El 44% de la muertes que se producen en Espa?a, provocadas por enfermedades vasculares
"La arteriosclerosis es la epidemia de la edad posindustrial, de la misma manera que en la preindustrial fue la tuberculosis y antes lo fueron las enfermedades infecciosas. Es una epidemia tan actual que un siglo atr¨¢s apenas exist¨ªa: prueba de ello es que el primer infarto de miocardio se describi¨® en 1912 y que fue a partir de la primera guerra mundial cuando se da un aumento horrible de los infartos".Quien as¨ª habla es Pedro Zarco, 52 a?os, jefe de exploraci¨®n cardiopulmonar del Hospital Cl¨ªnico de Madrid y profesor adjunto de la Universidad Complutense.
"Entonces est¨¢ claro que algo ha cambiado en estos ¨²ltimos setenta a?os; pero, ?qu¨¦ es? Para m¨ª, tres factores: que la gente fuma m¨¢s, que se hace menos ejercicio y que se come mucho m¨¢s. Contra estos factores tenemos que luchar si queremos resolver esta epidemia. Y hay que resolverla".
La insistencia del doctor Zarco en la necesidad de resolver esta "epidemia" contrasta vivamente con la actitud m¨¢s resignada de otros especialistas, que parecen incluir la arteriosclerosis en la cuota que tenemos que pagar por disfrutar de un nivel de vida m¨¢s alto.
Tampoco es hablar por hablar cuando se califica a las enfermedades vasculares de epidemia, porque algo epid¨¦mico es sin duda aquello que es capaz de producir, por s¨ª s¨®lo, el 44% de las muertes en Espa?a, porcentaje que no est¨¢ constituido solamente por personas viejas. En este sentido "es l¨®gico", afirma el doctor Zarco, "que a los setenta u ochenta a?os haya personas arterioscler¨®ticas y que acaben muriendo de un fallo cardiaco. Lo verdaderamente alarmante para m¨ª es que la arteriosclerosis afecta cada d¨ªa a personas m¨¢s j¨®venes, de tal manera que yo tengo pacientes que han sufrido infartos (consecuencia de la arteriosclerosis) con s¨®lo veintitr¨¦s a?os y que a partir de los treinta pueden contarse por docenas".
Las razones de un infarto
"A m¨ª me han dicho los m¨¦dicos", explica Jos¨¦ Vidal, "que mi infarto es debido a que tengo el colesterol muy alto a causa de un desequilibrio metab¨®lico. Tambi¨¦n puede haber influido el tabaco: yo fumaba dos paquetes de cigarrillos al d¨ªa"."Casi todos los j¨®venes infartados", afirmar¨ªan los m¨¦dicos un¨¢nimemente, "son grandes fumadores de cigarrillos".
Colesterol y tabaco, por tanto, junto a hipertensi¨®n e ingesti¨®n excesiva de grasas animales, son los factores de riesgo fundamentales que determinan la aparici¨®n de arteriosclerosis y provocan, en ¨²ltima instancia, un infarto u otro accidente vascular. No obstante, no todos estos factores act¨²an por igual en las distintas edades, pa¨ªses y sexos: tener el colesterol alto, por encima de 220 miligramos por cien mililitros, es mucho m¨¢s peligroso en las personas j¨®venes que en las viejas; la hipertensi¨®n, en cambio, comporta parecido riesgo a cualquier edad, aunque las mujeres parecen soportarla mejor. Y tanto hipertensi¨®n como colesterol son en gran medida factores de determinaci¨®n gen¨¦tica o hereditaria, de tal manera que hay grupos sociales que tienen tradicionalmente el colesterol m¨¢s elevado, como los estadounidenses, y otros bajo, como los japoneses. Sin embargo en Jap¨®n, no se sabe bien por qu¨¦, tienen mucha m¨¢s hipertensi¨®n.
"En nuestro pa¨ªs, concretamente", apunta el doctor Zarco, "son mucho m¨¢s importantes la hipertensi¨®n y el consumo de cigarrillos como factores de riesgo que la colesterina; en cambio en Estados Unidos era la colesterina el principal factor. Y digo era porque los americanos han cambiado bastan te sus h¨¢bitos y han logrado disminuir la mortalidad por infarto en un 25% en s¨®lo diez a?os, desde 1968 a 1978".
?Enfermedad de ejecutivos?
En la palabra "h¨¢bitos", que cita el doctor Zarco, quedan englobadas cuestiones como el ejercicio f¨ªsico, el consumo de tabaco y, l¨®gicamente, la dieta. Detr¨¢s de la incidencia mayor o menor de la arteriosclerosis en un pa¨ªs determinado hay, muy a menudo, dietas diferentes que protegen o bien potencian su aparici¨®n: la dieta espa?ola, por ejemplo, es mejor que la est¨¢ndar americana por su menor contenido en grasas animales, y peor que la de los esquimales, los cuales apenas conocen la arteriosclerosis debido a la gran cantidad de pescado que toman."Ellos comen caballa y salm¨®n", explica el doctor Zarco, "alimentos muy ricos en ¨¢cido eicosapentanoico, que sustituye a una de nuestras prostaglandinas m¨¢s perniciosas, el tromboxano A-2, que es el que produce la agregaci¨®n plaquetaria e inicia la arteriosclerosis".
El infarto ha sido habitualmente calificado como la enfermedad de los ejecutivos y, por extensi¨®n, la de las clases sociales alta y media que no realizan un trabajo manual.
Hoy en d¨ªa, sin embargo, est¨¢ poni¨¦ndose en duda esa afirmaci¨®n: "La primera prospecci¨®n sobre la incidencia del infarto por profesiones, publicada en 1940 por Morris, revelaba que los picapedreros y obreros de la construcci¨®n eran los menos afectados por el infarto, y la clase alta y los trabajadores intelectuales los que m¨¢s. Pues bien: en una revisi¨®n actual, el obrero de la construcci¨®n est¨¢ en el tope, y, en cambio, la clase alta ha bajado a los ¨²ltimos puestos de la lista. Este cambio tiene una raz¨®n muy sencilla: antes el obrero com¨ªa mal y hac¨ªa mucho ejercicio trabajando; hoy, todo el trabajo pesado lo hacen las m¨¢quinas, y los obreros comen m¨¢s y fuman tambi¨¦n mucho m¨¢s. Sin embargo, las clases m¨¢s altas, que son conscientes del problema, comen m¨¢s racionalmente, fuman menos y hacen deporte. Como dato anecd¨®tico, yo le puedo decir que en nuestro servicio tenemos muchos taxistas y camioneros, lo cual no es de extra?ar si pensamos que estas personas hacen una vida muy sedentaria, suelen estar gordas, fuman bastante y, desde luego, padecen mucho estr¨¦s".
Para que este dato que nos da el doctor Zarco pudiera pasar de ser una simple curiosidad a tener una consideraci¨®n cient¨ªfica ser¨ªa necesario que existieran unas estad¨ªsticas que ayudaran a situar la incidencia del infarto en Espa?a seg¨²n las distintas profesiones, las clases sociales, las regiones o el sexo, y que nos evitaran a m¨¦dicos y periodistas el comenzar a hablar del infarto con la manida frase: "Seg¨²n una encuesta hecha en Estados Unidos...". "Porque aunque nuestra sociedad y nuestros h¨¢bitos se parezcan cada d¨ªa m¨¢s a los norteamericanos, no todos los datos son extrapolables. As¨ª, hoy por hoy nos encontramos con que no podemos decir que en Catalu?a o en Galicia haya mayor porcentaje de infartos que en La Mancha o Andaluc¨ªa, o que los banqueros espa?oles tengan m¨¢s o menos riesgo que sus contables.
Retrato robot
Por ello s¨®lo nos es dado afirmar que las personas con m¨¢s posibilidades de sufrir un infarto son aquellas que acumulan m¨¢s factores de riesgo: el gran fumador, consumidor de grasas, hipertenso, sedentario y de personalidad nerviosa agresiva ser¨ªa el candidato m¨¢s firme a ello. No hay que olvidar tampoco los factores hereditarios o el padecimiento de enfermedades como diabetes e insuficiencia renal, que tambi¨¦n potencian la aparici¨®n de enfermedad cardiaca". En este retrato robot y en todo el art¨ªculo en general queda impl¨ªcita otra caracter¨ªstica del infarto t¨ªpico: la de ser hombre.El infarto, esto es una realidad, ataca tres veces m¨¢s a los hombres que a las mujeres, y esta desproporci¨®n es mayor, hasta de seis a uno, cuando se trata de personas j¨®venes: as¨ª como no es extra?o dar con un infartado de treinta a?os, resulta bastante anormal que una mujer sufra un infarto con menos de cuarenta.
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