Contradictoria reacci¨®n de la Bolsa neoyorkina ante la baja de precios del petr¨®leo
La noticia de la reducci¨®n de los precios del petr¨®leo fue mal encajada por las bolsas de valores norteamericanas. Pero la l¨®gica se ha impuesto, y la esperanza de recuperaci¨®n econ¨®mica internacional que entra?a no ha tardado en empujar al alza las cotizaciones. La baja en el precio de los crudos, proceso todav¨ªa en curso (y cuyas ¨²ltimas consecuencias son imprevisibles), ha dado lugar a un cambio radical en el entorno econ¨®mico de los pa¨ªses desarrollados: resurge la confianza en un cercano fin de la depresi¨®n, en que apunta la aurora de un nuevo per¨ªodo de prosperidad. Esta vez se dan hechos tangibles en que apoyar tal confianza: ya no es que Reagan u otro pol¨ªtico haya prometido que las cosas ir¨¢n a mejor o que un t¨¦cnico como Volcker asegure que se podr¨¢ conseguir dinero a menos precio.
Medios energ¨¦ticos m¨¢s baratos significan menores costos de producci¨®n, y eso s¨ª es efectivo. Exactamente lo contrario de lo que ocurri¨® cuando la OPEP, hoy tambaleante, hizo subir en flecha el precio del petr¨®leo y con ello desencaden¨® la prolongada recesi¨®n padecida por los pa¨ªses industrializados, pero cuyas peores consecuencias afectaron a los del Tercer Mundo.
Pero, de un modo aparentemente contradictorio, la primera reacci¨®n fue negativa: cuando se supo que el Reino Unido, Noruega y luego Nigeria bajaban el precio de sus crudos hubo retrocesos en las bolsas de valores y de materias primas. Se impuso la idea de que un petr¨®leo barato iba a reducir de inmediato los beneficios industriales y el valor de las existencias en inventario. Tal reacci¨®n, sin embargo, ser¨ªa de corto alcance. Inmediatamente prevaleci¨® la esperanza en el resurgir de la econom¨ªa industrial.
El Dow Jones de Wall Street, que al comenzar la semana cerraba en el nivel de 1.080 puntos, terminaba el jueves en su m¨¢s alto nivel de todos los tiempos, casi en los 1.022 puntos, despu¨¦s de haber roto la l¨ªnea de los 1.100, nivel rozado con anterioridad en dos ocasiones, pero en el que nunca se hab¨ªa llegado a cerrar.
Muy brillante tambi¨¦n la reacci¨®n de los metales de uso industrial; m¨¢s destacable la de los dos metales utilitarios no f¨¦rricos por excelencia: el cobre y el aluminio, que han igualado o superado sus m¨¢s altas cotizaciones.
En impresionante contraste, la ca¨ªda en vertical de la plata y la muy acentuada del oro. Tiempos poco prometedores para los metales preciosos cuando pierden peso espec¨ªfico como medios de cobertura contra los peligros de la inflaci¨®n (puesto que parecen abrirse atrayentes perspectivas a la inversi¨®n de capitales) y en el horizonte apunta la amenaza de los grandes inventarios en uno y otro metal ahora retenidos por los productores de crudos de Oriente Pr¨®ximo.
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