Miguel de la Madrid hereda un pa¨ªs en el que los mexicanos son a¨²n m¨¢s pobres que cuando L¨®pez Portillo lleg¨® al poder
Pocas l¨¢grimas habr¨¢ hoy en M¨¦xico para Jos¨¦ L¨®pez Portillo cuando traspase la banda presidencial a su sucesor, Miguel de la Madrid. El hombre que iba a hacer de este pa¨ªs una potencia econ¨®mica a partir de su enorme riqueza petrolera deja en herencia una naci¨®n en bancarrota. Hasta sus propios ministros asumen ya en p¨²blico que M¨¦xico se encuentra ante su mayor crisis hist¨®rica.
S¨®lo el presidente parece obstinarse en negar una realidad que diariamente ocupa las primeras planas de los peri¨®dicos. "El pa¨ªs no est¨¢ en bancarrota", ha dicho d¨ªas atr¨¢s, mientras recorr¨ªa por ¨²ltima vez los Estados, inaugurando cuanta obra estuviera a medio empezar, con el fin de dejar su firma para la posteridad.Los halagos que acompa?an siempre a estas visitas presidenciales no han podido silenciar esta vez el malestar de una poblaci¨®n que ya quiere cerrar el sexenio de L¨®pez Portillo, con la convicci¨®n de que nada de lo que venga podr¨¢ ser peor que el ¨²ltimo a?o.
Pol¨ªticos del sistema, pr¨®ximos a Miguel de la Madrid, no han ocultado su malestar ante esta ¨²ltima feria de vanidades, que no por habitual en todo fin de sexenio deja de resultar tragic¨®mica en las actuales circunstancias.
Herencia de Echeverr¨ªa
Pero al final de todo esta liturgia actual no hace sino repetir la de seis a?os atr¨¢s, cuando L¨®pez Portillo hered¨® de Luis Echeverr¨ªa un pa¨ªs entregado al Fondo Monetario Internacional (FMI), con su moneda devaluada, en un 50% y con graves problemas en su cuenta externa.L¨®pez Portillo se estren¨® con un discurso un tanto melodram¨¢tico, pidiendo perd¨®n a los pobres de su pa¨ªs. El 1 de septiembre, en su ¨²ltimo informe a la naci¨®n, llor¨® porque los pobres de hace seis a?os son m¨¢s pobres ahora.
Estos dos gestos enmarcan ¨¦l fracaso de una pol¨ªtica econ¨®mica que quiso hacer de M¨¦xico una potencia industrial de tipo medio, bas¨¢ndose en un petr¨®leo que, seg¨²n se presum¨ªa entonces, iba a ser cada a?o m¨¢s caro.
Metido el pa¨ªs en costos¨ªsimos proyectos, a menudo escasamente rentables, el Gobierno de L¨®pez Portillo no acert¨® a cambiar en el momento en que los precios de los crudos iniciaron su descenso en los mercados internacionales. En s¨®lo un a?o duplic¨® la deuda externa, que super¨® los 80.000 millones de d¨®lares; vino la devaluaci¨®n, la suspensi¨®n de pagos y finalmente el viaje al FMI. El ciclo vuelve a cerrarse, igual que en el sexenio anterior.
La dif¨ªcil situaci¨®n actual no puede hacer olvidar, sin embargo, algunos logros del mandato de L¨®pez Portillo. En su haber hay que apuntar durante los cuatro primeros a?os un crecimiento anual promedio del 8%, que ha colocado a M¨¦xico entre las veinticinco econom¨ªas m¨¢s importantes del mundo. De ser importador de petr¨®leo se convirti¨® en el cuarto productor mundial. Su infraestructura y la planta industrial se duplicaron. Aun en medio de grav¨ªsimos problemas financieros, M¨¦xico tiene m¨¢s posibilidades de salir adelante que en 1976, siempre que el Gobierno y los ciudadanos est¨¦n dispuestos a vivir de acuerdo a sus posibilidades reales, al menos durante los pr¨®ximos tres a?os.
El secretario de Hacienda, Jes¨²s Silva, que podr¨ªa continuar en el nuevo Gabinete, lo ha explicado con una crudeza desacostumbrada en M¨¦xico, "Vamos a tener menos dinero, por tanto menos inversi¨®n y menos crecimiento. Crecer menos conlleva muchos problemas de car¨¢cter social y pol¨ªtico. No hay que enga?arse y pensar que nada va a suceder en el pa¨ªs".
Tras el acuerdo con el FMI (ver p¨¢gina 49), el Estado-providencia toca a su fin. El d¨¦ficit presupuestario, que llega este a?o al 16,5% del producto interno bruto, debe descender en 1983 al 8,5%. Silva ha calificado esta reducci¨®n de aterradora, para a?adir que no hay alternativa. Esta reducci¨®n presupuestaria saldr¨¢, sobre todo, del cap¨ªtulo de gastos sociales y de los subsidios a art¨ªculos de primera necesidad.
Con un paro en aumento y una inflaci¨®n que por primer vez va a superar el ciento por ciento, todos los observadores temen posibles estallidos sociales.
S¨®lo la bandera de moralidad p¨²blica con la que se presenta Miguel de la Madrid ante su pa¨ªs puede convencer al pueblo de que la austeridad no es s¨®lo cosa de los gobernados. El saqueo al que han sometido al pa¨ªs los funcionarios p¨²blicos de este Gobierno, en un espect¨¢culo sin precedentes, pondr¨ªa en peligro la supervivencia del r¨¦gimen priista.
El pa¨ªs no est¨¢ hoy para fiestas. Por eso, Miguel de la Madrid ha reducido notoriamente el protocolo casi imperial de ceremonias precedentes. Y ha sugerido que su discurso de toma de posesi¨®n no sea interrumpido con aplausos.
M¨¢s informaci¨®n en p¨¢gina 49.
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