Protagonismo y silencio en la vida pol¨ªtica de Mota Pinto
Carlos Alberto Mota Pinto, el hombre que acaba de suceder a Francisco Pinto Balsemao a la cabeza del Partido Social Dem¨®crata portugu¨¦s, es una de las figuras m¨¢s conocidas y, a la vez, m¨¢s enigm¨¢ticas de la clase pol¨ªtica portuguesa.A sus 47 a?os tiene detr¨¢s de s¨ª una carrera pol¨ªtica extraordinariamente compleja, llena de altos y bajos, donde los per¨ªodos de protagonismo alternan con misteriosos eclipses.
En la agitada historia portuguesa posterior al 25 de abril de 1975, Mota Pinto fue, sucesivamente, el primer l¨ªder parlamentario del Partido Popular Democr¨¢tico -antigua denominaci¨®n del PSD- en la Asamblea constituyente de abril de 1975 y se considera como uno de los padres de la Constituci¨®n de 1976.
En el congreso de Aveiro, en diciembre de 1975, rompi¨® espectacularmente con Francisco Sa Carneiro, presidente del partido, a quien acus¨® de ser un dictador, y present¨® un documento titulado Plataforma socialdem¨®crata para el socialismo. Derrotado, abandon¨® el PPD con el ala izquierda del partido, pero se mantuvo en el Parlamento como diputado independiente.
Despu¨¦s de su elecci¨®n para la presidencia de la Rep¨²blica, el general Eanes escogi¨® a Mota Pinto para formar parte de la Comisi¨®n Constitucional, cargo que abandonar¨ªa poco despu¨¦s para ser, como ministro de Comercio y Turismo, uno de los independientes del primero Gobierno socialista constituido por Mario Soares en junio de 1976.
Despu¨¦s de la ca¨ªda del Gobierno, en diciembre de 1977, desapareci¨® de la escena pol¨ªtica para regresar, en octubre de 1978, como presidente del segundo Gobierno de iniciativa presidencial, que se mantuvo en funciones hasta agosto de 1979, a pesar de la violenta oposici¨®n de los sindicatos, de Mario Soares y de Sa Carneiro. El l¨ªder del PSD vio en Mota Pinto, y al parecer con bastantes razones, uno de los hombres que m¨¢s activamente trabajaba para la creaci¨®n de un partido presidencial.
Fue el nuevo presidente del PSD quien, en su b¨²squeda de la pacificaci¨®n interna del partido, facilit¨® la reintegraci¨®n de Carlos Mota Pinto, pero sin cargos pol¨ªticos, situaci¨®n en que se mantuvo hasta el domingo pasado. Curiosamente, no fue siquiera elegido delegado al congreso de Montechoro, que hizo de ¨¦l el nuevo l¨ªder del PSD y su candidato a primer ministro. Nada, sin embargo, en el aspecto o en el comportamiento de Mota Pinto evoca al l¨ªder nato, el jefe carism¨¢tico o el conspirador sutil.
Es t¨ªmido en el contacto personal, pero adopta en p¨²blico una actitud mayest¨¢tica y un hablar enf¨¢tico que raya muchas veces en el rid¨ªculo. Pocas personalidades pol¨ªticas han sido m¨¢s despiadadamente caricaturizadas que el nuevo l¨ªder del PSD. Pero en Montechoro las bases rurales del PSD saludaban con admiraci¨®n el discurso de Mota Pinto.
De momento, Mota Pinto est¨¢ muy preocupado por deshacer la imagen poco simp¨¢tica que dej¨® en la memoria colectiva de los portugueses los ocho meses de su presidencia del Gobierno.
Mota Pinto se justifica por "las tremendas dificultades del momento que se viv¨ªa entonces" y se deshace en elogios hacia Sa Carneiro, su m¨¢s virulento cr¨ªtico.
Quiere, "por patriotismo", regenerar la moral pol¨ªtica y arrancar al PSD del pantano de ideas en que se encuentra. Rechaza las acusaciones de derechismo y recuerda que el PSD es un partido complejo, con muchas tendencias, donde tienen "mucho peso las ideas socializantes, en la l¨ªnea de un Fern¨¢ndez Ord¨®?ez".
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