El Gobierno espa?ol renuncia a tomar la iniciativa para la negociaci¨®n de la paz en Am¨¦rica Central

Espa?a ha renunciado a presentar una iniciativa concreta para la soluci¨®n de la crisis centroamericana atendiendo al consejo de pa¨ªses latinoamericanos con reg¨ªmenes democr¨¢ticos moderados y para facilitar el desarrollo de las conversaciones con Estados Unidos, con el que, en estos momentos, se est¨¢n negociando globalmente la relaciones bilaterales.

Los socialistas espa?oles, que desde su llegada al Gobierno han optado por ser extraordinariamente cautos en la manifestaci¨®n de sus opiniones sobre la evoluci¨®n de la crisis centroamericana, han concedido una importancia fundamental a la reuni¨®n del pasado fin de semana en la isla paname?a de Contadora de los ministros de Asuntos Exteriores de Panam¨¢, M¨¦xico, Colombia y Venezuela, todos ellos pa¨ªses bien relacionados con Estados Unido! (particularmente el Gobierno de Caracas, cuya presencia concede mayor relevancia a la reuni¨®n).En Contadora se decidi¨® que es altamente indeseable que los conflictos centroamericanos se negocien como parte del duelo entre el Este y el Oeste, y, con objeto de evitarlo, los ministros de Asuntos Exteriores decidieron que la crisis de esa regi¨®n debe ser resucita exclusivamente por los pa¨ªses involucrados.

Respaldar el di¨¢logo

El Gobierno espa?ol ha entendido esta declaraci¨®n, seg¨²n fuentes cercanas al Ejecutivo socialista, como la confirmaci¨®n de que debe abstenerse de presentar cualquier tipo de iniciativa y limitarse a respaldar las propuestas de di¨¢logo nacidas de los Gobiernos afectados. Las autoridades espa?olas tienen, no obstante, serias dudas de que la voluntad de Panam¨¢, M¨¦xico, Colombia y Venezuela pueda ser respetada precisamente en un a?o en que Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica se disponen a negociar un nuevo concepto del desarme que, indudablemente, incluir¨¢ a las zonas de influencia de cada uno.

Por el contrario, Espa?a, que piensa que la situaci¨®n centroamericana es preocupante, no est¨¢ segura, sobre todo tras la entrevista en La Habana entre el ministro de Cultura espa?ol, Javier Solana, y el presidente cubano, Fidel Castro, de que la Administraci¨®n de Ronald Reagan haya descartado una intervenci¨®n militar en Nicaragua.

Los datos de que se dispone en Madrid en relaci¨®n con la presencia norteamericana en Honduras -cuyo conflicto fronterizo con el Gobierno sandinista se agrava cada d¨ªa- no permiten augurar un futuro de di¨¢logo como el que defiende el Gobierno socialista.

En cualquier caso, los pa¨ªses participantes en la reuni¨®n de Contadora prefieren mantener la apariencia de que la crisis actual en El Salvador y entre Nicaragua y Honduras es un problema latinoamericano para ser resuelto por latinoamericanos. Lo que, al parecer, s¨ª se le ha asegurado al Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez es que, en caso de necesitarse en alg¨²n momento el apoyo de un Gobierno de Europa occidental, ya no se reclamar¨¢ tan s¨®lo la ayuda francesa, sino que se pedir¨¢ tambi¨¦n la participaci¨®n de Espa?a.

El Gobierno socialista de Par¨ªs ha tenido hasta ahora una participaci¨®n, si no m¨¢s activa, s¨ª m¨¢s decisiva en el conflicto centroamericano. Basta recordar la iniciativa conjunta franco-mexicana sobre El Salvador, que incluy¨® un elemento nuevo en la guerra civil de aquel pa¨ªs al reconocer a las formaciones guerrilleras como parte pol¨ªtica de cara a una salida negociada. Es cierto tambi¨¦n que Francia ha dado marcha atr¨¢s en esa l¨ªnea y alg¨²n representante de su Gobierno ha asegurado que los socialistas franceses no repetir¨ªan hoy una propuesta de esa naturaleza.

El Gobierno espa?ol tiene el temor, por otra parte, de qu¨¦ una actuaci¨®n suya de relieve en Centroam¨¦rica complicar¨ªa la negociaci¨®n bilateral con la Administraci¨®n de Ronald Reagan, que se encuentra en pleno proceso.

Este mismo argumento ha aconsejado que la participaci¨®n espa?ola en el Bur¨® de Coordinaci¨®n del Movimiento de Pa¨ªses No Alineados, que ayer finaliz¨® en Managua, estuviese reducida al m¨ªnimo nivel posible. Las autoridades espa?olas no han olvidado que la anterior presencia de Espa?a en una reuni¨®n de no alineados, concretamente en la cumbre de La Habana de 1979, provoc¨® un malestar innegable en Estados Unidos.

Espa?a prefiere, por tanto, tratar todo el conflicto centroamericano con una enorme prudencia. En este sentido se explica la moderaci¨®n con que se ha expresado en todas sus manifestaciones p¨²blicas sobre Nicaragua y Centroam¨¦rica el representante del PSOE en la reuni¨®n de Managua, Benegas. Explica tambi¨¦n el silencio con que se contesta en la oficina de asuntos internacionales del PSOE a cualquier solicitud de una posici¨®n sobre el conflicto centroamericano. Ni siquiera la Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica del Ministerio de Asuntos Exteriores es capaz, en este momento, de definir con precisi¨®n un programa de la pol¨ªtica exterior espa?ola para Am¨¦rica Latina.

Carter-Su¨¢rez

Los puntos de vista de Espa?a y Estados Unidos en relaci¨®n con la pol¨ªtica a desarrollar en Latinoam¨¦rica coincidieron en un momento en que Carter y Su¨¢rez presid¨ªan los Gobiernos de Washington y Madrid. Esta buena relaci¨®n se enfri¨®, sin embargo, con la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca y se dispone a entrar en un nuevo per¨ªodo tras la llegada de Felipe Gonz¨¢lez a la Moncloa.

Existen, no obstante, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, unas orientaciones generales de lo que debe ser la presencia espa?ola en Latinoam¨¦rica. B¨¢sicamente, Espa?a pretende, en la l¨ªnea de lo que expuso el presidente Gonz¨¢lez en su campa?a electoral, un desarrollo de la cooperaci¨®n cultural y t¨¦cnica, favorecer la apertura de procesos de democratizaci¨®n y el respeto de los derecho humanos -lo que no significa que se vayan a abandonar las relaciones con los reg¨ªmenes dictatoriales ni se vaya a romper con los pa¨ªses que violen los derechos del hombre, sino que estos Gobiernos recibir¨¢n una trato diferente-, la participaci¨®n en los diferentes procesos de integraci¨®n abiertos en Am¨¦rica Latina -tanto econ¨®micos como pol¨ªticos- y promover la instalaci¨®n de empresas espa?olas en pa¨ªses del continente americano.

Pol¨ªtica latinoamericana

Las que pr¨¢cticamente han quedado descartadas ahora mismo son ideas corno la de una conferencia sobre seguridad y cooperaci¨®n para Centroam¨¦rica al estilo de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa, expuesta en varias ocasiones por Felipe Gonz¨¢lez y el ministro de Asuntos Exteriores espa?ol, Fernando Mor¨¢n.

Nicaragua ha pedido repetidas veces la mediaci¨®n de Espa?a entre el Gobierno sandinista y Estados Unidos. El pasado mes de julio el comandante Daniel Ortega, coordinador de la Junta de Gobierno de Managua, manifest¨® en una visita a Madrid que "nuestro deseo ser¨ªa que Espa?a desempe?ara un papel de interlocutor para ayudarnos a dialogar con Estados Unidos".

Felipe Gonz¨¢lez ha tenido, como vicepresidente de la Internacional Socialista y presidente del Comit¨¦ de Solidaridad con Nicaragua, una participaci¨®n muy activa durante los dos ¨²ltimos a?os en los intentos de pacificar el ¨¢rea centroamericana.

El presidente del Gobierno espa?ol tuvo, antes de serlo, varios contactos con los dirigentes de la revoluci¨®n sandinista y desempe?¨® a veces, discretamente, el papel de intermediario entre ¨¦stos y Estados Unidos. En agosto de 1979, el presidente Gonz¨¢lez escrib¨ªa en el ¨®rgano del PSOE, El Socialista, la siguiente opini¨®n sobre el r¨¦gimen n¨ªcarag¨¹ense: "El proyecto pol¨ªtico de los que hoy gobiernan Nicaragua es, a mi juicio, un proyecto pol¨ªtico democr¨¢tico en el sentido progresista de la palabra".