Espa?a se alinea con los pa¨ªses denunciantes del sistema exportador norteamericano
Pese a tener un sistema fiscal para las exportaciones muy parecido al de Estados Unidos, Espa?a se ha alineado con otros pa¨ªses en la denuncia de mecanismos proteccionistas norteamericanos. De nada ha servido frente al gigante norteamericano, ni siquiera durante la ¨²ltima guerra del acero. Y la peculiaridad protectora de ¨¦ste hacia sus ventas al exterior, m¨¢s que desaprovechada, es casi desconocida por los empresarios espa?oles: crear sociedades de ventas al extranjero para diferir impuestos. Prerieren los hispanos el apoyo directo del Estado v¨ªa desgravaciones, aunque en algunos casos se corra el peligro de que sea considerado m¨¢s f¨¢cilmente subvenci¨®n no admitida por las reglas del comercio mundial.
La discutida normativa norteamericana autoriza a sus exportadores a formar otra sociedad separada que sirva de conducto a las ventas al exterior. Nada menos que las tres cuartas partes de las exportaciones de EE UU se efect¨²an a trav¨¦s de dichas empresas, que han recibido desde su bautizo legal el nombre de disc, si las corresppondientes a Domestic International Sales Corporation (Corporaci¨®n de Ventas Internacionales Dom¨¦sticas).Un informe oficial norteamericano reconoci¨® que, s¨®lo en 1976, dichas sociedades habr¨ªan hecho aumentar las exportaciones en 9.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de un bill¨®n de pesetas), lo que habr¨ªa generado unos 230.000 puestos de trabajo en el sector exportador. Claro que a cambio de un coste por las venta as fiscales de dichas empresas: 2.300 millones de d¨®lares en 1981, seg¨²n una estimaci¨®n elevada recientemente por la Comisi¨®n de la Comunidad Econ¨®mica Europea al Consejo de Ministros. Cifra nada desde?able, pero que el Gobierno norteamericano y los exportadores consideran preferible a otras v¨ªas. En cinco a?os, desde su implantaci¨®n, surgieron 8.382 disc.
Recesi¨®n, proteccionismo y denuncias
El tema hubiera pasado inadvertido en la agenda de grandes asuntos internacionales sin la crisis econ¨®mica. Una recesi¨®n que desaceler¨® el comercio mundial, provocando parad¨®jicamente la necesidad de exportar para mantener las empresas y conseguir divisas para equilibrar las balanzas de pagos, afectadas por la multiplicaci¨®n de los precios energ¨¦ticos. Las tentaciones proteccionistas llegaron a las naciones que ejercen y predican el liberalismo. Y la respuesta de los perjudicados no se hizo esperar.Inmediatamente de salir la legislaci¨®n disc, la Comunidad Econ¨®mica Europea entendi¨® que significaba una subvenci¨®n a la exportaci¨®n, actividad prohibida por las reglas reguladoras del comercio internacional, pues el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) dejaba la competitividad de cada pa¨ªs en manos de sus costes diferenciales con el resto. Canad¨¢ se adhiri¨® y el tema lleg¨® al Consejo del GATT, donde ha sido tratado muchas veces, sin conseguir deponer la actitud norteamericana.
La pasada primavera, la Comisi¨®n de la CEE volvi¨® a pedir sin eco que la legislaci¨®n disc se ajuste a las disposiciones del GATT. Nada consigui¨® tampoco, aun con el apoyo de Argentina, Australia, Brasil, Chile, India, Suecia, como representaci¨®n de todos los pa¨ªses n¨®rdicos, y la propia Suiza. En el Consejo de Representantes del GATT del junio ¨²ltimo Espa?a empez¨® a unirse a dichos pa¨ªses, con una declaraci¨®n que ped¨ªa a EE UU que modifique su legislaci¨®n disc.
Durante los ¨²ltimos meses, la pol¨¦mica ha salido hasta en la sopa econ¨®mica internacional: la guerra por las exportaciones comunitarias de acero a Estados Unidos, seguimiento del embargo a la URSS, gas siberiano, ayudas en la CEE y admisi¨®n o no de diversos subsidios. En la guerra del acero, cuyo final fue anunciado el 7 de agosto pasado y reafirmado el 22 del mismo se trata de un acuerdo de autolimitaci¨®n de las exportaciones comunitarias (5,7% del mercado norteamericano, en lugar del 6,3% anterior)-, la CEE pudo defenderse, de la amenaza norteamericana de gravar con un 40% las importaciones de acero, precisamente gracias a la legislaci¨®n disc.
Ante las protestas de la CEE por no estar en el orden del d¨ªa el asunto dise, Estados Unidos intent¨® conseguir apoyo del Comit¨¦ Fiscal de la OCDE (Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico). La dureza comunitaria se ha reflejado en un posterior acuerdo de los ministros de Asuntos Exteriores de los pa¨ªses miembros, solicitando al GATT autorizaci¨®n para adoptar medidas compensatorias. Parece que la CEE trata de conseguir contrapartidas a algo que se ha revelado irremediable. Y Espa?a, ni lo uno ni lo otro.
Espa?a podr¨ªa hacer lo mismo
La justificaci¨®n de Estados Unidos en todos los foros ha sido invariable: el sistema disc alivia la desventaja de sus exportadores por el sistema fiscal de las rentas de origen extranjero. En efecto, en Estados Unidos, como en Espa?a, las empresas deben pagar globalmente por todos sus beneficios, tanto dentro como fuera, si bien se les concede un cr¨¦dito del impuesto por los tributos pagados en el extranjero. Seg¨²n el razonamiento norteamericano, los cr¨¦ditos del impuesto son menos favorables para los exportadores que el sistema de exenci¨®n o gravamen territorial seguido en Europa, sobre todo en B¨¦lgica, Francia y Holanda.Por ello, defiende a las disc, cuyo papel adquiere mayor relevancia ante el endurecimiento del mercado. El ¨²ltimo a?o, ciertamente, ha sido uno de los peores para el comercio mundial en este ¨²ltimo cuarto de siglo, junto con 1958, 1975 y 1980. Seg¨²n el GATT, el comercio mundial ha tenido un crecimiento cero en volumen, frente al modesto 1,5% del a?o anterior. Y las perspectivas para 1983 son peores, a juzgar por los datos manejados en la ¨²ltima reuni¨®n del GATT en Ginebra.
Las causas, al menos, persisten: la recesi¨®n de EE UU y la retracci¨®n de Jap¨®n, unidas al menor poder de compra de los pa¨ªses petroleros y de los en v¨ªas de desarrollo y sin petr¨®leo, quienes el a?o pasado obtuvieron los peores resultados econ¨®micos desde la segunda guerra mundial.
Mirando al Estado
En este contexto, las exportaciones espa?olas, que se han revelado en el ¨²ltimo a?o como el factor de mejor evoluci¨®n de la econom¨ªa dom¨¦stica, aunque tras el verano iniciaron un declive han aumentado su presencia en el mundo. Sin embargo, el sistema de est¨ªmulos (cr¨¦ditos, desgravaci¨®n fiscal a la exportaci¨®n, subvenciones de tipos de inter¨¦s y refinanciaci¨®n a las entidades financieras que capten divisas para financiar exportaciones) es considerado por bastantes expertos e incluso empresarios insuficiente, obsoleto y desigual. Adem¨¢s, debe ser modificado con motivo de la pr¨®xima implantaci¨®n del impuesto sobre el valor a?adido (IVA) y de la entrada de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea. Las muestras de capacidad de innovaci¨®n de las empresas espa?olas son m¨ªnimas al respecto, seg¨²n medios relacionados con la Administraci¨®n y la exportaci¨®n., A su juicio, los empresarios espa?oles se preocupan m¨¢s de conseguir est¨ªmulos y facilidades por parte del Estado -la patronal CEOE acaba de pedir otra vez m¨¢s desgravaci¨®n fiscal- que de adoptar soluciones imaginativas. No obstante, los cambios en ciernes podr¨ªan (el IVA precisamente trata de adaptar la pol¨ªtica fiscal de los pa¨ªses comunitarios, para que no distorsione la uniformidad aduanera) empujar a los empresarios espa?oles a adoptar sistemas similares.
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