ªbano? ?Sobre qu¨¦ debe basarse?
R. En primer lugar, todos los esfuerzos deber¨ªan concentrarse en el reforzamiento del Gobierno liban¨¦s. Y esto, muy a mi pesar, supone tambi¨¦n la creaci¨®n de un Ej¨¦rcito liban¨¦s, pues s¨®lo un Gobierno liban¨¦s con un Ej¨¦rcito puede conseguir, al fin y al cabo, que se retiren todas las tropas extranjeras que ocupan su territorio. Austria, que estuvo ocupada por tropas extranjeras, sabe que un pa¨ªs s¨®lo es libre cuando no hay soldados extranjeros en su territorio.
As¨ª pues, el primer punto de una soluci¨®n ser¨ªa la retirada de las tropas extranjeras; el segundo, la cuesti¨®n humanitaria, consistente en garantizar la protecci¨®n de los 100.000 palestinos que en estos momentos no tienen ning¨²n otro sitio a donde ir. Algo como las matanzas de Sabra y Chatila no debe volver a repetirse. El tercer punto es el intento en el plano internacional de que Israel y los palestinos emprendan negociaciones.
P. ?C¨®mo cree usted que se podr¨ªan llegar a celebrar estas negociaciones entre Israel y los palestinos?
R. Los palestinos deben tener en cuenta la situaci¨®n real. Voy a formularlo de una forma simple: la OLP ha obtenido todo lo que pod¨ªa esperar de la URSS, es decir, s¨®lo bellas palabras. Ahora, a los palestinos les corresponde averiguar qu¨¦ pueden obtener de Estados Unidos. Esta cuesti¨®n no tiene respuesta todav¨ªa.
P. ?Le ha pedido ayuda el presidente Ronald Reagan en el tema de los palestinos?
R. No, no me ha pedido ayuda. Se trata de una colaboraci¨®n. Reagan espera mi colaboraci¨®n, pero no me ha pedido consejo ni ayuda.
P. ?Qu¨¦ piensa usted del plan Reagan para Oriente Pr¨®ximo.
R. Creo que es una cosa que debe tomarse muy en serio y en la que se debe apoyar a Reagan. Se trata de un giro en la pol¨ªtica norteamericana.
P. Usted tiene origen jud¨ªo...
R. S¨ª.
P. Sin embargo, debido a su actitud hacia la OLP, las relaciones de su Gobierno con Israel no son precisamente buenas...
R. Tenemos relaciones normales y muy buenas con Israel.
P. Pero usted ha calificado a Beguin de semifascista.
R. S¨ª, pero eso no cambia nada, yo he calificado al Gobierno de Beguin de semifascista, pero las relaciones son totalmente normales. Tambi¨¦n ten¨ªamos relaciones normales con Espa?a cuando este pa¨ªs ten¨ªa un Gobierno fascista. Las relaciones entre los Estados son independientes de los sistemas. Las relaciones con Israel, con todo, no ser¨¢n m¨¢s amistosas ni m¨¢s ¨ªntimas mientras el r¨¦gimen siga como ahora.
P. ?Significa algo concreto para usted el tener origen jud¨ªo?
R. No tiene nada que ver, porque yo no soy un sionista, sino que acepto a Israel como un Estado surgido a consecuencia de la persecuci¨®n emprendida por Hitler contra los jud¨ªos. Es falso imaginar que todos los jud¨ªos son sionistas, como es falso imaginar que todos los cat¨®licos tienen las mismas tendencias pol¨ªticas o que todos los alemanes son nacionalistas.
P. ?C¨®mo cree usted que puede evolucionar la situaci¨®n pol¨ªtica internacional tras la muerte de Breznev? ?Cambiar¨¢ la pol¨ªtica exterior sovi¨¦tica con el nuevo secretario general del PCUS, Yuri Andropov?
R. Nuevos hombres traen consigo siempre nuevas ideas. No conozco a Andropov personalmente, pero en la actualidad existen ciertos s¨ªntomas que pueden calificarse de positivos. El fin de las sanciones norteamericanas sobre las, turbinas destinadas al gas sovi¨¦tico es uno de ellos, ya que con este acto Estados Unidos se da por enterado de que existen contratos con la URSS sobre el gas. Esto es muy importante.
Por otra parte, Estados Unidos ha enviado una delegaci¨®n de muy alto rango al entierro de Breznev. La presencia del vicepresidente, George Bush, y del secretario de Estado, George Shultz, es otro buen s¨ªntoma, como tambi¨¦n lo es el telegrama enviado por el presidente Reagan y su formulaci¨®n. Por parte sovi¨¦tica ha habido tambi¨¦n se?ales positivas, y ahora todo depender¨¢ de c¨®mo se comporten los nuevos hombres de la URSS. No s¨®lo de Andropov, sino tambi¨¦n del nuevo jefe del Estado. Seg¨²n quien ocupe ese cargo, puede haber tambi¨¦n un nuevo ministro del Exterior sovi¨¦tico. Actualmente puede decirse que estamos en una fase de respiro. A diferencia de los ¨²ltimos a?os, en los que uno no ten¨ªa m¨¢s remedio que ser pesimista, ahora se vislumbra un poco de luz al final del t¨²nel, una lucecita al final de un largo t¨²nel.
P. Una idea suya es la elaboraci¨®n de un plan de ayuda econ¨®mica a Polonia, en el que participar¨ªan conjuntamente Estados del Este y de Occidente. ?Qu¨¦ eco ha encontrado ese plan?
R. Es interesante constatar que al principio la idea tuvo un eco muy negativo casi en todas partes, luego despert¨® inter¨¦s y ahora hay una reacci¨®n relativamente positiva.
P. ?Qu¨¦ Estados se han expresado positivamente?
R. No quiero hacer comentarios sobre ese tema.
P. ?Alg¨²n pa¨ªs del Este?
R. S¨ª, tambi¨¦n del Este. Hay una reacci¨®n positiva, interesada. La URSS ha expresado dudas sobre la posibilidad de que tal plan pueda llevarse a cabo sin condiciones pol¨ªticas, pero no ha sido negativa.
P. Austria tiene una gran dependencia energ¨¦tica del Este, ?Es esto una hipoteca?
R. Es cierto que tenemos una dependencia energ¨¦tica del Este, pero el Este necesita nuestro dinero tanto o m¨¢s que nosotros su electricidad.
P. ?Qu¨¦ opina usted de la actual situaci¨®n pol¨ªtica en Espa?a?
R. En primer lugar, nos alegramos de la victoria arrolladora del PSOE. En segundo lugar, yo, personalmente, me alegro de que Gonz¨¢lez y sus amigos se hayan comportado con tanta moderaci¨®n y calma en el momento de la victoria, porque eso ha disipado mucha desconfianza.
P. ?Qu¨¦ tal son sus relaciones personales con Felipe Gonz¨¢lez?
R. Muy cordiales. Mis relaciones personales con Felipe son muy cordiales.
P. ?Mejores que con Mitterrand, por ejemplo?
R. Yo no dir¨ªa precisamente eso. Con Mitterrand las relaciones siempre han sido buenas. Cuando Mitterrand se convirti¨® en el jefe del Partido Socialista de Francia fui el primero que le invit¨® a dar una gran conferencia en Viena para que tuviera la oportunidad de expresarse ante miles de socialistas austriacos. Con Mitterrand ten¨ªa muy buenas relaciones, s¨®lo en el tema de Israel ha habido diferencias de opini¨®n, que ya no existen en la actualidad.
Con Felipe, las relaciones son muy buenas, pero diferentes. A Felipe tuve ocasi¨®n de tratarle por primera vez en Berl¨ªn cuando todav¨ªa estaba en la clandestinidad. Le observ¨¦ cuidadosamente. Luego, por sus intervenciones en la Internacional Socialista, fui conoci¨¦ndole y apreci¨¢ndole. M¨¢s adelante, los dos, en compa?¨ªa de Olof Palme, volamos a Teher¨¢n. En aquella situaci¨®n, bastante peligrosa, nos hicimos ¨ªntimos amigos, y desde entonces nuestras relaciones se han hecho a¨²n m¨¢s cordiales, lo que no es cosa corriente entre un hombre tan joven y otro tan viejo. Yo casi le doblo la edad. Felipe y yo nos apreciamos mutuamente, y yo tengo mucha confianza en ¨¦l.
P. ?Qu¨¦ protagonismo cree usted que pueden tener los socialistas espa?oles en Latinoam¨¦rica?
R. Felipe hizo bien al expresarse sobre la importancia de Sudam¨¦rica. Los socialistas espa?oles poseen seguramente las mejores condiciones previas para entender la situaci¨®n en Latinoam¨¦rica, y podr¨¢n desempe?ar un gran papel ante Estados Unidos, un papel de mediaci¨®n.
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