Los ¨²Itimos retoques
Las fechas que coinciden con los cierres de cada ejercicio suelen ser propicias para que las sociedades que llevan sus acciones a los mercados nacionales de valores realicen operaciones de ajuste en los precios de Sus t¨ªtulos, buscando el c¨¦lebre efecto escaparate, en un claro intento de optimizar los resultados del a?o.Por tanto, resulta bastante l¨®gico que ayer, pen¨²ltimo d¨ªa h¨¢bil del a?o burs¨¢tilmente hablando, las sociedades con presencia en los mercados de valores nacionales realizasen operaciones de maquillaje sobre los precios de sus acciones con el fin de conseguir presentar unos cierres anuales m¨¢s favorables de lo que en s¨ª ha permitido la trayectoria del ejercicio burs¨¢til no excesivamente positivo. Pero hay que reconocer que algunos intermediarios o cuidadores de t¨ªtulos se exced¨ªan ayer en el estricto cumplimiento de sus funciones atribuidas, imprimiendo unas trayectorias a los valores entregados a su tutela que mostraban, cuando menos, algunas l¨ªneas que se apartaban de los dictados de la recta raz¨®n.
El espect¨¢culo que ayer se pod¨ªa observar en la negociaci¨®n de los derechos de suscripci¨®n de Hidrola, por poner un ejemplo, o en un sector bancario firme como una roca en sus posiciones anteriores y preparando lo que parece ser el zarpazo del ¨²ltimo d¨ªa del a?o, resulta dif¨ªcilmente asimilable para mentes en las que se supone que el an¨¢lisis financiero debe ocupar un lugar preeminente.
La ma?ana no presentaba ning¨²n tipo de caracter¨ªstica positiva, a pesar de que el ¨ªndice del mercado madrile?o, con una subida de 13 cent¨¦simas, parece desmentirlo. Los compradores, o est¨¢n de vacaciones o prefirieron quedarse en la cama en esta fr¨ªa ma?ana invernal y, en ning¨²n caso se dejaron ver por la sala de contrataci¨®n. Sin embargo, fueron relevados a toda prisa por unos mecanismos alternativos, no siempre excesivamente claros, donde unas veces eran los tent¨¢culos de las propias sociedades quienes actuaban recogiendo una parte de la oferta con que contaban, y otras resultaban ser ciertos c¨ªrculos institucionales quienes se encargaban de mantener como pod¨ªan las cotizaciones.
As¨ª, los corros el¨¦ctricos empezaron dentro de un ambiente claramente vendedor, hasta el punto de que no exist¨ªan tomadores en la Bolsa de Madrid para los cupones de Hidroel¨¦ctrica Espa?ola, a pesar de que su precio por unidad descend¨ªa hasta los 75 c¨¦ntimos. Hubo nervios, sobresaltos, mediaron las llamadas, y al final se lleg¨® a la soluci¨®n salom¨®nica de establecer una lista de espera de vendedores, a la que acompa?aba la promesa de compra, al menos de una parte sustancial de los derechos ofertados. Sin embargo, a la una y cuarto del mediod¨ªa el problema a¨²n no hab¨ªa sido resuelto los operadores buscaban con desesperaci¨®n a los responsables de la Junta Sindical encargados de la operaci¨®n.
En cuanto a los valores del grupo bancario, la oferta volvi¨® a superar ampliamente los escasos tanteos compradores. Unicamente el Vizcaya, y tambi¨¦n refiri¨¦ndonos al mercado madrile?o, contaba con algo menos de 2.000 t¨ªtulos a la compra, a pesar de lo cual opt¨® por la prudencia y repet¨ªa el precio del d¨ªa anterior.
El resto de sus compa?eros contaban con unos vol¨²menes de distinta entidad, todos vendedores, donde destacaba en la banda superior Banesto, que presentaba 196.000 acciones como diferencia vendedora, y por la inferior el Bilbao con algo m¨¢s de 18.000 t¨ªtulos. Las repeticiones tambi¨¦n fueron aqu¨ª el com¨²n denominador, y ¨²nicamente el Popular perd¨ªa dos enteros como respuesta a las 30.000 acciones que contaba de saldo vendedor.
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