Eanes anuncia la pr¨®xima disoluci¨®n del Parlamento portugu¨¦s sin precisar la fecha de las elecciones generales
El presidente Antonio Ramalho Eanes anunci¨® anoche la pr¨®xima disoluci¨®n del Parlamento portugu¨¦s. En su alocuci¨®n dirigida al pa¨ªs, el jefe del Estado no fij¨® a¨²n la fecha de las pr¨®ximas elecciones legislativas. En raz¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs decidi¨® conceder un plazo al actual Gobierno para solicitar del Parlamento poderes legislativos para tomar las medidas financieras y sociales imprescindibles que aseguren el normal funcionamiento de la econom¨ªa nacional hasta que pueda formarse un nuevo Ejecutivo.
El presidente Eanes manifest¨®, sin embargo, el deseo de promulgar el decreto de disoluci¨®n de la C¨¢mara ¨²nica del Parlamento luso "en el m¨¢s breve plazo de tiempo posible".Considerada hace tiempo como inevitable no solamente por la oposici¨®n sino tambi¨¦n en los medios dirigentes de la coalici¨®n de centro-derecha que est¨¢ en el poder en Lisboa desde enero de 1980, la decisi¨®n del general Eanes no resuelve la profunda crisis pol¨ªtica portuguesa, por todos considerada como la m¨¢s grave conocida hasta ahora por el fr¨¢gil r¨¦gimen democr¨¢tico instaurado en Portugal por la revoluci¨®n del 25 de abril de 1974.
Consciente de que su gesto puede ser interpretado nacional e internacionalmente como un abuso de poder y una violaci¨®n de las reglas democr¨¢ticas, Eanes dedic¨® la mayor parte de su alocuci¨®n de m¨¢s de treinta minutos a justificar pol¨ªtica, social y constitucionalmente la decisi¨®n tomada.
Desde el punto de vista constitucional record¨® que el sistema semipresidencialista vigente en Portugal incluso despu¨¦s de la revisi¨®n constitucional concluida en septiembre de 1982 hace del jefe del Estado el ¨²ltimo ¨¢rbitro en materia de defensa de los intereses nacionales y de la democracia. Subray¨® la solidaridad institucional que liga el presidente de la Rep¨²blica al Gobierno por ¨¦l investido y que lo hace corresponsable de la buena o mala acci¨®n gubernativa.
La justificaci¨®n pol¨ªtica de la disoluci¨®n de un Parlamento -en el cual existe, como ¨¦l mismo reconoci¨®, una "mayor¨ªa formal"- fue una larga requisitoria contra la acci¨®n gubernativa de Alianza Democr¨¢tica desde la formaci¨®n del primer Gobierno de Pinto Balsemao en enero de 1981. El presidente portugu¨¦s subray¨®, a la vez, la incapacidad de la coalici¨®n mayoritaria en el Parlamento para dotar al pa¨ªs de la necesaria estabilidad pol¨ªtica y del aplazamiento constante de la ejecuci¨®n de los objetivos program¨¢ticos de esta misma coalici¨®n.
Para Eanes las dimisiones de Pinto Balsemao de sus funciones de primer ministro en agosto de 1981 y diciembre de 1982 por motivos estrictamente personales o de partido, y la reciente renuncia a todos sus cargos pol¨ªticos de Diogo Freitas do Amaral, fundador de Alianza Democr¨¢tica y presidente del partido Dem¨®crata Cristiano, son indicios seguros de que Alianza Democr¨¢tica es incapaz en las presentes condiciones de sobreponer el inter¨¦s nacional a sus problemas internos. Sus propios dirigentes, dijo Eanes, dejaron de creer en su continuidad.
Sin hacer juicios de valor sobre las consideraciones ideol¨®gicas o program¨¢ticas en que se bas¨® la actual mayor¨ªa, el presidente Eanes consider¨® no poder conceder un nuevo plazo a la coalici¨®n para resolver sus problemas internos porque el clima de inseguridad creado por la inestabilidad pol¨ªtica compromete el urgente desarrollo de una pol¨ªtica econ¨®mica de "recuperaci¨®n nacional".
Reconoci¨® que la soluci¨®n adoptada, no ideal, sino tan solo posible, crea un per¨ªodo de incertidumbre acerca del futuro inmediato, pero estima que este plazo es mejor que un constante arrastre de la falta de claridad de las opciones gubernativas.
El jefe del Estado concluy¨® su intervenci¨®n con una referencia al futuro y a la confianza que le inspira la experiencia de las crisis pasadas: "No os prometo tiempos f¨¢ciles" ser¨¢ necesario "mucho trabajo y sacrificios", pero tenemos el derecho de esperar "mayor confianza y responsabilidad".
La disoluci¨®n del Parlamento portugu¨¦s abre una nueva fase, de consecuencias imprevisibles, en la crisis pol¨ªtica abierta el 20 de diciembre pasado, con la renuncia de Francisco Pinto Balsemao, presidente del Partido Social Dem¨®crata y l¨ªder de la coalici¨®n gubernamental de Alianza Democr¨¢tica, al cargo de primer ministro.
Un precedente
La intervenci¨®n presidencial tiene un precedente, que se registr¨® en circunstancias algo parecidas durante el primer mandato del actual jefe del Estado. En 1978, a ra¨ªz de la crisis gubernamental del Gobierno de coalici¨®n entonces formado por los socialistas y los democristianos, el presidente Eanes consider¨® que Mario Soares ya no dispon¨ªa del apoyo parlamentario necesario para gobernar de manera estable, y el primer ministro tuvo que dimitir, abriendo el proceso que llevar¨ªa, en el verano de 1979, a la disoluci¨®n de la primera Asamblea legislativa elegida despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n portuguesa de 1976.
El partido socialista critic¨® entonces al jefe del Estado por su intervenci¨®n al margen de los mecanismos parlamentarios previstos para provocar la ca¨ªda de los Gobiernos.
La disoluci¨®n del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas era entonces reclamada por Francisco Sa Carneiro, presidente del PSD, que fue el m¨¢s decidido adversario de los Gobiernos de iniciativa presidencial, que se sucedieron de septiembre de 1978 a octubre de 1979, fecha de las elecciones que dieron su primera victoria a la coalici¨®n de Alianza Democr¨¢tica, entre tanto formada por socialdem¨®cratas, democristianos y reformadores, peque?o grupo disidente del PS.
El Gobierno de Nobre da Costa fue derrumbado en el Parlamento, que no aprob¨® su programa. El Gobierno de Carlos Mota Pinto, entonces disidente del PSD, consigui¨® vencer la prueba parlamentaria, pero cay¨® despu¨¦s de unos meses en medio de la m¨¢s violenta contestaci¨®n social hasta entonces registrada en Portugal.
El Gobierno de Maria Lourdes Pintassilgo, la ¨²nica mujer que ejerci¨® una vez la presidencia del Gobierno en Portugal, se constituy¨® entonces con el ¨²nico objetivo de dirigir el pa¨ªs hasta las elecciones, convocadas dentro del plazo legal de noventa d¨ªas.
Los plazos de las elecciones
La Constituci¨®n portuguesa, en su versi¨®n revisada de 1982, otorga al jefe del Estado plenos poderes para disolver el Parlamento. Con la ¨²nica condici¨®n de la previa consulta al Consejo de Estado, cuya opini¨®n no tiene car¨¢cter imperativo.
Las elecciones para la nueva Asamblea legislativa deben tener lugar en el plazo m¨ªnimo de sesenta d¨ªas y m¨¢ximo de noventa a partir de la publicaci¨®n, en el diario oficial, del decreto de disoluci¨®n de la C¨¢mara ¨²nica del Parlamento portugu¨¦s. Los diputados elegidos inician una nueva legislatura de cuatro a?os.
El problema m¨¢s grave que se plantea ahora, en t¨¦rminos pol¨ªticos y constitucionales, es el de saber qu¨¦ Gobierno se encargar¨¢ de conducir los asuntos corrientes del Estado durante el per¨ªodo preelectoral.
La extensa y a veces excesivamente compleja Constituci¨®n portuguesa no resuelve claramente, la cuesti¨®n. Estipula que, en caso de renuncia o de exoneraci¨®n del primer ministro, o de ca¨ªda del Gobierno por un voto de censura en el Parlamento, el Gabinete se mantenga en funciones hasta la investidura del nuevo presidente del Ejecutivo.
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