Las marinas occidentales potencian la lucha antisubmarina
Existe una creciente convicci¨®n en la Armada de Estados Unidos (Navy) y las de otros pa¨ªses de la OTAN de que los esfuerzos para potenciar su capacidad b¨¦lica antisubinarina ha de ser el apartado m¨¢s signiricativo de sus programas de desarrollo naval. A este respecto, analistas navales se refieren a lo que ellos llaman la amen a submarina sovi¨¦tica. Creen que las armas submarinas sovi¨¦ticas son cualitativamente lo mejor de la Armada de la URSS.
Fuentes del espionaje norteamericano estiman que Mosc¨² tiene 260 submarinos con misiles t¨¢cticos y de ataque, de los cuales 110 son de propulsi¨®n nuclear. Comparativamente, a?aden, el n¨²mero de unidades de combate navales de superficie sovi¨¦ticas son 294.Frente a estos hechos, la Navy dedica una gran parte de su presupuesto a la investigaci¨®n, desarrollo, an¨¢lisis y proyectos de lucha antisubmarina. La revista Sea Tecnology inform¨® que la Navy asign¨® 1.182 millones de d¨®lares, un 20% de su presupuesto de investigaci¨®n para 1984, a la guerra antisubmarina.
La preeminencia de esta amenaza sovi¨¦tica ha estimulado el desarollo de la lucha antisubmarina en las armadas de otros pa¨ªses de la OTAN, especialmente aquellos que poseen flotas operando en el mar del Norte y frente a las costas de Gran Breta?a, Francia, B¨¦lgica y los Pa¨ªses Bajos.
Frost Sullivan, una compa?¨ªa que publica informes sobre investigaciones internacionales, estima que los pa¨ªses europeos occidentales gastaron 2.800 millones de d¨®lares en la guerra antisubmarina durante 1982 y podr¨ªan asignar para el mismo proyecto un total de 14.900 millones para el per¨ªodo 1983-1987.
Algunas fuentes autorizadas aseguran que Occidente. mantiene ya una clara ventaja sobre los sovi¨¦ticos en la detecci¨®n de submarinos desde la superficie. Los sovi¨¦ticos, dicen, s¨®lo poseen unos pocos submarinos capaces de penetrar en tiempo de guerra en las rutas mar¨ªtimas entre Groenlandia e Islandia, entre Islandia y Gran Breta?a, y operar en el Atl¨¢ntico norte.
Otras altas fuentes, especialmente John Lehinan, secretario de la Navy, supone que el papel naval de la OTAN en esa zona podr¨ªa ser defensivo. Lehman dijo recientemente que una alternativa a esto podr¨ªa ser una ofensiva por el mar Noruego, al norte de Islandia, lo que colocar¨ªa a los sovi¨¦ticos a la defensiva.
Otros portavoces autorizados, sin embargo, especificaron que cualquier proyecci¨®n del poder naval norteamericano o de la OTAN en el interior del mar Noruego ser¨ªa una operaci¨®n de alto riesgo. A?adieron que los portaaviones, sus nav¨ªos de escolta y los submarinos podr¨ªan ser blanco de un ataque de la Marina y la Aviaci¨®n sovi¨¦tica con base en la pen¨ªnsula de Kola.
Esas fuentes dijeron que la capacidad de la guerra antisubmarina, particularmente en Estados Unidos, ha avanzado hasta el punto de que los submarinos sovi¨¦ticos en caso de que comenzara una guerra convencional entre el Este y el Oeste les colocar¨ªa a la defensiva y les restar¨ªa maniobrabilidad.
Desde el aire
La lucha antisubmarina desde el aire depende de dos prototipos de aviones, el Lockheed P-3C Ori¨®n y el S-3A Viking. La ¨²ltima versi¨®n del Ori¨®n, seg¨²n Sea Tecnology, recibe asistencia de los sat¨¦lites de comunicaciones.
El m¨¢s moderno helic¨®ptero detector de submarinos es el Sikorsky Seahawk, el cual es transportado desde fragatas, destructores y cruceros.
La detecci¨®n de los submarinos desde buques de superficie ha sido un problema, debido al ruido generado por los motores de los nav¨ªos. Durante veinte a?os, la Navy ha experimentado con lo que se ha llamado formaci¨®n-remolque, que son largos cables con micr¨®fonos de agua que son arrastrados por los nav¨ªos, y as¨ª la escucha queda libre de las interferencias de los motores de los propios barcos.
Los submarinos de ataque de la Navy, a los que se considera actualmente como el arma m¨¢s efectiva contra los aviones antisubmarinos hostiles, est¨¢n equipados con un equipo de sonar especial.
Un problema subsiguiente en las operaciones de lucha antisubmarina son las comunicaciones. Solamente las ondas de radio a una frecuencia extremadamente baja pueden localizar a un submarino sumergido en profundidad.
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