Pol¨ªtica y econom¨ªa en la financiaci¨®n de la Seguridad Social
La falta de informaci¨®n que comienza en el documento b¨¢sico se extiende a todos los niveles. Es escasa la informaci¨®n interna (falta de un sistema estad¨ªstico o codificaci¨®n), as¨ª como es reducida la informaci¨®n externa (los usuarios y beneficiarios desconocen sus derechos). Ello se traduce en que personas o grupos sociales explotan a su favor la falta de informaci¨®n, obteniendo lucro en el proceso de la gesti¨®n administrativa o manipulando fraudulentamente las situaciones de alta o baja. Finalmente, muchas de las decisiones administrativas de ingresos o gastos se realizan por la v¨ªa del tanteo o de la prueba-error, lo cual indudablemente no parece un m¨¦todo t¨¦cnicamente correcto ni moderno con el actual volumen del presupuesto de la Seguridad Social.Incluso los problemas que aquejan a la financiaci¨®n de la Seguridad Social, debido a esa falta de informaci¨®n, a veces no son conocidos en su verdadera dimensi¨®n (*): a) problemas de suficiencia, ya que resulta muy dif¨ªcil, por no decir imposible, obtener del tosco gravamen sobre el producto del trabajo que son las cotizaciones ingresos suficientes para financiar la Seguridad Social; b) problemas de eficiencia, ya que se distorsiona el empleo del trabajo (el gravar directamente su utilizaci¨®n perjudica el empleo, favoreciendo su sustituci¨®n por otros factores productivos no gravados -capital y energ¨ªa-, actu¨¢dose contrariamente a nuestra dotaci¨®n de recursos) y a la competencia exterior, ya que, seg¨²n las normas vigentes de comercio internacional, no se permite la desgravaci¨®n de las cotizaciones en las exportaciones, lo que coloca en posici¨®n diferente a ¨¦stas con las de aquellos pa¨ªses que, por utilizar en mayor medida los impuestos indirectos, se benefician de su desgravaci¨®n; c) problemas de equidad, ya que las cotizaciones gravan desigualmente a sectores y empresas seg¨²n sus imputs de trabajo, el'r¨¦gimen en que est¨¢n encuadradas o por el sistema de c¨¢lculo establecido.
A veces, las respuestas a estos problemas son un¨¢nimes (aumento de las transferencias del Estado), sobre todo cuando no se se?ala c¨®mo se financia, mientras otras veces las posturas son disconformes, sobre todo si ello lleva consigo un aumento en su presi¨®n efectiva o un recorte de beneficios. As¨ª, se se?ala que si las cotizaciones gravan al factor trabajo hay que disminuir su peso en favor de un incremento de las transferencias del Estado.
La financiaci¨®n
Nadie se?ala c¨®mo financiar ese aumento de las transferencias, cuando obviamente suponen un aumento de la presi¨®n fiscal o del d¨¦ficit p¨²blico. Sobre todo cuando algunos de los grupos que mantienen esta propuesta no admiten ninguno de estos efectos.
El aumento de la presupuestaci¨®n a medio plazo llevar¨ªa consigo un cambio de ¨®ptica en la Seguridad Social, al pasar de un r¨¦gimen profesional a uno asistencial, y donde las cotizaciones ser¨ªan claramente impuestos, lo que obligar¨ªa a cambiar el principio del beneficio por el de la capacidad de pago. Adem¨¢s, se deber¨ªa integrar administrativarnente la gesti¨®n y la inspecci¨®n de impuestos y cotizaciones en la Hacienda p¨²blica.
La actual falta de equidad en el sostenimiento de las cargas es muy grave, tal como se demuestra en el citado art¨ªculo, y s¨®lo puede ser atajada actuando a la vez sobre las tres causas que la originan: a) cambiando el sistema de c¨¢lculo en el r¨¦gimen general y en el r¨¦gimen de accidentes de trabajo y enfermedad profesional; b) equiparando la carga de los reg¨ªmenes especiales a Ja del r¨¦gimen general; c) actuando sobre la morosidad y el fraude.
Aqu¨ª la unanimidad no es total, sobre todo cuando es un determinado sector o empresa los que tienen que aportar m¨¢s. Se apuntan argumentos vac¨ªos de contenido e incluso se llegan a defender posturas inexactas que confunden a la opini¨®n p¨²blica.
Un ejemplo de estas ¨²ltimas es la propuesta de cotizaci¨®n por salarios reales. La citada actuaci¨®n es una medida claramente redistributiva y no recaudatoria, como se pretende hacernos creer. Ya que los posibles incrementos de ingresos se dedicar¨ªan a rebajas en el tipo de cotizaci¨®n aplicable a la empresa, mientras que sus efectos beneficiosos sobre la peque?a y mediana empresa o los sectores intensivos en empleo ser¨ªan evidentes. Por el contrario, los sectores m¨¢s perjudicados que gozan en estos momentos de una presi¨®n efectiva notablemente inferior o aquellos cuyo objeto social es la prestaci¨®n de servicios complementarios a los de la Seguridad Social forman un compacto grupo de presi¨®n que act¨²a para que no se lleve a cabo esta medida, ya que ello conllevar¨ªa una mayor carga y / o una p¨¦rdida de ventas y beneficios.
La desigualdad en las cargas
En otros casos son otros colectivos integrados en los reg¨ªmenes especiales los que esgrimen argumentos o presionan a la Administraci¨®n o a las organizaciones sociales para no verse afectados por una equiparaci¨®n en la presi¨®n efectiva a la del r¨¦gimen general. Aunque todos somos iguales a la hora de recibir prestaciones, no parece que lo seamos a la horade contribuir al sostenimiento de las cargas de la Seguridad Social.
Finalmente, la grave crisis financiera que atraviesa la Seguridad Social, que exige serios esfuerzos racionalizadores para que no se provoquen situaciones diriciles de soluci¨®n en el futuro, es solventada aparentemente por especialistas u organizaciones de forma sencilla. Por un lado, la soluci¨®n debe provenir, en su opini¨®n, en el cambio del sistema actual de reparto a uno de capitalizaci¨®n. Como es sabido, el primero supone que los cotizantes pagan a los pensionistas que han cotizado en el pasado, mientras en el segundo las actuales aportaciones se capitaaan para poder pagar a los pensionistas futuros, que son los cotizantes presentes.
Por otro lado, la soluci¨®n pasa por la reforma del actual sistema y la implantaci¨®n de una nueva estructura de la protecci¨®n. Curiosamente, estas propuestas no pasan de un simple enunciado y no explican c¨®mo es posible un sistema, de capitalizaci¨®n con unas tasas medias de inflaci¨®n del 15%; en qu¨¦ tipo de fondos se invertir¨ªan los citados recursos o, lo que es m¨¢s importante, c¨®mo se podr¨ªa evitar que, al pasar desde un sistema de reparto a una capitalizaci¨®n, ello no llevara consigo el que los actuales cotizantes no tuvieran que pagar dos veces: una, para que los actuales pensionistas siguieran cobrando, y otra, para que ellos pudieran cobrar en el futuro.
Por ¨²ltimo, ser¨ªa interesante conocer que aquellas personas o instituciones que propugnan los tres niveles -obligatorio, profesional y voluntario- explicaran claramente, por un lado, por qu¨¦ su escaso inter¨¦s en.una pol¨ªtica de racionalizaci¨®n que supondr¨ªa importantes ahorros y reducci¨®n de costes, y, por el otro, el sustrato de cada uno de los citados niveles. En el obligatorio, la extensi¨®n y cobertura de las pensiones m¨ªnimas, la ayuda familiar y el desempleo. En el profesional, qui¨¦n lo gestionar¨ªa; en el caso de ser el sector privado, qui¨¦n se har¨ªa cargo de las empresas que capitalizaran inadecuadamente sus fondos y quebraran, no pudiendo as¨ª pagar a sus cotizantes. ?Ser¨ªa el Estado el que socializar¨ªa nuevamente las p¨¦rdidas, como en otras muchas ocasiones?
La actual falta de informaci¨®n permite un juego de desprop¨®sitos que confunde a la opini¨®n p¨²blica, apareciendo los racionalizadores o reformistas como continuistas, mientras los liberales-conservadores son rupturistas, al querer cambiar el modelo actual ofreciendo una id¨ªlica Seguridad Social. S¨®lo una mayor informaci¨®n permitir¨ªa un conocimiento m¨¢s exacto por la opini¨®n p¨²blica de los verdaderos problemas de la financiaci¨®n de la Seguridad Social.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.