Los del aguante
ENVIADO ESPECIALLos tres diestros sab¨ªan aguantar y aguantaban. La capacidad de aguante de los toreros ¨²nicamente ten¨ªa comparaci¨®n con la del p¨²blico. Vivimos tiempos de aguantarse, no solo en tauromaquia, cierto, pero la tauromaquia es lo nuestro, y a ello vamos. Salieron unos toros pelmazos producidos por el ganadero Juan Mari P¨¦rez, a los que hab¨ªa que aguantar. Tambi¨¦n salieron dos toros bravos, de Joaqu¨ªn Nu?ez (antes Osborne Domecq, nos documentan), con los cuales se podr¨ªa haber hecho el toreo.Eran dos toros guapos, largos, cornalones y con lo que hay que tener, pero sus respectivos matadores no ten¨ªan la tarde torera, que la ten¨ªan de aguante. Algo fino hicieron, sin embargo. Por ejemplo, D¨¢maso Gonz¨¢lez, a quien correspondi¨® uno de ellos, despu¨¦s de resobarlo como acostumbra, se distanci¨® y pudo conseguir unos naturales de amplio recorrido que nos sumieron en meditaci¨®n: "?Ser¨¢ que este hombrecillo de La Mancha, monumento viviente al mal gusto, resulta que sabe torear?".
Plaza de Valencia
19 de marzo. Sexta corrida fallera.Cuatro toros de Juan Mari P¨¦rez Tabernero, discretos de presentaci¨®n, escasos de casta, mansos. Primero y sexto de Joaqu¨ªn N¨²?ez (El Campillo), con trap¨ªo, bravos. D¨¢maso Gonz¨¢lez. Dos pinchazos y estocada corta (Ovaci¨®n y saludos). Pinchazo hondo tendido, rueda de peones y descabello (silencio). Emilio Mu?oz. Estocada ca¨ªda -aviso con dos minutos de retraso- que dobla el toro (oreja). Estocada baja (oreja). El Soro. Tres pinchazos, media ca¨ªda y rueda de peones (ovaci¨®n con algunos pitos y saludos). Pinchazo, otro hondo y descabello (oreja).
La mano baja, el viaje templado
El Soro, a quien correspondi¨® el otro, dio todos los tirones, reolinas y pases mirando al tendido que son de su marca pero, en un momento dado, baj¨® la mano, dibuj¨® el ocho m¨¢s o menos caligr¨¢fico, templ¨® el viaje, apunt¨® el remate a la caera, como debe ser. Tambi¨¦n hizo que nos sumi¨¦ramos en meditaci¨®n, por el mismo motivo. Para qu¨¦ vamos a decir lo contrario. En sus otros turnos, entre los toros pelmazos y la capacidad de aguante de ambos espadas, el tendido se llen¨® de dulces sopores. Hubo unos tercios de banderillas espectaculares y eficaces a cargo de El Soro, que nos mantuvieron despiertos, mas en el resto de la lidia, tanto el albacete?o como el de Foyos nos acunaban.
Cuando se les ocurri¨® pendular la muleta (pues ambos pendulan a base de bien), hubo quien roncaba. En los escasos silencios que se produjeron entre los petardos y las masclet¨¢s de la calle y la algarab¨ªa del p¨²blico que llenaba la plaza, se o¨ªan ronquidos. Que nadie se extra?e. Ahora bien, aguantar, lo que se dice aguantar, quien aguantaba fue Emilio Mu?oz en su lote. Cruce de manso con vago cada ejemplar de ese lote, el torero tuvo el tono card¨ªaco suficiente como para esperar las tardas embestidas, embarcarlas y pasarse los pitones por la faja. En fin, que se jug¨® la piel. Bajaba mucho la mano Emilio Mu?oz.
Serie de redondos y otra de naturales
En el quinto, era evidente su empe?o en bajarla, pero la pon¨ªa de la arena casi a ras, citaba muy encima, como apelotonado con el toro, al cual no le daba la gana de contorsionarse para atender la llamada del enga?o. "?Menudo es fuerzo pretende que haga este se?or!", se le o¨ªa mugir al toro, de Juan Mari P¨¦rez ¨¦l, manso y vago como queda dicho. Horas estuvimos as¨ª, hasta que, all¨¢ a las tantas, Emilio Mu?oz se distanci¨®, cit¨® de frente, y el toro, que ya lo ve¨ªa claro, acept¨® tomar una bonita serie de naturales y otra de redondos, templados y en acabada ligaz¨®n, tal cual mandan c¨¢nones. Estuvo bien, retumbaban oles.
En el m¨¦rito de aguantar, los tres diestros estuvieron cimeros. Compet¨ªan, por supuesto, y ganaba el que sab¨ªa ponerse m¨¢s hidalgo. Era Emilio Mu?oz, pues tiene una crianza urbana, y la campesina, a sus compa?eros se les nota. Alguien dir¨¢ que eso es arte, y habr¨¢ que aguantarse. Porque, la verdad, arte, lo que se dice arte, no se vio ayer en Valencia ni durante la siesta.
Una corrida excepcional
Termina hoy la feria de fallas, que pasar¨¢ a la historia del toreo no solo por las suspensiones de sus primeros festejos, como consecuencia de la huelga de subalternos, sino por una corrida excepcional, como pocas veces se podr¨¢ ver en otras ferias.
Fue la de Celestino Cuadri, el pasado jueves, que no sali¨® aparatosa -aunque estaba muy bien presentada- pero tuvo casta brava y gran emoci¨®n.
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