Los servicios secretos y el Gobierno socialista espa?ol

( ... ) Adolfo Su¨¢rez, el jefe del primer Gobierno democr¨¢tico despu¨¦s de la muerte de Franco, orden¨® a la polic¨ªa espa?ola destruir sus archivos pol¨ªticos secretos.El r¨¦gimen de Franco cre¨® los servicios secretos para vigilar a sus s¨²bditos, y los que operaban en el exterior, a menudo lo hac¨ªan contra los espa?oles exiliados. La mayor¨ªa de los esp¨ªas del r¨¦gimen democr¨¢tico y los agentes del contraespionaje se agruparon en una organizaci¨®n: el CESID (Centro Superior de Informaci¨®n de la Defensa).

El CESDID se fund¨® hace cinco a?os en torno a un c¨ªrculo de oficiales procedentes de los servicios de Franco. Algunos de ellos participaron en el golpe frustrado de febrero del a?o pasado; pero el CESID se redimi¨® a s¨ª mismo de sus culpas al advertir al Gobierno del golpe militar preparado para el 27 de octubre. Por una mera coincidencia, un estatuto fue promulgado para el CESID ese mismo d¨ªa. Los l¨ªderes del partido socialista vieron el proyecto del estatuto y no pusieron objeciones, pero algunos amigos de los socialistas declaran ahora que debe dejarse de lado este proyecto.

El CESID est¨¢ controlado en su mayor¨ªa por oficiales del Ej¨¦rcito. Concebido como los ojos y los o¨ªdos del Ej¨¦rcito se le exige en su estatuto recoger informaci¨®n sobre subversi¨®n, traici¨®n, separatismo y espionaje dentro de Espa?a. ( ... ) El sentido com¨²n sugiere que al CESID debe d¨¢rsele un papel m¨¢s modesto o dividirlo en dos organizaciones separadas -una de servicio de inteligencia y otra de seguridad-, subordinadas a los respectivos Ministerios. Debido al peligro continuo de un golpe militar, el r¨¦gimen democr¨¢tico podr¨ªa estar m¨¢s seguro con dos organizaciones, que mantendr¨ªan una discreta vigilancia la una sobre la otra. ( ... )

Felipe Gonz¨¢lez puede nombrar a un oficial de polic¨ªa socialista, Rafael Vera, como director de la Seguridad del Estado, pero es un cargo puramente policial. Los dirigentes socialistas est¨¢n divididos en su actitud con respecto a los servicios de inteligencia. Algunos de ellos piensan que es un asunto ex¨®tico que debe dejarse en manos del Ej¨¦rcito, al que tampoco debe irritarse. El futuro Gobierno socialista deber¨¢ solucionar en su d¨ªa este problema, o corre el riesgo de desaparecer por obra de esos servicios secretos.

29 de noviembre