Verstrynge anuncia que continuar¨¢ en el Ayuntamiento aunque s¨®lo pueda ser concejal
Jorge Verstrynge (T¨¢nger, 1948) ha pasado de ser el secretario general de un partido con nueve diputados a desempe?ar la direcci¨®n ejecutiva de la principal fuerza pol¨ªtica opositora, en el Parlamento y en la calle. No es conocido por su carrera pol¨ªtica anterior a la transici¨®n democr¨¢tica, aunque cree que alg¨²n m¨¦rito debe reconoc¨¦rsele en el crecimiento espectacular de AP, "sin gobernadores civiles, sin los resortes del Gobierno y del poder". Verstrynge est¨¢ seguro de que la eficacia de su gesti¨®n interna en el partido de Manuel Fraga le ayudar¨¢ a construir la imagen de gestor que necesita para afrontar, con garant¨ªas de ¨¦xito, la batalla de las urnas frente a Enrique Tierno. La coalici¨®n conservadora necesita en la Casa de la Villa m¨¢s concejales que el PSOE y el PCE juntos, cuando ahora no hay ninguno. Desde su despacho de la calle G¨¦nova, cori un retrato de Fraga por el suelo, a la espera del clavo que le sujete a su altura natural, Vertrynge, profesor de sociolog¨ªa, anuncia que har¨¢ campa?a en la calle, en busca del ciudadano con rostro y apellidos, y proclama su convicci¨®n de que Madrid necesita "algo m¨¢s que un alcalde espect¨¢culo".
Pregunta. Usted va a hacer campa?a electoral en Madrid a los pocos meses de haber pedido votos en Sevilla. ?Se declar¨® all¨ª sevillano y va a proclamarse ahora madrile?o?Respuesta. Nunca he dicho que soy sevillano, aunque la parte de espa?ol que tengo, que es la mitad por parte de madre, m¨¢s la decisi¨®n de serlo, es sin duda andaluza por nacimiento, por cultura. El Marruecos espa?ol siempre fue considerado por los andaluces su otra ribera. Pero nunca he dicho que soy sevillano, porque no lo soy, o que tengo relaci¨®n familiar o personal con Sevilla. Al contrario, reconoc¨ª desde un principio que yo iba de candidato cunero.
P. ?Y su relaci¨®n con Madrid?
R., Vivo desde los diecisiete a?os en Madrid, tengo mi casa aqu¨ª, estoy casado con una madrile?a, mis hijos han nacido en Madrid y yo soy madrile?o, no soy sevillano, eso salta a la vista. Soy madrile?o llegado de fuera, como el 40% de los madrile?os.
P. A usted le han calificado ya de cachorro fascista y existen fuerzas pol¨ªticas dispuestas a exhibir durante la campa?a su pasado nazi en la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas. ?No cree que esas acusaciones pueden perjudicarle?
R. Har¨ªan mal en referirse s¨®lo a mis a?os de la Facultad. de Ciencias Pol¨ªticas, porque todo eso ven¨ªa de antes. Pero poco van a poder encontrar de nuevo los que buceen en mi pasado. Siempre he dicho la verdad sobre este tema. Nac¨ª en Marruecos, en una sociedad colonial donde los europeos viv¨ªamos bien a costa de la poblaci¨®n ind¨ªgena que luch¨® por su independencia y la consigui¨®, como era l¨®gico despu¨¦s de que se consagrara el principio de las nacionalidades en el siglo XIX. La lucha por la independecia no fue en Marruecos la m¨¢s virulenta, no alcanz¨® los l¨ªmites de Argelia, pero hubo violencia, atentados... La descolonizaci¨®n fue un drama. Yo hab¨ªa nacido en T¨¢nger, aquellas eran mis calles, y cuando nos tuvimos que ir de mala manera, los que apoyaron m¨¢s la idea de que no deb¨ªamos abandonar aquella tierra fueron los partidos de la derecha dura europea. Muchos nos sentimos apoyados e identificados con aquellas ideas. Pas¨¦ por grupos de extrema derecha y de izquierda falangista. Con el tiempo he reconocido, naturalmente, la raz¨®n que asist¨ªa a los marroqu¨ªes. Ahora bien, sobre esto debo decir que nunca he pegado a nadie. En mi casa se encontrar¨¢n montones de libros o de discos, pero ning¨²n instrumento que evoque, ni de lejos, una actitud violenta. Nunca he sentido la necesidad de hacer karate o de pegarme con alguien.
'La libertad es lo m¨¢s importante'
P.?Y que se pod¨ªa plantear en plena Espa?a franquista desde la extrema derecha?
R. No hab¨ªa nada que plantear. Aquello era la cerraz¨®n absoluta, la incomprensi¨®n total, el miedo a la libertad y el miedo a la masa, que al final fue lo que me alej¨®. La masa no me inspira miedo, y en cuanto a la libertad, siempre he pensado que si algo diferencia a la situaci¨®n- europea de otras es eso, la consideraci¨®n de cada individuo como un ser libre, un par de cualquier otro. El mito que m¨¢s me ha gustado siempre ha sido el de Prometeo, un hombre que roba el fuego a los dioses para dar a los hombres cierta igualdad con los dioses. La libertad produce lo m¨¢s hermoso que puede generar la humanidad, que es el progreso, la posibilidad de opinar, de tratar a los dem¨¢s como personas iguales y respetar sus opiniones. Por eso abandon¨¦ a los que cre¨ªan que una idea se les puede introducir a los otros a base de bastonazos. Luego, Fraga fue decisivo para pasar a otro tipo de planteamientos. "Mire usted, Verstrynge", me dijo, "el orden es un medio instrumental, no es un fin". Yo estaba ya tocado por la revoluci¨®n que supuso el movimiento de Mayo de 1968 en Francia. Vi a mi padrastro, que es comunista, llorar porque pensaba que hab¨ªa llegado lo que tanto tiempo esper¨®. Mayo del 68 puso de manifiesto que para las genera ciones j¨®venes, de muy diferente ideolog¨ªa, no es suficiente la vida consumista que se les ofrec¨ªa. Hay m¨¢s cosas: la cultura, el sexo, la responsabilidad.
P. ?Fue tambi¨¦n Fraga qui¨¦n le empuj¨® a aceptar la candidatura a la alcald¨ªa de Madrid?
R. Bueno, el ayuntamiento de Madrid es el ayuntamiento por excelencia. Ser alcalde de Madrid es una de las cosas m¨¢s bonitas que le pueden tocar a un pol¨ªtico, y la oportunidad de mostrar si se sirve para algo serio o no.
'No quiero nadar y guardar la ropa'
P. Todo ello no fue obst¨¢culo para que a AP le rechazaran el ofrecimiento cinco veces, antes de que usted diera el s¨ª.
R. No, eso no es cierto. La ¨²nica persona a la cual se le ofreci¨® encabezar la candidatura y lo rechaz¨® fue Jos¨¦ Antonio Segurado. Llev¨¦ yo las negociaciones en nombre de Fraga. Puedo certificar que no se le ofreci¨® el primer puesto por Madrid m¨¢s que a esa persona. Al que quiera demostrar otra cosa le va a costar trabajo, porque estoy diciendo la verdad. Luego vino el famoso sondeo diciendo que se pod¨ªa ganar en Madrid, que era posible obtener m¨¢s votos que la suma de los electores socialistas y comunistas si el candidato ten¨ªa determinadas caracter¨ªsticas. Cuando discutimos este nuevo elemento unos cuantos dirigentes de AP en torno a una mesa, todos se me quedaron mirando.
P. Fue una decisi¨®n muy r¨¢pida. Usted declaraba en Valladolid, dos o tres d¨ªas antes, que no ten¨ªa el menor inter¨¦s por ser candidato.
R. Nadie me lo hab¨ªa propuesto. Fraga era relativamente contrario y me preguntaba como iba a organizarme para atender todo. Hubo dos elementos determinantes, la escuesta citada y un estudio interno que demostraba que yo dispon¨ªa de m¨¢s tiempo libre desde la reorganizaci¨®n del partido, y es cierto. Por primera vez en algunos a?os, puedo sentarme en mi despcho y terminar un libro, el ¨²ltimo La cr¨ªtica de la raz¨®n pol¨ªtica, de Regis Debray, que es un buen libro. El estudio demostraba que era perfectamente compatible la secretar¨ªa general de AP y la alcald¨ªa. Es m¨¢s complicada la cuesti¨®n del esca?o por Sevilla, al que renunciar¨¦ s¨®lo si resulto elegido alcalde o si mis electores andaluces se consideran desatendidos.
P. ?Y no le parece que el electorado puede pensar que se trata de nadar y guardar la ropa, por si no consigue la alcald¨ªa?
R. No, en absoluto. Se trata de respetar los compromisos contra¨ªdos. Y los voy a asumir mientras el cuerpo aguante. La situaci¨®n no es tan extra?a. Alfonso Guerra acumula el esca?o por Sevilla, la vicesecretar¨ªa del PSOE y la vicepresidencia del Gobierno. Tanto si soy alcalde como si s¨®lo soy concejal, tendr¨¦ nuevas obligaciones, que pienso cumplir.
P. Eso quiere decir que existe un compromiso por su parte de permanecer en el ayuntamiento de Madrid despu¨¦s de las elecciones, tanto si es alcalde como si es concejal.
R. Si salgo alcalde tengo que renunciar al esca?o de diputado. Si salgo elegido concejal, mis obligaciones ser¨¢n menores y podr¨ªa hacer compatible el esca?o y la concejal¨ªa. Si se demuestra que tampoco son compaginables, me quedar¨ªa, naturalmente, con la concejal¨ªa.
'Pausa fiscal y auditor¨ªa'
P. Y si triunfa ?cual es su proyecto, convertir el ayuntamiento en un baluarte de oposici¨®n a los socialistas, como hace Jacques Chirac en Par¨ªs?
R. No, no. Chirac ha conseguido muchas y buenas cosas para Par¨ªs. Lo que pretendo es resolver los problemas de Madrid y dar a la ciudad la. relevancia precisa. Madrid necesita soluciones imaginativas y la poblaci¨®n, que en su mayor parte tiene 35 a?os o menos, las va a aceptar. ?Fuera rutinas,y soluciones cl¨¢sicas! Hay que mojarse, el alcalde no puede ser un mero espect¨¢culo. ?Por d¨®nde empezar? Hay que establecer una pausa fiscal, detener un incremento de la presi¨®n impositiva, municipal, acumulada a la del Estado, que ya resulta insoportable. Existe el peligro de que la ciudad entre en un penodo de decadencia, de que las empresas se vayan fuera de Madrid y se pierdan aun m¨¢s puestos de trabajo. Hay que gastar m¨¢s razonablemente y pedir menos. Los impuestos y tasas municipales han crecido por encima siempre del incremento del Producto Interior Bruto, del valor de ventas del comercio minorista, del salario m¨ªnimo, del ¨ªndice de precios al consumo. Luego, seg¨²n el Ministerio de Hacienda, se incumplen sistem¨¢ticamente por el ayuntamiento normas legales, el control interno del presupuesto es inexistente, el aumento de los gastos voluntarios es desproporcionado, existen gastos no justificados, gastos que no han tenido reflejo en la contabilidad administrativa... Hay que gastar de una forma distinta. Lo primero que haremos al llegar al ayuntamiento es exigir una auditor¨ªa.
P. ?Pero la captaci¨®n de recursos no est¨¢ en funci¨®n de los objetivos de la corporaci¨®n?
R. Claro, pero es que el Ayuntamiento de Madrid ha adoptado tambi¨¦n criterios retr¨®grados respecto a la corporaci¨®n anterior, como la limitaci¨®n de uso gratuito del transporte por jubilados y pensionistas. Hay que introducir m¨¢s solidaridad y ayuda a quienes lo necesiten. Otro objetivo ser¨¢ devolver Madrid a los madrile?os. La expansi¨®n de los servicios del ayuntamiento no es un fin en s¨ª, hay que ponerlo en relaci¨®n con la demanda de los vecinos. Y otra cosa que nos preocupa es el acojonamiento que nos entra a todos, y que se me perdone la expresi¨®n, cada vez que al volver a casa encontramos una carta del ayuntamiento, que puede ser multa, impuesto que se ha olvidado pagar, recargo sobre cualquier cosa... Luego resulta que resolver un problemilla en el ayuntamiento es una carrera de complicaciones. Respecto a la ORA, hay que flexibilizar el sistema, no hacerlo m¨¢s r¨ªgido. En este asunto me resultan muy llamativas las apelaciones a la coacci¨®n de Enrique Tierno, a qui¨¦n siempre he tenido por un hombre liberal y reflexivo. Y otra cosa, hay que elevar la consideraci¨®n de Madrid. En un Estado de las autonom¨ªas, en el que el sentido de la unidad puede quedar un poco disminuido, es necesario convertir la capital en un s¨ªmbolo com¨²n a todos, como pueden serlo la Corona u otras instituciones. Y defender a los madrile?os. Muchas de las personas del actual equipo municipal son m¨¢s radicales que el propio Gobierno socialista. No es Alfonso Guerra quien se pasea con el pu?o en alto, hablando de que el socialismo es marxismo m¨¢s revoluci¨®n. Fue Enrique Tierno. No entro en sus apreciaciones. Lo que me preocupa m¨¢s es que frente a un Gobierno socialista, que se est¨¢ equivocando m¨¢s veces y m¨¢s deprisa de lo que hab¨ªamos pensado, no es bueno para los madrile?os que el ayuntamiento sea una mera correa de transmisi¨®n de lo que el Gobierno decide. Debe haber all¨ª un equipo que aplauda las cosas buenas que haga el Gobierno y cuando se haga algo mal, se ponga a aullar todo lo que haya que aullar.
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