La banca privada increment¨® menos sus beneficios en el pasado a?o que en ejercicios precedentes
Los beneficios de la banca han crecido menos porcentualmente en 1982 que en los ejercicios precedentes. Esta realidad y las mayores exigencias de provisi¨®n de fondos para saneamientos est¨¢n obligando a la mayor parte de las entidades a dif¨ªciles equilibrios en la confecci¨®n de las cuentas de resultados de cara a las pr¨®ximas juntas generales. Dif¨ªcilmente van a poder mantenerse los dividendos a repartir al nivel de a?os anteriores, sin menoscabo de las reservas. De hecho, se espera un recorte en los dividendos a repartir, que oscilar¨¢n entre el 0% y el 12%, aunque algunos medios del sector aseguran que ninguno de los siete primeros bancos del pa¨ªs superar¨¢ el 10%.
Todo parece indicar, a juicio de fuentes del sector, que por primera vez la crisis econ¨®mica ha llegado a las estructuras de la banca, tras varios a?os de un lento desplome de las entidades mal gestionadas, y que el futuro de los bancos bien gestionados est¨¢ hipotecado a su capacidad de adaptarse al cambio. La carrera por captar pasivo a cualquier precio, tradicional entre los m¨¢s grandes bancos del pa¨ªs, que identificaban prestigio y buena imagen p¨²blica con las primeras posiciones del ranking por volumen de dep¨®sitos, est¨¢ cediendo.El llamado pacto de remuneraci¨®n de pasivos, que no responde a ning¨²n documento escrito, pero que, de hecho, se ha producido t¨¢citamente entre los grandes, siguiendo la iniciativa que unilateralmente tom¨® el Hispano Americano en mayo, apunta hacia nuevos modos y nuevas prioridades en el negocio bancario.
La limitaci¨®n de la remuneraci¨®n de los pasivos abaratar¨¢ los tipos de inter¨¦s del activo y, en cualquier caso, evitar¨¢ un crecimiento desordenado y caro de los dep¨®sitos en una ¨¦poca en que la demanda de cr¨¦ditos se encuentra muy deprimida.
Un encarecimiento de medio punto en la cuenta de acreedores, seg¨²n uno de los siete grandes del sector, obliga para compensar las p¨¦rdidas de tal aumento a incrementar la cartera de acreedores en un 9%.
Por otra parte, el saldo de acreedores condiciona las aportaciones al Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos, y los saldos mensuales de los coeficientes obligatorios.
Dividendo y reservas
La liberalizaci¨®n de los dividendos y la recomendaci¨®n del Banco de Espa?a para que los beneficios se repartan al 50% entre reservas y dividendos fue cumplida casi al pie de la letra (51 % dividendos y 49% reservas) en 198 1, pero en el pasado ejercicio dif¨ªcilmente va a poder ser observada la recomendaci¨®n del banco emisor si se quieren mantener los dividendos en el 8% de los recursos propios.
En beneficios despu¨¦s de impuestos, la evoluci¨®n ha sido desigual en los ¨²ltimos a?os para el total del sector: incremento del 12,8% en 1978, del 12,4% en 1979, del 3,9% en 1980 (en este ejercicio coincidieron bastantes bancos con p¨¦rdidas.
Fue uno de los a?os m¨¢s agudos en cuanto a la crisis bancaria, pero los siete grandes incrementaron en un 25,7%, sus beneficios) y del 37,2% en 1981.
Fuentes del sector estiman, no obstante, que dif¨ªcilmente ning¨²n banco va a publicar menos beneficios que el a?o anterior, de ah¨ª que la dotaci¨®n a reservas se va a resentir. Para uno de los siete grandes, los dividendos oscilar¨¢n entre un,4% y un 10%, siendo mayor¨ªa los que repartan dividendos muy por debajo del 10%. Otro de los grandes, sin embargo, cifra el abanico en que se mover¨¢n los dividendos entre el 0% y el 12% (el Santander repartir¨¢ el 8%; el Hispano, el 11%, y tal vez el Vizcaya, que tiene menores recursos propios, reparta mayor dividendo).
Provisi¨®n de fallidos
"Los niveles ¨®ptimos de cobertura de insolvencias y la pol¨ªtica de amortizaci¨®n de fallidos dependen, entre otras consideraciones, de una apreciaci¨®n del riesgo de las carteras, que tiene que evolucionar con la coyuntura econ¨®mica general. El deterioro que ¨¦sta ha sufrido en los cuatro ¨²ltimos a?os hace ahora insuficientes las coberturas establecidas en 1978, lo que ha movido al Banco de Espa?a a reforzarlas, a principios de 1982".
Este p¨¢rrafo, extra¨ªdo del Bolet¨ªn Econ¨®mico del Banco de Espa?a del pasado mes de marzo, n¨²mero en que se analizaba la cuenta de resultados de las entidades de dep¨®sito en 1981, pone de manifiesto la preocupaci¨®n del banco emisor por el nivel de solvencia de las entidades privadas de cr¨¦dito.
Preocupaci¨®n que se ha acrecentado en la segunda mitad de 1982, al aire de la dif¨ªcil situaci¨®n financiera internacional, con numerosos pa¨ªses negociando aplazamientos al pago de sus deudas, y ante la crisis de grandes grupos industriales (Explosivos, Alumina-Aluminio, etc¨¦tera).
De ah¨ª que el nuevo Gobierno socialista, aunque resulte parad¨®jico, se vea forzado a ser menos acomodaticio y m¨¢s diligente que los anteriores en la vigilancia de la necesaria solvencia de las entidades privadas de cr¨¦dito.
La necesidad de mayores provisiones para fallidos se est¨¢ dando tambi¨¦n a nivel internacional.
El Banco de Am¨¦rica aument¨® sus provisiones en el tercer trimestre de 1982 a un 130%, hasta 152 millones de d¨®lares, seg¨²n el Herald Tribune. Los mayores bancos ingleses han duplicado tambi¨¦n sus provisiones para fallidos, seg¨²n la citada publicaci¨®n, pasando de 470 millones de libras en 1981 a 950 millones de libras en 1982. En Alemania, siempre seg¨²n el Herald Tribune, el Commerzbank est¨¢ triplicando sus provisiones; y en Suiza, pa¨ªs en que van a crecer menos estas dotaciones, se han duplicado en 1982.
El Banco de Espa?a, que no quiere aparecer como el malo de la pel¨ªcula, actuando en plan impositivo, ha recabado informaci¨®n a las entidades de dep¨®sito sobre las grandes l¨ªneas que van a presentar a sus juntas generales de accionistas.
Se trata, esencialmente, de que cumplan suficientemente con las exigencias de saneamiento, y que no burlen las instrucciones del banco emisor mediante h¨¢biles utilizaciones de las distintas partidas de sus activos.
El nuevo Gobierno podr¨ªa mostrarse m¨¢s flexible incluso en cuanto a porcentaje a destinar a reservas, en aras de un riguroso cumplimiento de las dotaciones pertinentes para saneamientos.
Horizonte 83
Independientemente de los resultados que se presenten en los pr¨®ximos meses sobre el ejercicio de 1982, en los que de nuevo jugar¨¢n ciertas partidas como los ingresos at¨ªpicos o determinadas ampliaciones de capital que son m¨¢s ficticias que reales (alguno de los siete grandes tiene en su poder m¨¢s del 20% de su capital), de cara a la opini¨®n p¨²blica, existe una crisis estructural en el sector que har¨¢ el futuro diferente.
La banca, a juicio de expertos del sector, deber¨¢ renunciar en buena medida a la expansi¨®n indiscriminada de los ¨²ltimos a?os y apostar de forma decidida por la desintermediaci¨®n (prestaci¨®n de servicios y mejora en la cuenta de resultados). Para estos expertos el caso italiano es elocuente.
Seg¨²n un n¨²mero monogr¨¢fico del Herald Tribune dedicado a Italia, en 1981 las tres cuartas partes de la inversi¨®n de los ahorradores fu¨¦ a parar a pagar¨¦s del Tesoro y a otros instrumentos del mercado monetario, y no a dep¨®sitos.
En 1980, mientras la inflaci¨®n creci¨® un 22%, los dep¨®sitos s¨®lo lo hicieron un 13%; y en 1981, mientras la inflaci¨®n creci¨® un 20%, los dep¨®sitos solo lo hicieron un 9%.
Pese a ello, en 1981 la mayor parte de los bancos italianos declararon incrementos en beneficios del 50% al 60% sobre el ejercicio precedente.
Incremento de los servicios
Estos beneficios se explican, seg¨²n la citada publicaci¨®n, por el fuerte incremento de los servicios bancarios y de las operaciones parabancarias (estas operaciones pasaron de 1,7 billones de liras en 1978 a 6,8 billones en 1981); por el incremento de las operaciones de la banca italiana en el extranjero (financiaci¨®n a compa?¨ªas italianas en pa¨ªses terceros); y en mucha menor medida por la diferencia entre lo que pagan las entidades por el dinero de los depositantes y lo que perciben por el que prestan (entre un 11,6 y un 12,6 en 1981).
Al margen de este deslizamiento desde la lucha por la captaci¨®n del pasivo a cualquier precio hacia nuevas actividades, para muchos el futuro pasa tambi¨¦n por la concentraci¨®n bancaria.
Extremo que otros rechazan, argumentando que quedan ya pocos bancos apetecibles fuera del control de los grandes, y entre ¨¦stos no parece probable una fusi¨®n inmediata.
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