Los sindicatos, en la encrucijada
El triunfo socialista en las elecciones legislativas, la prolongaci¨®n de la crisis econ¨®mica en todo el mundo occidental y muy particularmente en Espa?a, y la situaci¨®n pol¨ªtica interna con el nuevo Gobierno, van a incidir profundamente en el modelo sindical. De un lado, la vinculaci¨®n del PSOE con UGT parece facilitar que el sindicato socialista alcance la hegemon¨ªa, aunque puede argumentarse en contra, con raz¨®n, que UGT va a tener que pagar los vidrios rotos de la inevitable pol¨ªtica de austeridad de la Administraci¨®n socialista, que se ha comprometido a la creaci¨®n de 800.000 puestos de trabajo en los pr¨®ximos cuatro a?os. Por otra parte, CC OO, despu¨¦s del resultado de las elecciones legislativas, queda situada como la ¨²nica fuerza social operativa a la izquierda del PSOE, y corre el riesgo de ver trasladados a su seno los conflictos del PCE. Por el momento, el equipo de su secretario general, Marcelino Camacho, parece controlar la situaci¨®n, pero su orientaci¨®n independentista puede verse seriamente contestada por otros dirigentes m¨¢s obedientes a la ortodoxia de la direcci¨®n del PCE.La reciente y sorprendente victoria de CNT en las elecciones del Metro de Barcelona puede a?adir un elemento de especulaci¨®n en torno al futuro sindical en nuestro pa¨ªs. Parece m¨¢s claro, sin embargo, el espacio de los sindicatos nacionalistas, especialmente en lo concerniente a ELA-STV, que por su car¨¢cter local no desfiguran en absoluto la preponderancia de? binomio CC OO-UGT.
En cualquiera de los casos, los elementos m¨¢s importantes a destacar son, de una parte, la contradicci¨®n existente entre el escaso n¨²mero de afiliados cotizantes a las centrales y el elevado n¨²mero de votos que reciben en las elecciones sindicales, y, de otra, la disminuci¨®n del n¨²mero de empresas que han realizado elecciones sindicales, con respecto a 1980, es otro aspecto importante a considerar. Estas cuestiones ponen de manifiesto que algo no marcha en el modelo sindical espa?ol y a?ade elementos de preocupaci¨®n a la dif¨ªcil situaci¨®n por la que atraviesa la naci¨®n.
Si en las sociedades industriales de Occidente el papel de los sindicatos es fundamental en el entramado social, como elemento de estabilizaci¨®n del mismo, en nuestro pa¨ªs la necesidad de que los sindicatos jueguen ese rol es mucho m¨¢s acuciante. Se da la paradoja, sin embargo, de que las fuerzas sociales y pol¨ªticas, e incluso la gran masa de trabajadores asalariados, no comprenden ni reconocen en los hechos ese papel institucional. Se espera que los sindicatos sean responsables y eficaces sin aportarles un marco econ¨®mico y pol¨ªtico que lo haga posible. Ser¨ªa preciso un cambio de actitud general hacia el tema y evitar, en todo caso, la agudizaci¨®n del problema.
UGT, ?agente de ventas?
Podr¨ªa ocurrir que el PSOE no resista la tentaci¨®n de convertir a UGT en el agente de ventas de los aspectos m¨¢s impopulares de la pol¨ªtica econ¨®mica que -necesariamente- va a realizar desde el Gobierno, a cambio de potenciar administrativamente la opci¨®n ugetista. Si esto se produce puede deteriorar seriamente no s¨®lo la imagen sindical de UGT, sino la consolidaci¨®n institucional de los sindicatos, ya que ese fen¨®meno no beneficiar¨ªa en nada a CC OO, sino a posiciones espontane¨ªstas desesperadas, que por su propia esencia no constituyen salida alguna desde un punto de vista sindical.
CC OO podr¨ªa cometer tambi¨¦n el error de intentar aprovechar las contradicciones de la inc¨®moda postura de UGT, como sindicato hermanado al Gobierno, radicalizando artificialmente sus posturas, con el ¨²nico fin de dejar en evidencia a UGT. Las declaraciones de Marcelino Camacho al respecto hacen pensar que la direcci¨®n de CC OO no est¨¢ en esa onda, pero ello no implica que sectores del sindicato puedan jugar al fuera de juego con UGT.
La gran patronal, encarnada por la CEOE, probable y lamentablemente seguir¨¢ su pol¨ªtica de tierra quemada en el plano sindical y no ser¨ªa de extra?ar que azuce al m¨¢ximo el antagonismo de UGT y CC OO. Tampoco ser¨ªa extra?o, aunque parezca contradictorio, que la CEOE privilegiase su negociaci¨®n con UGT para dejar en evidencia las relaciones de UGT con el Gobierno y, a la vez, exasperar a CC OO, para provocar su radicalizaci¨®n. Los posicionamientos iniciales en torno a la pr¨®rroga del ANE pueden no tener otro valor que el de fintas preparatorias de la verdadera estrategia. Desgraciadamente, es muy posible que la CEOE intente jugar a fondo, pese a las declaraciones en contrario de Ferrer Salat, la carta de desestabilizar al Gobierno socialista utilizando, entre otros, el plano sindical.
La delicada situaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica por la que transitamos, junto a las l¨®gicas esperanzas despertadas por el pr¨®ximo gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, deber¨ªan hacer reflexionar a los trabajadores y a las direcciones sindicales, para que se puedan concretar las expectativas de cambio deseadas por la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos y evitar el oc¨¦ano de frustraci¨®n, objetivamente involucionista, que provocar¨ªa su fracaso. El Gobierno socialista deber¨ªa apoyar decididamente el papel institucional de los sindicatos sin caer en la tentaci¨®n de privilegiar a UGT, que debe ocupar el espacio y la influencia que le corresponda por sus propios m¨¦ritos.
Ser¨ªa de enorme inter¨¦s para todos los trabajadores, e incluso para la ciudadan¨ªa en general, que las dos grandes centrales sindicales establecieran una acci¨®n conjunta y concertada. Con ello se conseguir¨ªa un elemento de primera magnitud para asegurar la estabilidad social que necesita el nuevo Gobierno, prest¨¢ndole tambi¨¦n una base social organizada en la lucha por la consolidaci¨®n de la democracia. Las huelgas de cacerolas se pueden combatir, m¨¢s eficazmente que de ninguna otra forma ' con el protagonismo de los sindicatos de clase. Protagonismo que no se podr¨¢ alcanzar si los sindicatos siguen languideciendo o si se provocan luchas est¨¦riles entre ellos.
La independencia de CC OO
Merece la pena se?alar el resultado negativo que tendr¨ªa, para la consolidaci¨®n de las centrales sindicales, un intento desesperado de la direcci¨®n del PCE, despu¨¦s de su fracaso electoral, de instrumentalizar la acci¨®n sindical de CCOO, haci¨¦ndole asumir posiciones pol¨ªticas partidarias que refloten la influencia perdida por el PCE. Y ello por dos razones. La primera es que sumir¨ªa a CC OO en una profunda crisis, porque la orientaci¨®n de su actual direcci¨®n (con el apoyo mayoritario de los cuadros sindicales intermedios y de la base afiliada) se opone decididamente a que el sindicato juegue el papel de correa de transmisi¨®n de ning¨²n partido y, por tanto, tendr¨ªa que ser desplazada despu¨¦s de fuertes luchas intestinas. La segunda es que esa pol¨ªtica est¨¢ condenada de antemano a un seguro y estrepitoso fracaso, ya que minar¨ªa irremisiblemente la credibilidad y capacidad de acci¨®n de esta central. El debilitamiento y p¨¦rdida de credibilidad de CC OO salpicar¨ªa tambi¨¦n a UGT, que en nada resultar¨ªa beneficiada, sobre todo en la presente situaci¨®n.
En ¨²ltima instancia, la palabra la tienen las propias bases trabajadoras que alientan con su militancia y sus cuotas los sindicatos. Si persiste la pasividad y el desencanto, no s¨®lo atribuibles a los errores de las direcciones sindicales, sino tambi¨¦n a la posici¨®n del "s¨¢lvase quien pueda", bastante generalizada entre los trabajadores, ante las secuelas de la crisis econ¨®mica, entonces seguiremos en el c¨ªrculo vicioso de que la debilidad de los sindicatos no propicia la afiliaci¨®n a los mismos, y la falta de afiliaci¨®n a ellos provoca su debilidad. Dif¨ªcilmente se puede exigir eficacia y responsabilidad a los sindicatos s¨ª no se rompe este c¨ªrculo de desprop¨®sitos.
Aparte de los agentes sociales que rodean, delimitan y encarnan la funci¨®n de los sindicatos, el conjunto de la naci¨®n debe definirse sobre si merece la pena que existan estas instituciones. Se puede contestar que no y seguir en la est¨²pida dial¨¦ctica de la Espa?a diferente, pero si se contesta afirmativamente a la cuesti¨®n ser¨¢ preciso, consecuentemente, exigir de los agentes sociales la institucionalizaci¨®n del sindicalismo de una vez por todas. Espa?a y el sistema democr¨¢tico saldr¨¢n ganando.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Marcelino Camacho
- ELA
- Metro Barcelona
- Carlos Ferrer Salat
- PCE
- Elecciones sindicales
- Opini¨®n
- Relaciones institucionales
- CEOE
- CNT
- Comisiones Obreras
- UGT
- Presidencia Gobierno
- PSOE
- Sindicatos
- Metro
- Sindicalismo
- Transporte urbano
- Organizaciones empresariales
- Conflictos laborales
- Transporte ferroviario
- Partidos pol¨ªticos
- Parlamento
- Relaciones laborales
- Transporte