Texto del mensaje de Navidad de don Juan Carlos
Este es el texto ¨ªntegro del mensaje que el rey don Juan Carlos dirigi¨® en la noche del viernes, a trav¨¦s de la radio y la televisi¨®n a los espa?oles:"Con la brevedad que impone el respeto a estas horas de familiar satisfacci¨®n e intimidad que nos brindan las Navidades, deseo transmitiros un saludo lleno de optimismo y de cordialidad.
Cumplo con ello, en uni¨®n de la Reina y de mis hijos, una gozosa costumbre de todos los a?os, amparada en vuestra hospitalidad y cortes¨ªa, que me permiten entrar unos momentos en los hogares espa?oles.
En ellos esper¨¢is por estas fechas -propicias a la reflexi¨®n, al entendimiento y a la sinceridad- unas palabras del Rey.
Estas palabras, al finalizar este a?o de 1982, rico en acontecimientos, no pueden ser otras que las de solidaridad y esperanza. No s¨®lo porque son sentimientos profundos y relacionados entre s¨ª, que los espa?oles hemos venido fortaleciendo d¨ªa tras d¨ªa, a?o tras a?o, esfuerzo tras esfuerzo, en nuestra biograf¨ªa reciente como pueblo.
Ofrezcamos rec¨ªprocamente ambas cosas, sin temor. Porque constituyen rasgos positivos de nuestra sociedad, capaces de hacernos m¨¢s fuertes ante los problemas y las dificultades que, como a otras naciones, nos aprietan y a veces nos angustian.
De la solidaridad y de la esperanza compartidas nace la uni¨®n.
Y todos sabernos que cuando los espa?oles nos sentimos unidos, somos invencibles y nuestros prop¨®sitos se convierten en energ¨ªa creadora.
Por convencimiento y necesidad hemos de estar fundidos en nuestros proyectos de generosa convivencia en libertad, que es ya ejemplar para el mundo. En ese sentido podemos mirarnos con sano orgullo y compartir nuestro pan navide?o con la satisfacci¨®n de que nos encontramos en el camino adecuado, alegres y serenos.
Todos somos conscientes -y lo hemos aprendido con dolorosas experiencias- de que la fuerza moral de nuestra situaci¨®n no consiste en hacer exclusivo de la voluntad de cada uno y de la particular capacidad, el esfuerzo de realizarnos hist¨®ricamente, sino que tenemos que dar a los dem¨¢s la oportunidad de trabajar a nuestro lado, en el mismo proyecto.
La familia
Y as¨ª, unos con otros, repartiendo las responsabilidades, corno se hace en la actividad laboral de cada empresa, hemos de practicar en el sostenimiento de un quehacer constante, arm¨®nico y coherente, como corresponde a la gran empresa que es una naci¨®n viva y moderna.
Esta solidaridad y esta esperanza, como antorchas de nuestro esp¨ªritu colectivo, se encienden b¨¢sicamente en la familia.
Son consustanciales con ella, porque la familia es la clave de nuestro ser y de nuestro sentir como espa?oles.
Es la que nos da fuerzas para el trabajo e inspira nuestras ilusiones.
En su ¨¢mbito y compromiso nos engrandecemos y nos autoexigiremos. Por eso solemos decir que, cuando la familia espa?ola ha ido bien, tambi¨¦n ha ido bien Espa?a. Y, por el contrario, cuando se encuentra herida y desconcertada, se producen desequilibrios sociales y pol¨ªticos irreparables.
Creo por ello que esta luz familiar de la Navidad -cuando todav¨ªa est¨¢ presente en nuestros corazones un mensaje evang¨¦lico inolvidable y estimulante- alumbra nuestra existencia como pueblo, como una gran familia sin fisuras ni vac¨ªos.
Solidaridad y unidad
Una gran familia, en la que sus miembros pueden tener sus peculiaridades, sus especiales maneras de ser o sus costumbres diferentes. Pero siempre unidas por lazos indisolubles y coincidentes todos en la suprema aspiraci¨®n de que la patria com¨²n prospere y se engrandezca en paz, en orden y en hermandad.
Esa es nuestra riqueza m¨¢s cercana y fecunda. Gracias a ella engarzamos con amor la conflictiva sucesi¨®n de las generaciones.
Permitidme, en la confianza que como padre me une a tantos de vosotros, que en mis sinceras palabras se?ale estas connotaciones solidarias.
Los padres, en efecto, miramos a nuestros hijos como una tarea constante, conmovedora y esforzada. A medida que los veinos crecer en posibilidades y problemas, nos preguntamos si seremos capaces todav¨ªa de ayudarles con eficacia, con acierto y con oportunidad.
Y es que, a su vez, los hijos, las j¨®venes generaciones que nos rodean, llaman imperativamente al futuro, porque sue?an sin l¨ªmites ni cautelas y reclaman compartir cuanto antes esfuerzos y fatigas con quienes les precedemos.
Tend¨¢mosles la luz para descubrirles caminos y horizontes. Espa?a est¨¢ en ellos, va con ellos. Los j¨®venes que nos abren sus manos tienen la misi¨®n de engrandecerla, con entusiasmo y laboriosidad, a¨²n m¨¢s de lo que nosotros hayamos podido hacer.
Por eso, al daros el saludo de la paz y el amor, al filo de estos d¨ªas de balances y ex¨¢menes de conciencia, os pido una profunda entrega a la familia, prenda y garant¨ªa de futuro.
No quiero olvidar, en mi saludo, dedicar un especial recuerdo a cuantos han dado su esfuerzo y su vida en el cumplimiento del deber para conservar esta paz y estas posibilidades de futuro que nos ilusionan. Estoy seguro de que ellos nos acompa?an ahora en el coraz¨®n y reciben el agradecimiento de cuantos aman el orden y la libertad.
A los espa?oles que por razones de trabajo no puedan compartir estos momentos de encuentro en el hogar.
A los que est¨¢n en la mar, en las fronteras, en los servicios imprescindibles que guardan nuestra seguridad ciudadana en todos sus aspectos.
Tengamos tambi¨¦n un recuerdo para aquellos de nuestros compatriotas que conviven en diversos pa¨ªses en ejemplar laboriosidad con otras comunidades y hoy sienten con especial emoci¨®n la separaci¨®n y la lejan¨ªa.
Quisiera, por ¨²ltimo, en un abrazo de coraz¨®n, sentirme con mi familia cerca de todos, en la consolidaci¨®n definitiva de la paz, en la esperanza creciente de lograr para Espa?a un destino mejor y m¨¢s pr¨®spero. Un destino que no es de ninguna manera imposible, sino que nos espera, sin duda, en el trabajo y en la propia responsabilidad.
En nombre de esa paz y de esa esperanza que descansan en las de la propia familia, en la bondad y eficacia de las instituciones, en la voluntad de superaci¨®n de los espa?oles, os deseo unas Navidades muy felices, y un nuevo a?o lleno de venturas.
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