M¨¢s Pilar
Pilar Mir¨®, amore; el primer d¨ªa que le¨ª eso de que ibas a legislar las salas de cine porno, cambiando la S por la X, te escrib¨ª una carta llena de vieja amistad y renovado amor. ?Cu¨¢ndo vamos a dejar de jugar en esta Espa?a con las cosas de hacer pis? Me llamaste, me re?iste, fuiste conmigo tan dulcemente dura como s¨®lo t¨² sabes serlo, y terminaste: como soy un caballero, ma?ana te env¨ªo flores, seg¨²n mi costumbre. Al d¨ªa siguiente llegaron las flores, Pilar, talento, t¨ªa, perfum¨¢ndome una jornada de trabajo y, como dir¨ªa Novalis, "otorgando a lo cotidiano la dignidad de lo desconocido". Pero t¨² misma cuentas a los amigos que tu cargo de directora generala te tiene mareada, porque te meten en cirios administrativos que no te van ni son cosa tuya. Otros queridos amigos y l¨²cidos maestros (Haro-Tecglen / Radio Exterior, un suponer) me comentan ir¨®nicamente lo mismo. Es un peque?o fallo de la Administraci¨®n de izquierdas (disculpable, supuesto que aqu¨ª la Administraci¨®n hab¨ªa sido de derechas durante medio milenio). Contratan creadores puros y quieren convertirlos en gerentes. Pero gerentes gerenciales hay muchos, y cuando el Gobierno ficha a Haro-TecgIen o Pilar Mir¨®, creadores, respectivamente, del nuevo periodismo y el nuevo cine "femenino" (con perd¨®n), debe hacerlo para aprovecharles a tope como imaginativos, no como contables. La Pilar que digo eres t¨², Pilar, no s¨¦ si reparas, y la inminente regulaci¨®n del porno duro, en cine, viene a darme todas las razones, amor, pese a tu limpia dial¨¦ctica y tus flores que todav¨ªa fragan (de fragancia, no de Fraga). Aparte otras discriminaciones, la retirada de toda ayuda estatal a este cine y la multa er¨®tica que supone un mayor gravamen impositivo sobre la entrada para esas pelis, como muy bien informa este peri¨®dico, son dos medidas f¨¢cticas, Pilar, y sin duda ajenas a ti, pero que desmienten tu dulzura de mujer amarga, ay. Me gusta mucho, en cambio, Pilar, que hayas suprimido el techo (detestable modismo inmobiliario del argot pol¨ªtico) para el porno. Si queremos curar a nuestro pueblo para siempre de sue?os diurnos e imaginaciones er¨®ticas, nada como una sobredosis, que las salas del g¨¦nero, en toda Europa, como he comprobado por curiosidad / afici¨®n, son la soledad y la desolaci¨®n con un argelino dentro, que est¨¢ all¨ª por la calefacci¨®n, m¨¢sque nada. Pero no andaba yo tan equivocado, t¨ªa, cuando te hablaba, en no lejana carta/ columna, de las "otras- inquisiciones", que dir¨ªa Borges. A m¨ª no me parece mal que no se subvencione el duroporno. A m¨ª me parece mal que se subvencione cualquier filme, porque, as¨ª, siempre se har¨¢n filmes para la subvenci¨®n y no para el p¨²blico (algunas pel¨ªculas del difunto Lazaga, que ni siquiera se estrenaban, una vez cobrada la subvenci¨®n en la ventanilla oficial). La otra noche he visto, como aqu¨ª cont¨¦, el Don Alvaro del Duque de Rivas, en el Espa?ol, que es una mimetizaci¨®n mala del gran drama rom¨¢ntico (inspirado a su vez en Shakespeare, un rom¨¢ntico de dos siglos antes), y que hicieron grande V¨ªctor Hugo, Byron o Schiller, pero que aqu¨ª no pas¨® del eficaz y mediocre Zorrilla. Incluso la indecible catalana Jeannine Mestre, que es una rom¨¢ntica interior, de matiz, grito a media voz y ojos abiertos al asombro, fue forzada al grito melodram¨¢tico que la anula.O sea que no hay que subvencionar nada, Pilar, cosa, porque es hip¨®crita (y t¨², qu¨¦ culpa tienes), subvencionar "lo fino" por un lado y gravar "lo basto" por el otro, desviando, adem¨¢s el producto del gravarnen a una "protecci¨®n de menores" que jam¨¢s ha protegido a ning¨²n menor, incluido yo, aunque Haro me dice, malevo, que "ya soy mayorcito". Ah¨ª est¨¢ Maravillas, de Manolo Guti¨¦rrez, a cuya gestaci¨®n asist¨ª emocionado, y que la otra noche nos echaron por la tele. Toda esa movida adolescente / delincuente es el resultado o la ausencia de una protecci¨®n a los menores desprotegidos, en Espa?a. Esta es para decirte, Pilar, que ya s¨¦ que no es cosa tuya ni t¨² eres cosa de ellos. Espero las flores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.