Los arist¨®cratas de la fe p¨²blica
El proyecto del Gobierno de controlar m¨¢s la actividad de notarios y registradores no ha sido bien recibido por unos profesionales liberales que se resisten a la libre competencia
El anuncio por parte del director general de Registros y Notariado, Francisco Mata, de que se acortar¨¢ la edad de jubilaci¨®n de los notarios, se aumentar¨¢ el n¨²mero de notar¨ªas y registros, se restringir¨¢n las competencias de los colegios notariales para fijar el precio notarial y controlar el aumento de notar¨ªas y se intensificar¨¢ la vigilancia para que se resida en la plaza y se d¨¦: un buen servicio han causado cierto malestar entre los alrededor de 1.700 notarios y 660 registradores existentes en Espa?a. En cualquier caso, el Gobierno no proyecta la funcionarizaci¨®n de ¨¦stos, por lo que seguir¨¢n cobrando del particular por la realizaci¨®n de un servicio de marcado car¨¢cter p¨²blico, si bien con un componente privado. Notarios y registradores progresistas consideran que los actuales aranceles por los que se retribuyen son excesivos y poco sujetos a control.
Los ingresos entre unas notar¨ªas y otras son muy variados. Los para¨ªsos m¨¢s apetecibles son las provincias de Madrid y Barcelona, que con sus alrededor de 180 y 160 notar¨ªas, acapararon m¨¢s del 32% de los instrumentos autorizados en 1980, pese a que, sumadas ambas, no representan ni el 19% del total de notar¨ªas. Es destacable, asimismo, la generalizada aversi¨®n de las notar¨ªas a los barrios perif¨¦ricos y su tendencia a ubicarse en los barrios c¨¦ntricos. As¨ª, mientras el madrile?o barrio de Salamanca posee 63 notar¨ªas, s¨®lo hay una notar¨ªa en Carabanchel y otra en Vallecas, y ninguna en barrios tan populosos como San Blas, Moratalaz, Villaverde o El Pilar, fen¨®meno que se reproduce a¨²n con mayor crudeza en otras grandes poblaciones.Este acaparamiento a nivel nacional de Madrid y Barcelona se repite en el interior de las mismas, creando una indudable saturaci¨®n de trabajo en algunas notar¨ªas. As¨ª, en 1980 -seg¨²n el ¨²ltimo anuario publicado- m¨¢s de cien notar¨ªas madrile?as superaron los 20.000 folios en instrumentos autorizados. Alrededor de catorce de estas notar¨ªas produjeron m¨¢s de 30.000 folios y seis de ellas sobrepasaron los 40.000. Una notar¨ªa de Getafe redact¨® y dio fe de m¨¢s de 70.000 folios, mientras que la de Fuenlabrada hizo otro tanto con 66.000 folios. En Barcelona fue similar el n¨²mero de notar¨ªas que superan los 20.000 folios anuales, si bien no se produjeron cotas de volumen de trabajo tan altas como en Madrid.
Distintos empleados de notar¨ªas han se?alado que "por encima de los 20.000 folios anuales no hay notario, por muy superm¨¢n que sea, que pueda controlar el trabajo". Roberto Blanquer, uno de los notarios a quienes las anteriores fuentes reconocen que efectivamente controla su trabajo, afirma que "esa afirmaci¨®n es inexacta e imprecisa porque no distingue entre folios autorizados en actas de protesto, que no requieren la presencia de persona alguna, y la autorizaci¨®n de folios otorgados por el particular interesado correspondiente, que son las que requieren el asesoramiento, la lectura y, en su caso, el comentario correspondiente, y que son las que de verdad consumen un tiempo".
Un notario del sector progresista matiza que "es m¨¢s indicativo decir que por encima de los mil contratos anuales, es muy dif¨ªcil que el notario ejerza un control efectivo de los mismos". S¨®lo un par de notarios madrile?os autorizaron menos de mil contratos en 1980 y menudearon los que superaron los 10.000.
"En Madrid posiblemente no pasen de veinte los notarios que controlan el trabajo de su notar¨ªa", afirma un oficial de notar¨ªa. Esto est¨¢ provocando en ocasiones, seg¨²n un notario, que sean los oficiales primeros o segundos, cuando no el personal auxiliar o subalterno, quienes est¨¦n llevando en buena parte de las notar¨ªas el trabajo que deber¨ªa ser realizado personalmente por el notario, como es el asesoramiento previo a la realizaci¨®n del documento, pese a que el notario se responsabilice mediante su firma del mismo.
Lucrativa fuente de ingresos
Las cantidades que se reciben en virtud de los aranceles, en opini¨®n de algunos notarios, sobrepasan la mera incentivaci¨®n para agilizar el tr¨¢fico de documentos para convertirse en una lucrativa fuente de ingresos, pese a que los aranceles son porcentualmente decrecientes seg¨²n la cuant¨ªa del contrato. El notario goza en la pr¨¢ctica de una amplia libertad a la hora de fijar el valor de mercado, para aplicar el arancel, si bien el interesado puede recurrir contra el precio fijado. Los colegios notariales y de registradores han pose¨ªdo tradicionalmente una notable capacidad de influencia sobre la Administraci¨®n para determinar la revisi¨®n de aranceles.
Aunque los notarios se quejan de que desde 1971 no se han subido los aranceles, lo cierto es que la base sobre la que se aplica es sustancialmente mayor desde entonces, dado que los valores de las operaciones han ido subiendo, particularmente en el caso de las viviendas, que suponen la principal fuente del trabajo de las notar¨ªas.
Por otro lado, a finales del pasado mes de septiembre, el entonces ministro en funciones de Justicia P¨ªo Cabanillas -notario y registrador-, decret¨® que la determinaci¨®n del precio de cada folio de los documentos notariales se fijase por la Direcci¨®n General de Registros y Notariado, a propuesta de los colegios notariales, lo que signific¨® traspasar a ¨¦stos la compe tencia para fijarlos. Anteriormente el precio del folio notarial era de terminado por decreto en Consejo de Ministros. A consecuencia de esta reforma, se produjo en el oto?o pasado un incremento en m¨¢s de un 200% del coste de cada folio de los documentos notariales sin cuant¨ªa -testamentos, poderes actas, etc¨¦tera-. Esto ha supuesto en algunas notar¨ªas, seg¨²n fuentes solventes, unos ingresos medios adicionales anuales cercanos a los cuatro millones de pesetas.
Dado que los ingresos por folios superaban en algunos casos a los ingresos por aranceles, la Junta de decanos reinterpret¨® dicha subida y determin¨® que nunca el ingreso por los folios superase al ingreso por arancel por el documento en cuesti¨®n y que no se aplicara a los protestos. Algunos documentos sin cuant¨ªa han visto triplicado su precio. As¨ª, un testamento, que an tes costaba 770 pesetas, ha pasado a costar 2.529 pesetas.
Se calcula que cualquier notario de las grandes poblaciones, en concepto de documentos proporcionados por el Estado, protestos de letras y turno de documentos oficiales, ingresa no menos de de 700.000 pesetas mensuales, "aunque sea un callo y no quiera recibi a nadie". Un cualificado representante del notariado progresista manifiesta que la supresi¨®n del arancel "perjudicar¨ªa m¨¢s que beneficiar¨ªa", por los costos que su pondr¨ªa para el Estado la absorci¨®n del mantenimiento de nota rios y empleados de notar¨ªa y la p¨¦rdida de eficacia y rapidez que se producir¨ªa en el despacho, a su juicio. Sin embargo, puntualiza que los aranceles han de ser "justos y debidamente controlados" Dicho notario entiende que no basta con la posibilidad de presentar recursos individuales, porque el cliente no siempre tiene conocimientos para ello, por lo que considera que deber¨ªa ser la Administraci¨®n quien ejerciese unas medidas generales de control, para lo que todav¨ªa no tiene medios eficaces, lo que deber¨ªa hacerse extensivo al cobro del arancel en los registros.
Hay quien apunta como soluci¨®n para limitar los ingresos de las notar¨ªas que ¨¦stas no fuesen de libre elecci¨®n, sino que les correspondiesen zonas determinadas, salvo en los casos en que el car¨¢cter especial o ¨ªntimo del documento -recononocimiento de un hijo, testamentos, etc¨¦tera- hacen necesaria que el cliente elija al notario de su confianza.
35 millones al a?o
El notable pudor de los notarios a hablar de sus ingresos -"a nadie le interesa, y mucho menos a un se?or de la ETA-, se ve vulnerado con fruici¨®n por sus empleados. Seg¨²n ¨¦stos, alrededor de una veintena de notarios madrile?os sobrepasan los 35 millones de pesetas anuales, deducidos gastos. En los casos de lo que uno de ellos califica de factonotar¨ªas, por su desorbitado volumen productivo, se llegan a alcanzar los cien millones de pesetas anuales brutas. No obstante, Roberto Blanquer reconoce que, "efectivamente, los notarios nos ganamos bien la vida", pero explica que "es razonable que un notario se gane bien la vida porque ya dec¨ªan Las Partidas que los notarios deb¨ªan ser unas personas que no tuvieran la necesidad de caer en tentaciones".
En la ¨²ltima declaraci¨®n fiscal hecha p¨²blica, en 1977, la c¨²spide notarial madrile?a declar¨® los siguienes ingresos: Alberto Ballar¨ªn Marcial, 58.863.611 pesetas; Enrique Gim¨¦nez Arnau, 52.665.107 pesetas; F¨¦lix Pastor Ridruejo, 36.094.684, cifras que hoy sobrepasar¨ªan con creces, seg¨²n dichas fuentes. A notar¨ªas medias como las de Carlos Arias Navarro, Jos¨¦ Luis Alvarez, o la de Blas Pi?ar, se le estiman actualmente unos beneficios de veinte millones de pesetas anuales, deducidos gastos. Para frenar el crecimiento incontrolado de algunas notar¨ªas, se estableci¨® hace pocos a?os que a partir de la autorizaci¨®n de 1.500 documentos anuales se incrementase progresivamente la aportaci¨®n a la mutualidad notarial, lo que tambi¨¦n sucede cuando el valor del contrato supera los cincuenta millones de pesetas, si bien algunos empleados de notar¨ªas denuncian que algunos documentos son retrasados para dejar el cupo libre para los m¨¢s sustanciosos. Los notarios tambi¨¦n se quejan de que los costos de mantenimiento de la notar¨ªa se han quintuplicado en los ¨²ltimos a?os.
Residencia en la plaza
Entre los proyectos de Justicia figuran hacer que notarios y registradores residan efectivamente all¨ª donde tienen asignada la plaza. El control del efectivo cumplimiento del deber de residencia y dem¨¢s aspectos relacionados con el buen servicio de registros y notar¨ªas ha correspondido en la pr¨¢ctica a los respectivos colegios, seg¨²n fuentes solventes, si bien el nuevo director de Registros y Notariado anunci¨® que su departamento intensificar¨¢ la vigilancia de estos aspectos.
La pr¨¢ctica de recurrir a un registrador o notario sustituto inientras el titular del registro o la notar¨ªa ocupaba la presidencia del Gobierno, la cartera de Agricultura o la de Justicia, etc¨¦tera, parecen tener sus d¨ªas contados con los proyectos legislativos en materia de incompatibilidades. Los notarios y registradores que opten por conservar su esca?o o cargo no perder¨¢n, sin embargo, seg¨²n fuentes solventes, su plaza, sino que ¨¦sta ser¨¢ ocupada eventualmente por otro notario o registrador, que habr¨¢ de abandonarla cuando aqu¨¦l deje dichos puestos. El anterior sistema imposibilitaba que el notario o registrador firmara, pero no que dejara de percibir los suculentos ingresos, fruto del trabajo de sus empleados y que el sustituto firmaba.
Un actual diputado centrista gallego es vivo ejemplo de este absentismo legal de los registros de la propiedad que tuvo bajo su responsabilidad, puestos que, por otro lado, siempre compatibiliz¨® con los variados y altos cargos que fue desempe?ando en la Administraci¨®n a lo largo de su dilatada trayectoria pol¨ªtica. El registrador de la isla de la Palma durante los a?os 1976 y 1977, informa Carmelo Mart¨ªn, visit¨® la misma en dos ocasiones, pero nunca el Registro de la Propiedad. Su sustituto, recuerdan ahora en la isla, le liquidaba los honorarios en el propio hotel. Pocos isle?os llegaron a saber que el ministro que les visit¨® era, adem¨¢s, su registrador.
El proyecto de Justicia de pasar de 75 a 70 a?os la edad de jubilaci¨®n de los notarios, de entrar en
Los arist¨®cratas de la fe p¨²blica
vigor en el presente a?o, podr¨ªa suponerla jubilaci¨®n de cerca de 130 notarios, aunque problablemente se produzca una pr¨®rroga de tiempo para flexibilizar su implantaci¨®n. Algunos empleados critican la manipulaci¨®n de la imagen del notario en numerosos anuncios, concursos, sorteos, etc¨¦tera, am¨¦n de la publicidad que acarrea del notario en cuesti¨®n. Con respecto a un anuncio televisivo en el que se afirma que se ha probado ante notario un ambientador, precisa un avezado empleado de notar¨ªas, que lo que "dice el notario es que a esa t¨ªa le ponen un pescado y dice que huele a rosas, pero el notario no dice que el pescado huela a rosas o que el ambientador evite el olor del pescado".
La pr¨¢ctica del 'n¨²merus clausus'
El prop¨®sito de recortar las competencias los colegios notariales es interpretado -Francisco Mata tampoco quiso explicitar este punto- como un intento de recortar sus prerrogativas en materia de revisi¨®n de la demarcaci¨®n (determinaci¨®n de las poblaciones en que ha de haber notar¨ªas y la cuant¨ªa de las mismas), am¨¦n de la ya se?alada competencia que tienen para determinar el precio del folio notarial. Actualmente Justicia s¨®lo tiene manos libres para revisar la demarcaci¨®n cada diez a?os o para proveer de notar¨ªas aquellas poblaciones donde no exist¨ªa ninguna. La demarcaci¨®n puede ser revisada en su totalidad tambi¨¦n a los cinco a?os, "si as¨ª lo solicita la mayor¨ªa de los colegios notariales", bajo cuya competencia tambi¨¦n queda la revisi¨®n de zonas parciales.
Obviamente, los intereses de los notarios les llevan a mostrarse reticentes a toda ampliaci¨®n del n¨²mero de notar¨ªas, por posible merma de sus ingresos. El notario Roberto Blanquer lo explica as¨ª: "Imag¨ªnese que usted es notario. Imag¨ªnese que, sabiendo que en una poblaci¨®n hay tres notar¨ªas, usted hace sus c¨¢lculos. Pues yo voy a ir porque sale una vacante, porque tengo antig¨¹edad para pedirlo y porque, habiendo este volumen de trabajo, siendo tres los notarios, la plaza da este volumen de trabajo. Yo llego, yo soy joven y pienso quedarme quince a?os en la plaza. Dos a?os despu¨¦s resulta que a usted le ponen otro notario. A usted le han trastornado porque ha tenido que buscarse un piso y una oficina, apalabrar al personal y de pronto se encuentra que lo que era una competencia de tres se convierte en una competencia de cuatro". No obstante, dicho notario declara que su temor por la ampliaci¨®n de notar¨ªas estriba en que los nuevos notarios no tengan el nivel adecuado de clientela ni de preparaci¨®n jur¨ªdica, dada la precipitaci¨®n en la cobertura de vacantes que ocasionar¨¢, a su juicio, el recortamiento de la edad de jubilaci¨®n y la ampliaci¨®n del n¨²mero de notar¨ªas. Algunos empleados de notar¨ªas, aunque creen que va contra sus intereses, reconocen que el buen servicio exigir¨ªa un notable incremento del n¨²mero de notar¨ªas.
As¨ª, aunque los notarios tienen a gala proclamar que son profesionales liberales, por otro solicitan que el Estado les libre de la libre competencia a que se ver¨ªan sometidos si efectivamente se les considerase como tales. Con ello a¨²nan las ventajas de obtener la seguridad en el empleo -e incluso devengar un sustancioso m¨ªnimo de ingresos- merced al amparo estatal, y las ventajas de tener retribuciones homologables o superiores a las de las profesiones liberales.
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